Ahora que las temperaturas en buena parte del hemisferio norte hacen que parezca que hemos bajado al mismísimo infierno, todos estamos más irritables. Es un efecto más que frecuente, pero no solo a nivel de humor. También es común que aumente la violencia por el calor. Esto es extrapolable a violencia verbal, a riñas entre personas e incluso a crímenes.
Precisamente son los crímenes violentos los que más preocupan, pues son muchos los estudios que encuentran una correlación clara con las altas temperaturas.
La relación es evidente. Las que no están tan claras son las causas, aunque sí que es cierto que existen varias teorías al respecto. En general, parece ser que el calor aumenta los niveles de estrés y la incomodidad. Y, con ello, también la violencia. Pero veamos qué dicen los estudios.
Ejemplos de violencia por el calor
Te levantas un día de agosto a las 8 de la mañana y ves cómo el termómetro roza ya los 30 grados. Intentas aguantar aunque sea una hora sin tener que recurrir al aire acondicionado, pero el calor es insoportable. Mientras tanto, aún sin haber tomado el primer café del día, alguna de las personas que viven contigo te dice que hay que comprar papel higiénico, que no queda. Quizás le contestes un poco más borde de lo normal. Esa es la irritabilidad inofensiva que provocan las altas temperaturas.
El problema es que al otro lado están los asesinatos, los asaltos violentos y hasta la violencia entre deportistas. Esto último, de hecho, se menciona en un artículo de 2017 de la revista Explore, en el que se analizó cómo afectaba la violencia por el calor a los jugadores de béisbol. Al parecer, en este deporte existe una tradición. Si un jugador lanza la pelota con la intención de golpear al bateador, uno de los compañeros de este último hará lo mismo con alguien del otro equipo. Este acto de supuesta justicia deportiva es más que conocido, pero no se hace siempre. Solo hay unos pocos jugadores que deciden tomar represalias. Y, según algunas investigaciones comentadas en Explore, los casos aumentan a medida que suben las temperaturas.
También aumentan los crímenes violentos. En 2019, por ejemplo, se llevó a cabo en Los Ángeles una revisión de las relaciones existentes entre las temperaturas y las tasas de criminalidad. Así, vieron que cuando las temperaturas superaban los 29ºC, los crímenes violentos se incrementaban en un 5,7%. Podríamos pensar que es algo puramente geográfico. Pero existen otros estudios similares, e incluso más amplios, en países como México o Sudáfrica, que llegan a conclusiones similares sobre la violencia por el calor.
Experimentos en los 70
En realidad, el estudio de la violencia por el calor no es algo reciente. Ya en los años 70 algunos científicos dedicaban sus investigaciones a comprobar si existía una correlación y, de paso, a buscar las causas.
Es el caso de un equipo de científicos de la Universidad de Purdue, quienes en 1976 reunieron a 64 estudiantes para llevar a cabo un curioso experimento. Todos ellos tenían que reunirse con una persona desconocida, que emitiría valoraciones personales sobre ellos, algunas veces positivas y otras negativas. Después, se les preguntaba si querían darle una descarga eléctrica a esa persona. Afortunadamente, la descarga era falsa, pues solo se quería analizar la intención, sin dañar a nadie.
El experimento se realizó en una habitación en la que se iba variando la temperatura, desde muy baja hasta muy alta. Así, los investigadores vieron que cuando comenzaba a hacer mucho calor los estudiantes que habían sufrido valoraciones negativas se volvían más agresivos y eran más propensos a querer electrocutar a su interlocutor. Eso sí, llegaba un momento de temperaturas muy elevadas en el que la agresividad volvía a bajar.
Teorías sobre la violencia por el calor
Ante el aumento de las tasas de crímenes violentos por altas temperaturas, se ha teorizado con la posibilidad de que los criminales tiendan a beber más cuando tienen calor. Por lo tanto, podrían haber cometido los crímenes borrachos.
También se ha teorizado que la violencia por el calor se deba a que las personas duermen peor por las noches. Eso aumentaría la irascibilidad durante el día, pudiendo llevar a los criminales fuera de control.
Ambas posturas podrían ser válidas en parte. Sin embargo, no debemos olvidar el estudio de 1976. En aquel caso, los estudiantes no habían bebido alcohol. Además, las temperaturas se subieron en el momento, por lo que tampoco podrían haber influido en su sueño la noche anterior.
Por lo tanto, debe haber más motivos. En un artículo publicado en Psychology Today, el psicólogo Frank T. McAndrew señala que es la incomodidad física la que nos lleva a estar más violentos y tener más pensamientos negativos. Y esto en realidad tiene bastante sentido si se compara con los resultados de un estudio de 2019, en el que no se analizaba la violencia por el calor, sino todo lo contrario. Se centraba en el aumento de la agresividad relacionado con temperaturas muy bajas. También encontraron una relación, por lo que podría pensarse que la incomodidad que nos supone estar congelados también nos puede poner de mal humor.
De cualquier modo, sea por frío o por calor extremo, no debemos preocuparnos por nuestras reacciones. Las temperaturas desagradables no nos convertirán en delincuentes si de otro modo no lo seríamos. Simplemente puede que seamos un poco más ariscos de lo normal. Así que ponle hielo al café, bébetelo rápido y no te olvides de comprar papel higiénico.