Todos lo sabemos. Lo más probable es que este año la mayoría de personas reciclen sus disfraces de La Casa de Papel para vestirse de personaje de El Juego del Calamar por Halloween. Pero bueno, también puede que haya todavía personas que sigan con los clásicos y decidan disfrazarse de fantasmas. Es un gran clásico porque el concepto de fantasma es realmente antiguo. ¿Pero cuánto? O, más concretamente, ¿se sabe cuál es la representación del fantasma más antiguo?

Contestar a esto es complicado, pues posiblemente la representación más longeva no sobreviviera al paso del tiempo. Pero si nos centramos en aquellas imágenes que se han conservado con los años y que siguen en posesión de la humanidad, la respuesta a esta pregunta es que el fantasma más antiguo se representó en Mesopotamia, hace 3.500 años, aproximadamente.

Esta historia forma parte del libro The First Ghosts: Most Ancient of Legacies, escrito por el doctor Irving Finkel, quien trabaja como guardián asistente de los artículos de la Antigua Mesopotamia en el Museo Británico. En él narra varias historias, entre ellas las de una tablilla babilónica en la que se representa por primera vez conocida un espíritu. Y la cosa no queda ahí, pues en la misma tablilla se dan también las instrucciones para que los vivos ayuden al fantasma a volver al inframundo si fuese necesario. Eso sí, parece ser que la idea de espectro en aquella época era muy diferente a la que tenemos hoy en día. Sobre todo si comparamos con los fantasmas que protagonizan las historias de miedo y los disfraces tradicionales de Halloween.

Así era el fantasma más antiguo del mundo

Es necesario colocar la tablilla babilónica con la luz y la inclinación adecuadas para ver cómo aparecen en ella dos siluetas, correspondientes a una mujer con las manos atadas y arrastrada mediante una correa por un hombre joven

Según se da a entender en los escritos que la acompañan, se trata de un espíritu que por algún motivo ha salido del inframundo. Después, no sabe regresar, por lo que el hombre que la lleva sujeta por la correa se ofrece a acompañarla.

En la tablilla se ve a una mujer muerta, a la que un hombre conduce de vuelta al inframundo

No es algo terrorífico. Más bien se representa como un alma en pena que necesita salir del mundo de los vivos para volver al que ahora le corresponde. Aun así, el hecho de que esté muerta la convierte en el fantasma más antiguo cuya representación se ha conservado.

En cuanto a la parte posterior de la tablilla, además de describir la escena, se dan las instrucciones para devolver al inframundo a algún posible espíritu que haya quedado atrapado en el mundo de los vivos y “se apodere de una persona y la persiga y no pueda ser perseguido”. Vamos, que se podría decir que da las claves para un exorcismo.

James Fraser y Chris Cobb

Este consiste en realizar un ritual al amanecer en el que se visten con unos atuendos concretos las figurillas de un hombre y una mujer, a las que se conceden objetos como un peine y una cama. Además, se debe hacer un conjuro al dios Sol y ofrecer dos vasijas de cerveza.

Similar a otras leyendas

Resulta curioso el final del texto, pues termina con la siguiente frase: “No mires detrás de ti”.

Esto podría evocarnos las películas de terror en la que el protagonista mira hacia atrás, directamente o mediante un espejo, y se encuentra al fantasma causante de sus desvelos. Sin embargo, en este caso es más bien algo posiblemente relacionado con historias como la de Orfeo y Eurídice

La última frase recuerda a la leyenda griega de Orfeo y Eurídice

Esta es una leyenda de la mitología griega en la que Orfeo, hijo de los dioses Apolo y Calíope, decide bajar al inframundo para rescatar a su esposa Eurídice, que acababa de fallecer. Para llegar hasta allí, debe cruzar el río Estigia, algo que solo pueden hacer los muertos, a bordo de la barca de Caronte.

Ningún mortal puede emprender el viaje, pero Orfeo tenía un as en la manga: su lira. Existen numerosas leyendas sobre su virtuosidad con este instrumento, capaz de conmover hasta a las almas más frías. Caronte no fue una excepción. Cuando el joven comenzó a tocar tristes melodías por la pérdida de su amada, el barquero terminó apiadándose de él y se ofreció a acompañarle.

También debió lidiar con el Can Cerbero, el perro de tres cabezas que custodiaba las puertas del infierno. Pero este tampoco se resistió a su música. La última fue Perséfone, esposa de Hades y reina del infierno. Ella también le dio permiso. No obstante, le puso una única condición: durante el viaje de vuelta al mundo de los vivos, no podría mirar hacia atrás para ver a Eurídice. 

Él aceptó, pero durante todo el viaje tuvo miedo a que Perséfone le hubiese mentido y no fuera su esposa quien le acompañaba. Aun así, resistió la tentación el tiempo justo para volverse a mirar justo al llegar a su destino. El problema fue que la parte de la barca en la que iba Eurídice, que sí que estaba atrás, aún no había pasado a la luz. Por eso, se desvaneció para siempre, dejando a Orfeo destrozado.

Es posible que esta leyenda tenga relación con alguna leyenda mesopotámica, de ahí que se aconseje a los mortales que acompañen a los muertos al inframundo que no miren hacia atrás. Aunque en este caso el viaje sea en sentido contrario. 

Y así es la historia del fantasma más antiguo del mundo. En realidad, no es difícil de imitar para quiénes todavía busquen un disfraz original de Halloween. Desde luego, por las calles habrá muchas menos personas vestidas así que con los monos rojos o el chándal de El Juego del Calamar.

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