Las ventajas de la inteligencia artificial son prácticamente infinitas. Facilitan la producción, son extremadamente rápidas en los procesos de creación, solucionan errores casi imposibles de solventar por humanos y aportan nuevas ideas. No obstante, hay una tarea relativamente sencilla que apenas es legal en muchos países: dejar que la inteligencia artificial patente cosas.
Hasta ahora, pocas regiones han admitido que una inteligencia artificial sea capaz de patentar cosas y figurar como inventoras de esa idea en las respectivas oficinas de Propiedad Intelectual. El último país en permitirlo ha sido Australia. El Tribunal Federal rectificó una decisión llevada a cabo por el Comisionado de Patentes, que en un primer momento negó que la inteligencia artificial pueda considerarse inventora y, por lo tanto, registrar patentes, tras un fallido intento por parte de "Dabus", una IA que solicitó registrar varios productos.
Dabus (dispositivo para el arranque autónomo de la sensibilidad unificada) ha sido creado por Stephen Thaler. Se trata de sistema de aprendizaje automático capaz de generar ideas e inventar productos, como un un contenedor de alimentos y bebida basado en geometría fractal para un mejor agarre y conservación del calor. Por el momento, la IA de Thaler ha intentado registrar ese producto en diferentes oficinas de patentes. En Australia, así como en otras regiones, se rechazó la solicitud al no tratarse de una persona física.
Australia y Sudáfrica consideran a una IA como inventora
Finalmente, el juez Jonathan Beach, aclaró que la ley de Australia no menciona específicamente que las patentes tienen que ser inventadas por un humano. Por lo tanto, una IA no puede tener el derecho a solicitar una patente, pero sí puede aparecer como creadora.
Recientemente, La IA de Thaler ha conseguido figurar como inventora de esa idea en una patente registrada en Sudáfrica. Se trata del primer país en admitir que una inteligencia artificial puede ser considerada creadora. En otras regiones, como Reino Unido o Estados Unidos, la solicitud se rechazó, dado a que es necesario que la patente esté registrada por un humano. No consideran, además, que un robot tenga capacidades jurídicas.
Tanto la decisión de Australia, como la de Sudáfrica, pueden servir de ejemplo a otros países que anteriormente denegaron la solicitud de patente Dabus.