Coinbase rompió el molde en 2020. En un post de Medium, explicó que a partir de octubre de ese mismo año estaría prohibido hablar de política en el trabajo. Vivíamos tiempos convulsos en ese momento: una pandemia mundial, el auge de Black Lives Matter y un Donald Trump haciendo todos los esfuerzos para no abandonar la Casa Blanca. El CEO de Coinbase, Brian Armstrong, decidió que lo mejor sería que la política no entrara en las oficinas para evitar conflictos entre empleados y tensiones sin sentido. ¿Tenía razón? Él afirma que los resultados han sido muy buenos, pero la norma sigue teniendo retractores. A pesar de todo, no es la única empresa que ha cambiado este aspecto de su cultura empresarial y otras podrían estar pensando en hacer lo mismo. 

Armstrong comentaba que su post que se ha vuelto algo común que empresas de Silicon Valley formen parte de la actualidad política. Por ejemplo, reivindicando ciertos derechos y uniéndose a movimientos como Black Lives Matter. Además, se ha normalizado que muchos trabajadores tengan muy en cuenta cuáles son los valores de una compañía antes de entrar en ella. O que la abandonen si esta no responde como esperan a un problema social actual. El CEO de Coinbase aclaró que no ve este fenómeno con malos ojos, pero que sí puede ser un factor de distracción y de división.

"Hemos visto lo que las luchas internas en empresas como Google y Facebook pueden hacer a la productividad, y hay muchas empresas más pequeñas que han tenido sus propios desafíos". Continuó: "Quieren trabajar en un equipo ganador, unido y progresando hacia una misión importante. Quieren ser respetados en el trabajo, tener un entorno acogedor en el que puedan contribuir y tener oportunidades de crecimiento".

La cultura empresarial que funciona (según Coinbase)

Cuando anunció la medida en 2020, fue motivo de polémica. Unos pensaban que era una manera de coartar las libertades, otros se quedaron a la espera. Pero parece ser que Armstrong supo acertar qué era lo que querían sus empleados. Al menos según él y su idea de cultura empresarial. En un hilo de Twitter, el CEO subrayó que un año después de prohibir hablar de política en el trabajo, la empresa está más cohesionada, libre de distracciones y peleas internas. También ha servido para aumentar la productividad de la empresa. Y encima no ha afectado a la diversidad, es más, hasta ha mejorado sus cifras en este sentido. 

Recalcamos que, todo esto, según Brian Armstrong. El mismo que habló sobre un aumento de la productividad pero no añadió que también pueden haber afectado otros factores, como que Coinbase saliera a bolsa en abril de este año. Sobre un ambiente más cohesionado y sin peleas internas, tampoco hizo mención a que se ha instaurado el teletrabajo en una gran parte de este último año. Detalles aparte, el CEO sigue afirmando que la política de prohibir hablar de política en el trabajo ha dado muy buenos resultados y anima a otras empresas a tomar el mismo camino. 

La compañía de desarrollo software Basecamp se subió al carro este año. En un comunicado, informó a sus empleados que las aguas sociales y políticas están hoy en día especialmente agitadas y que eso se vería reflejado en la cultura empresarial. "Cada discusión remotamente relacionada con la política, la defensa o la sociedad en general rápidamente se aleja de lo agradable", sostuvo la empresa. El argumento para prohibirlas es el mismo que el de Coinbase: distrae mucho a los empleados y agota su energía. 

Estados Unidos, dominada por la política

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Foto por Darren Halstead en Unsplash

Es cierto que en Estados Unidos estos últimos años han parecido más largos que de costumbre. "La población está fracturada, eso lleva a que se generan muchos debates", dijo a Hipertextual Tony Jiménez, CEO de Richmond Partner en Silicon Valley.

"Los hemos visto en tiempos de Trump, cuando tenías que tener cuidado con lo que decías porque no sabías hasta qué punto podía haber un fanático de cualquiera de los dos lados". Y alertó:

"Esa crispación se ha llevado al mundo de las empresas y con el crecimiento del populismo han crecido también estos debates internos que lógicamente cuando eres la persona que tiene que dirigir una compañía y ves que el ambiente está crispado, quizá te hace tomar este tipo de decisiones".

Tony Jiménez

La política siempre ha sido un tema candente pero, en Estados Unidos, la llegada de Donald Trump lo dividió todo, hasta la forma en la que muchos veían la cultura empreasarial. Un estudio de Betterworks de 2017 arrojó que tras las elecciones de 2017, el 29% de los empleados era menos productivo. Para aquellos que leían 10 o más artículos sobre política en el trabajo, la cifra ascendía al 35%. Además, el 87% leía publicaciones políticas en redes en sus horas de trabajo, mientras que el 80% afirmó que había discutido con un compañero sobre política. 

"Los líderes empresariales deben lograr un equilibrio entre mantener a los trabajadores concentrados y productivos, al mismo tiempo que les brindan el espacio para procesar y participar en noticias y conversaciones políticas", dijo en ese momento Kris Duggan, director ejecutivo de BetterWorks. Otras encuestas, como la de Society for Human Resource Management (SHRM), coincidió en que más de la mitad de sus encuestados dice que las discusiones de temas políticos son más comunes desde 2016. Además, casi la mitad ha vivido una experiencia de desacuerdo político en el entorno laboral.

Libertad de expresión, ¿estás ahí?

2020 fue un año clave en Estados Unidos; el momento en el que toda la tensión política podría disminuir si Donald Trump abandonaba la Casa Blanca. Para los estadounidenses, también fue un pulso democrático por las amenazas del ahora ex Presidente de boicotear el resultado si Joe Biden resultaba ganador. Por eso, que Coinbase prohibiera hablar de política en el trabajo unos meses antes de las elecciones presidenciales fue, según un artículo de The Verge, una decisión equivocada.

Si existe una norma que prohíbe hablar de política, es necesario reforzar los mecanismos para denunciar comportamientos dentro de la empresa

"Puedo aceptar que (...) cualquier empresa no tenga opiniones sobre muchos temas. Pero durante un año electoral en el que la democracia está en juego y la violencia contra los manifestantes está respaldada por el estado, la justicia racial no puede ser uno de esos temas. (...) Coinbase no es apolítico, sino tan político como él (el CEO) quiera, y esas políticas serán lo que Brian Armstrong diga que son”.

Esta crítica de The Verge hace referencia a uno de los motivos principales para rechazar la norma. Según los detractores, que esté prohibido hablar de política en el trabajo viola la libertad de expresión de los empleados y pone en jaque su cultura empresarial. En este sentido se posicionó también Tony Jiménez desde Silicon Valley y explicó que el primer paso es que exista un mecanismo para que se investiguen las denuncias que los empleados pueden hacer contra la compañía en la que trabajan. 

Los 'gargantas profundas'

No sería la primera vez que se esconden informaciones de empleados sobre los intríngulis de algunas de las personas más importantes de Silicon Valley. Fue el caso de Jason Damore en Google y, el más reciente, el de la ‘garganta profunda’ Frances Haugen que ha provocado a Facebook más de un dolor de cabeza. "Es necesario un mayor control", dijo Jiménez, "que las denuncias se hagan de manera más simple y que a través de organismos se pueda hacer que se cumplan las reglas". 

El CEO de Richmond Partner distingue esto del buen comportamiento. En este sentido, afirmó que las empresas en las que se trabaja mucho y bajo mucha presión, "como es el caso de las tecnológicas", es bueno que se establezcan unas reglas. Del mismo modo que se pide que no se tire basura al suelo, también se pide que la política no enturbie el ambiente laboral. "Un CEO debe velar por el buen ambiente entre los empleados y eso muchas veces no se consigue dando libertades absolutas. A veces las reglas nos llevan a obtener ese buen comportamiento", opinó para Hipertextual

La cultura empresarial basada en reglas

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Foto por Campaign Creators en Unsplash

A pesar de la polémica creada por la decisión de Coinbase, Tony Jiménez afirmó que no ha identificado un debate muy intenso sobre este tipo de decisiones. Sí ha llamado la atención, pero "la sociedad americana está muy acostumbrada a regirse por las reglas". Por ejemplo, cuando una persona alquila un apartamento y se comparten espacios comunes, en muchos casos prohíben ondear banderas que puedan expresar temas sociales o sobre política para evitar conflictos entre vecinos.

Medidas como la de Coinbase pueden no ser tan diferentes aunque el contexto es distinto. "Ahora tiene más relevancia porque desde la pandemia, al trabajar desde casa, se utilizan herramientas como Slack que llevan a compartir opiniones con compañeros de trabajo. Y si se prohíben se puede interpretar que la compañía está actuando de manera más rígida", planteó Jiménez. 

Reforzar los mecanismos

Por lo tanto, continuó, es necesario distinguir entre una medida dentro de la cultura empresarial que corta las libertades de un trabajador a la hora de expresar lo que opina de la compañía y otra que quiere marcar los buenos comportamientos dentro de la empresa. "En España, por ejemplo, algunas compañías limitan el tiempo para tomar un café y la medida de Coinbase es un poco igual. Si los empleados discuten por Slack o en persona sobre temas de política se pierde la productividad", concluyó Tony Jiménez. 

También puede ser una manera de desconectar del ámbito laboral. En algunas empresas tecnológicas se ha seguido el modelo y cultura empresarial de Google y se ha instalado en las oficinas opciones de ocio como mesas de ping o pong, bares o espacios para reuniones informales.

Algunos empleados pasan todo el día en su entorno laboral porque ahí tienen todo lo que necesitan y es también con los compañeros de trabajo con los que pasan la mayor parte de su tiempo "libre". Que esté prohibido hablar de política en el trabajo puede ser para estas personas un problema, pero también una manera de fomentar que lleven una vida aparte de su trabajo, con amistades con las que discutir sobre política y los temas sociales actuales.

Hablar de política... ¿en la oficina?

La verdad es que cuando el CEO de Coinbase tomó la decisión de prohibir la política en el trabajo, tenía datos para argumentar la medida. Una encuesta de Harris Poll arrojó que el 70% de los estadounidenses apoyaría que la cultura empresarial de su compañía limitara la discusión política en el lugar de trabajo. El problema puede ser que la mayoría de trabajadores no se siente seguro al hablar de política con sus compañeros; tal y como añade el estudio, el 32% de los encuestados no quiere expresar sus inclinaciones políticas en la oficina. No obstante, sí creen que sus superiores deberían posicionarse. Específicamente, el 61% espera que su empresa se pronuncie sobre problemas raciales, según un estudio de Edelman. 

Los resultados de la encuesta han sido el caldo de cultivo para tomar la polémica decisión de Coinbase. Pero también otros estudios que afirman que los jefes de las empresas están cada vez más preocupados por las conversaciones sobre política en la oficina. Concretamente, los CEOs están inquietos porque las conversaciones pueden descontrolarse o ser tóxicas, lo que provocaría conflictos en el lugar de trabajo. Eso, tal y como apuntábamos anteriormente, afecta directamente a la productividad de la empresa. Y todo jefe hará todo lo posible para que estas cifras bajen lo mínimo posible. 

La cultura empresarial que tiene consecuencias

Aunque quizá prohibir las conversaciones sobre política no sea la mejor manera. En primer lugar, las empresas que han implementado esta medida dentro de su cultura empresarial no han estado exentas de polémica y han tenido que hacer frente a la renuncia de una parte de su plantilla. Sobre todo en el caso de Basecamp, que tomó la decisión casi un año después que Coinbase. Un artículo de Harvard Business Review analizó el contexto en el que estas dos empresas decidieron que prohibir las conversaciones sobre política era una medida adecuada y concluyó que, en lugar de vetar esas voces, sería más adecuado crear una cultura laboral en la que todas las opiniones sean respetadas. 

En lugar de prohibir, lo ideal sería crear un plan para fomentar el respeto entre los trabajadores

En Harvard Business Review apuestan por un plan en el que se genere empatía y se fomente el respeto por las opiniones de los demás. Una buena manera es creando espacios en los que todos puedan participar y que aprendan a debatir y superar sus diferencias. "Hemos visto a jefes traer tortas caseras (o no) para fomentar el chat improvisado o las agendas de reuniones de Zoom que incluyen unos minutos para que los participantes expliquen algo fuera del ambiente laboral", rezaba el artículo. 

Asimismo, proponen que se invite a discutir sobre diferentes puntos de vista y que también se tomen los errores de una forma positiva. En una discusión sobre temas políticos, la presión de tener un mensaje perfectamente articulado puede ser perjudicial, además de que muchas personas pueden permanecer en silencio por miedo a que nos valoren de manera negativa o por vergüenza. 

La habilidad de saber discutir sobre política

Todas estas estrategias son la base de uno de los factores más importantes dentro de la cultura empresarial: enseñar a la gente a discutir. "Desarrollar la capacidad de discrepar bien tiene beneficios más allá de la capacidad de la empresa para manejar las diferencias políticas; es fundamental para la capacidad de innovación de la organización", apuntaba el análisis.

Llegar a conseguir esto es un gran esfuerzo para los jefes de las empresas y los expertos detrás el artículo de Harvard Business Review dejaron entrever que prohibir a los trabajadores que hablen de temas políticos puede ser un indicio de que la empresa no puede manejar bien ciertos desafíos. Por eso, recomiendan que antes de prohibir ciertas prácticas, se compruebe si se están encubriendo ciertas deficiencias. "Si es así, la prohibición es solo una tirita", concluyó el análisis. 

Prohibir o gestionar, esa es al cuestión

En España, no hay ninguna empresa que haya tomado estas decisiones o que haya dicho públicamente que se plantea incluirlas dentro de su cultura empresarial. No obstante, sí están implementando cada vez más protocolos de gestión de conflictos. Elisa Sánchez, coordinadora del grupo de salud laboral del Colegio Oficial de Psicólogos (COP) Madrid, forma parte de algunos grupos de trabajo para gestionar conflictos. Aunque reconoce que puede ser buena idea que la empresa intente evitar discusiones, prohibirlas no es la mejor opción.

En el caso de Coinbase, coincidió en que Brian Armstrong implementó la medida en un año de elecciones en el que la población estaba fuertemente dividida. "Es cierto que, dependiendo del tipo de empresa, puede interferir en el trabajo", dijo a Hipertextual. "Algunas personas pueden incluso sentirse molestas después de alguna conversación y querer abandonar grupos de trabajo".

Es normal que alguien pueda sentirse de esta manera porque, continuó Sánchez, la política, el sexo y la religión son temas que mueve muchos aspectos emocionales y creencias arraigadas. Puede suceder incluso en los deportes. "Si alguien es seguidor de un equipo desde los 4 años es por la vinculación de ese equipo con la familia. O porque quieres ser del mismo equipo que tu padre o por todo lo contrario", explicó.

Discutir desde la emoción

Temas como estos siempre van a estar relacionados con los valores que transmite una familia y por eso se discute sobre ellos desde la emoción, y no desde la razón. En ese momento es cuando una conversación puede derivar en una discusión. "Es necesario que las personas tengan una empatía y asertividad muy bien desarrolladas para poder hablar de estos temas opinando de forma distinta", añadió Elisa Sánchez.  

Necesario, pero muy difícil. Por eso, algunas compañías pueden haberse planteado incluir dentro de su cultura empresarial la prohibición de conversaciones sobre temas políticos y, muchas veces, polémicos. Sánchez propone que las empresas podrían recomendar conductas para mejorar el ambiente en la oficina. "Que se fomente el ser respetuoso con otra persona, sobre todo con los que tienen un punto de vista diferente". Pero no cree que prohibirlo sea la solución.

Del mismo modo que los compañeros hablan durante el fin de semana y sobre temas como futbol, debe ser posible hablar de todo

Tampoco lo cree Salvador Sicart, director de HAYS Technology y HAYS Response en España. Pero sí está de acuerdo en que se haga mucha pedagogía. "Se trata de un tema tan sensible que hay que aplicar criterios de sensibilidad porque las personas se llevan estas discusiones a lo personal y no son proporcionales", coincidió con Elisa Sánchez.

¿Y hablar de política en redes sociales?

En estos casos, Sicart apostó por aplicar el sentido común y, del mismo modo que los compañeros de trabajo hablan durante el fin de semana, de fútbol o de otros temas, también debe ser posible hablar de todo. Siempre y cuando se haga desde la madurez, responsabilidad y empatía. En este contexto, añadió que otro aspecto es hablar sobre temas políticos en redes sociales, sobre todo cuando hay un momento de polarización por un caso de actualidad.

"Esto es importante porque, aunque esa persona publique su propia opinión en redes sociales, es un embajador de la empresa y cualquiera puede interpretar que esa es la opinión de la empresa. En estos casos, sí que creo que hay que regularlo y crear códigos de conducta muy concretos para controlar estos mensajes".

Salvador Sicart

La psicóloga Elisa Sánchez, así como el artículo de Harvard Business Review, apuestan por tener estrategias que fomenten la buena relación entre los empleados. Motivarles a discutir desde el respeto y la empatía. Pero incluir todos estos aspectos en la cultura empresarial de la empresa y llevarlo a cabo será, por supuesto, un esfuerzo mayor que prohibirlo e intentar cortarlo de cuajo. Coinbase ha dejado claro cuál es su estrategia.