The Comedy Wildlife es un concurso de fotos de la naturaleza de lo más peculiar. Cada año, reúne a miles de fotógrafos, que presentan en sus instantáneas el lado más cómico del medio natural que nos rodea. Se trata de momentos únicos, muy difíciles de captar, capaces de sacarnos una carcajada a la vez que admiramos la belleza de la imagen.
Este año, sus organizadores no las tenían todas consigo. Al fin y al cabo, la pandemia de coronavirus ha dificultado muchos desplazamientos, por lo que pensaban que se presentarían menos fotógrafos al concurso. Pero no ha sido así.
De hecho, ha habido una gran participación, con más de 7.000 fotos enviadas desde lugares de todo el mundo. Esto ha hecho muy dura la tarea del jurado, que ya ha encontrado las que, bajo su criterio, son las 42 mejores fotos. Ya con esas finalistas preparadas, ahora será el público el que tendrá hasta el 12 de octubre para votar sus favoritas. Después, el 22 de ese mes, se anunciarán los ganadores. Pueden verse todas las finalistas en su página web, aunque aquí os mostramos algunas de las más divertidas.
¡Duele!
Vamos a reconocerlo. Los seres humanos nos partimos de risa con los vídeos de caídas, siempre que la persona que sale en ellas no se haya hecho demasiado daño.
Con los animales no es diferente. Si encima es un mono, con el parecido que tienen con nosotros, es imposible no reírse. Aunque no sea una caída, sino apoyarse sobre una barra metálica con una parte desafortunada del cuerpo. Es lo que ocurre en esta foto, en la que Ken Jensen captó justo la cara del mono en el momento que descubrió que subirse ahí a horcajadas no había sido una buena idea.
Fotos de la naturaleza, también en la ciudad
No es necesario irse a una selva tropical para hacer fotos de la naturaleza. La biodiversidad urbana también es magnífica, como muestra John Spiers con esta foto, en la que además todos nos podemos ver identificados, cuando un día estamos en la playa en bañador y al siguiente tenemos que salir con paraguas y chaquetita porque refresca. El otoño nos abofetea en la cara. Como a esta paloma.
El divo del concurso
Esta foto es genial, tanto por lo simpático que se ve el oso con esa cara y esa pose como por el título que le ha dado Wenona Suydam. ¿Quién no querría ser amigo de alguien que titula a esto Dibújame como uno de tus osos franceses?
Elegante, pero a ratos
El águila calva es un ave majestuosa. Pero ni ella es capaz de mantenerse elegante todo el tiempo. A veces tienen momentos embarazosos, como este que captó David Eppley.
¡Arre, jirafa!
Esta imagen podría estar sacada de Jumanji o de El Rey León, pero no. Es una escena real, captada en Uganda por uno de los participantes del concurso de fotografías de la naturaleza, Dirk Jan Steehouwer.
¿Y tú de qué te ríes?
Cuando busques motivos para sonreír, piensa en esta serpiente que inmortalizó Aditya Kshirasagar para el concurso. O en el caballito del diablo fotografiado por Axel Bocker. No tenemos claro si estos animales tenían muchos motivos, pero su sonrisa seguro que te hace reír a ti también.
No tan contento
En cambio, este pájaro no sabemos si le acaba de llegar la factura de la luz o si ha vuelto de vacaciones, pero está mucho menos contento que la serpiente de la imagen anterior.
Es la imagen presentada por Andrew Mayes para el concurso de fotos de la naturaleza.
De discoteca
Este mono está disfrutando bastante más que el primero. Se trata de un langur, que fue captado por Sarosh Lodhi justo en el momento en el que, ante el pasotismo de sus compañeros, comenzaba un baile propio de cualquier rey de las discotecas.
No todo es lo que parece en las fotos de la naturaleza
Lógicamente, que una serpiente abra la boca a modo de carcajada no indica que esté feliz.
La magia de este concurso es captar a los animales en el momento justo para conferirles una pose cómica, en ciertas ocasiones casi humana. Pero para seguir captando fotos de la naturaleza es importante velar para que esos modelos sigan estando en ella. Si realmente todos ellos pudieran sonreír, seguro que lo harían al saber que nos preocupamos por su supervivencia y porque su hábitat nunca sea un lugar inhóspito en el que vivir.