The Ice Road, dirigida por Jonathan Hensleigh, es una combinación de géneros muy peculiar. En manos más hábiles podría haber funcionado y brindado una mayor precisión en su argumento. Pero Hensleigh no las tiene todas consigo para lograrlo. El suspense, la acción y el drama se combinan sobre una idea de peligro que podría ser acertada, de ser menos ambigua.

Más que la poca habilidad del director para narrar una historia compleja, está el hecho de que lo hace sin decidir muy bien el tono que desea adoptar.

Tal vez se trate de que el argumento se basa en el Thriller francés del ’53 The Wages of Fear de Henri-Georges Clouzot. El director, acostumbrado a las historias complejas de alto contenido humano, creó una mirada sobre el riesgo relacionada con el miedo y la vulnerabilidad. 

A su vez, la novela homónima de Georges Arnaud es una complicada red de percepciones sobre el origen de la amenaza. Tanto una como otra, exploran con cuidado un incidente potencialmente mortal con el que se debe lidiar con escasos recursos. 

Pero The Ice Road hereda poco de su antecesora y recorre el peligro desde una visión plana. A pesar de sus intenciones, no logra poner el drama de los personajes en primer lugar. En vez de eso, recurre a una serie de trucos argumentales para aumentar la tensión y el suspense. El resultado es una combinación artificial del anuncio de una proeza que nunca llega a resultar satisfactorio.

Hensleigh toma la audaz decisión de llevar los recursos visuales al mínimo, en contraposición a la forma como el centro de la trama funciona. Lo hace como un recorrido hacia el riesgo medido, que tiene mucho de análisis sobre el comportamiento humano frente al miedo. Pero el planteamiento, que podría haber resultado dando mayor atención a los personajes, termina por ser una mezcla poco afortunada de estilos

¿Trata Hensleigh de crear un recorrido en potencia mortal con el añadido de una responsabilidad moral?. O al contrario, ¿se trata de un trayecto hacia ideas un poco más complejas sobre el heroísmo? El director no se decide por ninguna dirección y es esa falta de definición, lo que afecta el discurso central del film.

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'The Ice Road': un recorrido hacia una trampa mortal

La premisa de The Ice Road es dura y abrumadora: la supervivencia en mitad de una situación en la que todos tienen algo que perder.

Una explosión de gas metano en una mina de diamantes atrapa a los trabajadores en su interior. Se trata de una circunstancia compleja, que además se agrava con las horas. No solo por la cualidad combustible del metano, sino por el rápido deterioro de las condiciones en la mina. 

Hay la probabilidad de una segunda explosión, además de la de una tragedia aún más complicada. Como si todo lo anterior no fuera suficiente, para liberar a las víctimas se requiere maquinaria especializada. Una que no podrá llegar — y mucho menos, en el tiempo necesario — a la remota mina canadiense en que transcurre la acción. Y además, llegar al lugar preciso mientras el reloj transcurre en contra de las probabilidades de supervivencia en The Ice Road. 

La explosión ocurre en las últimas semanas de abril, por lo que el deshielo ha comenzado

De modo que la solución queda en las manos de una maniobra desesperada. Una que incluye utilizar los llamados caminos de hielo. Se trata de un tramo que atraviesa los lagos congelados durante el invierno. No obstante, la explosión ocurre en las últimas semanas de abril, por lo que el deshielo ha comenzado. La placa de hielo que podría sostener maquinaria pesada es ahora en extremo frágil y hay una considerable posibilidad de que se rompa en la operación.

The Ice Road

A pesar del riesgo latente que genera The Ice Road es el único medio para llegar a la mina. Así que Mike McCann (Liam Neeson), su hermano Gurty (Marcus Thomas) y Jim Goldenrod (Laurence Fishburne) y Tantoo (Amber Midthunder), toman la decisión de tomarlo. El director crea la sensación que no hay otra solución viable, y además añade condiciones críticas a lo que ocurrirá a continuación.

Los camiones no pueden ir demasiado lento, porque el hielo que les sostiene terminará por romperse en pedazos por la presión. Tampoco pueden avanzar más allá de la velocidad estandar, porque podría provocar una grieta que se extienda a lo largo del camino. Al final, la decisión es inevitable. El riesgo sobre los tres camiones que llevarán a cabo la misión es enorme. Pero la alternativa es la muerte de los atrapados en la mina.

¿Puede funcionar la propuesta entre el thriller y el suspense como una especulación amplia? En realidad, The Ice Road es una exploración consciente sobre la posibilidad de un desastre inminente. Ya sea que la misión resulte un fracaso o que la mina sufra una nueva explosión, la historia hace hincapié que no hay una salida sencilla. Mucho menos, efectiva. De modo que escoger entre un mal menor, se convierte en una mirada concreta sobre cómo Hensleigh usa la tensión.

La vida pende de un hilo

Por supuesto, The Ice Road pudo usar con mucha más elegancia este dilema sin solución. A la larga, alguien va a morir . Y, de hecho, lo más probable es que los personajes deban enfrentarse al final que todos sus esfuerzos han sido en vano. El director toma la decisión de crear una película con un trastorno pesimista por necesidad, en la que es evidente no todo saldrá bien. Eso a pesar de la posibilidad de un eventual rescate. 

No obstante, para su segundo tramo, The Ice Road pierde buena de esa concepción sobre la catástrofe inminente en un inesperado cambio de rumbo. La tensión entre los camiones de hielo a punto de romperse y el trayecto casi suicida no es suficiente para sostener la historia. En especial, cuando buena parte de su efectividad radicaba en la preocupación por las víctimas o quienes intentan rescatarles. Pronto, la trama necesita de algo más que el anuncio del desastre para resultar de interés. 

The Ice Road parece perder su punto más atmosférico para convertirse en una combinación de situaciones abrumadoras

Quizás se trate que esta acción requiere de un guion que jamás pierda el pulso o que Hensleigh, sostiene lo temible desde paisajes interminables y genéricos. Poco a poco, The Ice Road parece perder su punto más atmosférico para convertirse en una combinación de situaciones abrumadoras. 

Y aunque el director se esfuerza en mostrar la desesperación de sus personajes por llevar a cabo un rescate imposible, no lo logra. Para su hora final, una colección de clichés inesperados y salidas sencillas sustituyen el ritmo preciso anterior. A pesar de su extraordinaria premisa y buen uso de recursos, The Ice Road termina por decepcionar por no cumplir con toda su dura premisa. 

El peligro termina por ser una percepción sobre lo humano que no se profundiza lo suficiente. Lo que era una estupenda versión sobre la necesidad de supervivencia, se convierte al final en una serie de lugares comunes.

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