Creer en teorías de la conspiración está a la orden del día e, incluso, es hasta cierto punto normal en el ser humano. Sin embargo, en ocasiones nos pasamos de la raya con estas creencias y damos por hecho que ciertos bulos en realidad son verdad. De hecho, famosos como Miguel Bosé o Victoria Abril han llegado a decir que las mascarillas no son necesarias o que las vacunas no son seguras; cuando sabemos que ambas cosas son necesarias en la lucha contra la pandemia de COVID-19 en la que todavía nos encontramos inmersos.

De hecho, una de las cosas que suelen alegar estas personas es que ellos sí están despiertos. O directamente que los demás no tienen un pensamiento crítico tan desarrollado como el suyo. Esto chocaría de forma directa con los descubrimientos de un nuevo estudio publicado en Applied Cognitive Psychology, según informan desde PsyPost. El autor del estudio es Anthony Lantian, profesor asociado de psicología social en la Universidad de París Nanterre.

¿El resultado? Que, al contrario de lo que algunos creyentes de las conspiraciones piensan; las habilidades de pensamiento crítico están negativamente relacionadas con la creencia en teorías conspirativas. Y que los que no tienen tantas creencias de este tipo sí suelen tener un pensamiento crítico de verdad. Es decir, que los conspirativos no están tan despiertos como ellos creen.

El estudio

Hay que señalar, antes de seguir comentando este estudio, cómo se ha llevado a cabo la investigación. En dos tandas, un total de 338 estudiantes universitarios completaron una versión francesa del Test de Ensayo de Pensamiento Crítico de Ennis-Weir, traducido por uno de los coautores del estudio. Este cuestionario evaluaba la capacidad del alumnado para comprender un argumento y formular una respuesta escrita al mismo.

En las pruebas, los investigadores descubrieron que los jóvenes con puntuaciones más bajas, eran más propensos a estar de acuerdo con ciertas frases. Como por ejemplo: "Ciertos acontecimientos significativos han sido el resultado de la actividad de un pequeño grupo que manipula en secreto los acontecimientos mundiales" y "El poder que tienen los jefes de Estado es secundario al de pequeños grupos desconocidos que realmente controlan la política mundial". Estas dos frases ya las conocemos, ¿no? Son pensamientos muy comunes entre las personas que suelen creerse las teorías de la conspiración.

Las conclusiones: asociación negativa entre teorías de la conspiración y pensamiento crítico

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Foto por Mufid Majnun en Unsplash

"De nuestros dos estudios se desprenden dos cosas. En primer lugar, cuanto más cree la gente en las teorías conspirativas, peor es su rendimiento en una prueba de capacidad de pensamiento crítico. Esta prueba se caracteriza por un formato abierto que destaca varias áreas de la capacidad de pensamiento crítico en el contexto de la argumentación", comenta Lantian en la publicación.

"En segundo lugar, si nos fijamos en la sensación subjetiva de ser un pensador crítico (en lugar de la capacidad de pensamiento crítico evaluada de forma más objetiva por la prueba mencionada anteriormente) no encontramos ninguna evidencia de una mayor (o menor) capacidad subjetiva de pensamiento crítico entre los que suscriben más las teorías de la conspiración. Esto no concuerda con el cliché de los teóricos de la conspiración que se ven a sí mismos como pensadores críticos".

Por el momento, los que dicen ser más críticos que nadie y creer en teorías de la conspiración no parecen tener tanta relación. Pero habrá que seguir investigando, puesto que la muestra no es demasiado amplia y es un factor de limitación a tener en cuenta.

La muestra del estudio se tendrá que ampliar

Debido a la limitación del estudio, para comprender mejor esta relación negativa, serán necesarios más estudios. "Como cualquier otro estudio, existen limitaciones. En primer lugar, el diseño metodológico de nuestros estudios nos impide concluir que la falta de capacidad de pensamiento crítico desempeña un papel causal en el aumento de la creencia en las teorías conspirativas. Sólo podemos afirmar que existe una asociación negativa entre estas dos variables", explicó Lantian.

"Otra limitación es la dificultad de generalizar estos resultados a otros contextos. Si este resultado puede extrapolarse más allá de los estudiantes de psicología francófonos requeriría más estudios", concluye el investigador principal del estudio.

Pero por el momento parece que está claro: las personas que más creen en las teorías de la conspiración no tienen el pensamiento crítico más desarrollado que el resto. Aunque para ver qué vino primero, si creer en ellas o la falta de pensamiento crítico, y para poder extrapolarlo a otros ámbitos serán necesarios más estudios.

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