Por primera vez, se ha logrado captar el disco de formación de una luna en un exoplaneta. Esto supone una máquina del tiempo para los astrónomos, ya que les ayuda a viajar al pasado y ver cómo pudo ser el nacimiento de nuestro propio satélite. Pero no solo eso, también ayuda a entender cómo nacen los planetas.

Este hallazgo sin precedentes ha tenido lugar gracias a las imágenes tomadas por el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), un gran radiotelescopio formado por 66 antenas, gestionado por una asociación internacional entre Europa, América del Norte y Asia del Este, y en colaboración con Chile, donde se ubica el instrumento.

En cuanto a sus autores, se trata de un grupo de científicos, liderado por la doctora Myriam Benisty, de la Universidad de Grenoble. Sus resultados se han publicado hoy, en The Astrophysical Journal Letters.

Atentos al nacimiento de una luna en un exoplaneta

En realidad, este disco de formación de una luna en un exoplaneta se intuía desde hacía tiempo. Sin embargo, era imposible distinguirlo de su entorno circundante. Por eso, estos científicos recurrieron a ALMA, para tomar imágenes más claras, que permitieran analizarlo mejor. Y así fue.

El disco en cuestión se encuentra junto a PDS 70c. Este es un planeta gigante, similar a Júpiter, que se encuentra girando alrededor de una estrella a 400 años luz de la Tierra. El sistema estelar lo completa PDS 70b, que forma con su compañero un par planetario similar al de Júpiter y Saturno en el sistema solar. 

Pero solo se ha visto este disco en PDS 70c. El otro no parece tener ninguno. El disco tiene un diámetro similar a la distancia entre el Sol y la Tierra y suficiente masa para originar hasta tres satélites. Por lo tanto, su observación, única en la historia, puede dar a los científicos datos muy interesantes sobre cómo fue el nacimiento de nuestra Luna o de cualquier otro satélite. Pero nos puede enseñar más cosas.

Del origen de los satélites al nacimiento de los planetas

Jaehan Bae, uno de los autores del estudio, ha explicado en un comunicado de prensa que el hallazgo del disco de formación de una luna en un exoplaneta también puede ayudar a “probar teorías de la formación de planetas que no se han podido probar hasta ahora”. 

Actualmente se encuentra en construcción otro gran telescopio que ayudará a seguir investigando este disco de formación

Y es que, inicialmente, los planetas se forman en discos de gas y polvo alrededor de estrellas jóvenes. Para crecer, van engullendo todo este material, que poco a poco se va condensando, dando lugar al cuerpo planetario. Pero, a su vez, se puede formar a su alrededor su propio disco circumplanetario. Esto, por un lado, contribuye a que siga creciendo, al regular la cantidad de material que cae sobre él. Pero, por otro lado, al generarse colisiones entre el gas y el polvo en este disco, también se pueden formar uno o varios satélites, que se convertirán en las lunas de este planeta. 

Ambos son procesos que todavía encierran muchos misterios para los astrónomos. Por eso, disponer de la oportunidad de seguir todo el proceso es un gran regalo. Y lo mejor es que, según explican en el comunicado, todos estos datos podrán ampliarse mucho más cuando se finalice la construcción del ESO's Extremely Large Telescope (ELT), ubicado en el Cerro Armazones, también en el chileno Desierto de Atacama. Este viaje al pasado no ha hecho más que comenzar.