El juicio de Theranos, y más concretamente para Elisabeth Holmes, ya ha comenzado. Hace unos días se anunciaba la fecha definitiva para sentar a la fundadora de la compañía de máquinas de análisis de sangre en el banquillo. Uno que compartiría con su socio Sunny Balwani, pero que terminó siendo individual. Parte de la defensa de Holmes radica en su papel de víctima respecto al mundo y al empresario que le doblaba la edad, que usó a la joven estudiante de Stanfor como mecanismo para estafar a inversores, pacientes y al mundo en general con sus supuestas máquinas de análisis de sangre.
Sea como fuere, en la sala número 4 de audiencias de California se dieron los primeros pasos de un juicio que puede durar meses. Era el turno de las presentaciones por parte del fiscal federal y el abogado de la defensa. Ambos sentaron las bases sobre las que se debatirá durante las próximas semanas.
Para Robert Leach, fiscal federal que lleva el caso contra Holmes, la situación está meridianamente clara: "Este es un caso de fraude, de mentir y hacer trampa para obtener dinero", recoge The Washington Post en palabras de Leach. Independientemente de la motivación que llevase a Holmes a tomar las decisiones que llevaron a Theranos a donde está hoy, el fiscal argumentaba que "sin tiempo y sin dinero, Elizabeth Holmes decidió mentir".
¿Cómo? Para Leach el proceso está claro. Sin dudas de las buenas intenciones de la fundadora en los primeros pasos de Theranos, la compañía pronto se quedó sin fondos para seguir investigando. Tenían algunos acuerdos con pequeñas farmacéuticas, y Pfizer había rescindido su inversión ante la falta de resultados. La decisión de Holmes y Balwani –a los que mete en el mismo saco de los acusados– fue la de llegar a acuerdos con Walgreens y Safeway, dos grandes compañías en el país. Se logró con informes falsos y a su favor de Pfizer.
En este punto, el resto es historia. Ambas compañías implantaron el sistema de Theranos sin saber que la propia empresa mandaba los análisis de sangre a laboratorios convencionales o máquinas de terceros. Esto tampoco cumplía con los inversores, que no obtenían los resultados esperados de la empresa en la que se habían dejado más de 4.000 millones de dólares.
Con esto, argumentó el fiscal, Holmes consiguió convertirse en la heredera virtual de Steve Jobs. La joven promesa de Silicon Valley que iba a cambiar el mundo con un máquina de análisis de sangre.
¿Theranos es uno más de tantos fracasos de Silicon Valley?
Al otro lado de la sala, la defensa de Holmes optó por un discurso completamente diferente. Con el posicionamiento de que Balwani era el cerebro de la situación y Holmes una víctima en sus manos, la idea partió del propio concepto de fracaso.
"El fracaso no es un crimen. Hacer todo lo posible y quedarse corto no es un delito", argumentó Lance Wade y según recoge The Verge. Es decir, la defensa de Theranos y Holmes apunta a la esencia del propio emprendimiento: "haz todo lo que puedas hasta que lo consigas, aunque el mundo crea que ya lo has hecho". Argumentando, además, que pese a que las acciones de la compañía valieron millones en su punto más alto, ella nunca se benefició de ellas.
¿Es un delito o la esencia del emprendedor? En definitiva, la compañía simplemente estaba iniciando un camino hacia algún sitio a través de la ciencia, sin ver una ilegalidad en ello. De haberla, principalmente en la sección de laboratorio, el abogado de la defensa argumenta que era precisamente la división a cargo de Balwani. Si este no informaba correctamente a la fundadora, esta no sería causante de los fallos. De hecho, Wade apunta al hecho de que confiar en Balwani como su principal asesor fue uno de los errores más grandes de la fundadora.
En cuanto a los inversores, para Wade está claro su papel en la historia. La inversión en Theranos era una apuesta de riesgo que podría salir mal o bien. Salió muy mal, pero eso no es culpa de la propia compañía.