La saga Fundación de Isaac Asimov llega a Apple TV+ para cambiar la historia de la ciencia ficción en la televisión. No solo se trata de una de las historias esenciales del género, sino también una que logró crear un universo de incontables referencias.
Isaac Asimov creó una narración que le llevó a través del tiempo y el espacio para contar también la historia del hombre. Lo hizo con una ambiciosa percepción sobre el futuro, la evolución de la sociedad y la cultura. Pero en particular, con su manera de recrear lo que el hombre y su circunstancia pueden ser en medio del transcurrir del tiempo.
Con un argumento semejante — que cuenta con más de 16 libros — a la obra le llevó un considerable tiempo llegar al cine y la televisión. En treinta años hubo tres intentos fallidos: en 1998, 2008 y finalmente 2011, la saga pasó por diversos etapas sin llegar a ninguna conclusiva.
Quizás, el momento más cercano a una adaptación fue cuando en el 2015 HBO intentó con todos los considerables medios a su alcance hacer una historia global. No obstante, el proyecto no llegó a cristalizar. ¿El motivo? Los libros de Asimov — y otros autores — abarcan tantas historias a la vez y de forma tan abierta a la interpretación que resulta casi imposible mezclarlos.
Aun así, el interés por llevar al gran público una de la sagas tradicionales de la ciencia ficción continuó y ahora Apple tv+ lo hará. Lo que promete ser un acercamiento formal a la raíz de la historia es también un recorrido por el género n en estado puro. Después de todo, la saga Fundación tiene el honor de haber ganado el premio Hugo como “Mejor serie de todos los tiempos”. Una distinción que la pone en un lugar específico de la cultura popular y la literatura.
De modo que teniendo semejante magnitud, ¿qué podemos esperar de la adaptación de Apple tv+ que se estrena en septiembre? Al menos, para narrar la historia principal del recorrido hacia el futuro y a través de la galaxia, la serie debería analizar varios puntos. Y ese recorrido incluye desde su visión sobre el transcurrir del tiempo, el futuro, el peso de nuestras acciones e inteligencia artificial. Todo en una mezcla de ideas que se superponen para analizar al ser humano y la posibilidad de la existencia a un nivel nuevo.
¿Cómo comienza la saga 'Fundación'?
La primera novela, publicada en 1951 y titulada simplemente Fundación, es el comienzo de una trilogía base que contiene los primeros puntos de la historia. Se trata de una mezcla de cinco relatos, cuatro de ellos publicados originalmente en la revista Astounding Science Fiction entre 1942 y 1944. El quinto, y columna vertebral de la saga, Los psicohistoriadores, fue escrito ya como una introducción a la novela.
De modo que para comprender todo lo que ocurre en todos los libros restantes, cualquiera de ellos, debes leer el primero. Todas las narraciones pasan por un punto central que dejan varias cosas en claro. ¿La principal? Que a pesar de que se relatan eventos de un futuro lejano, lo que tiene real importancia es la idea de la humanidad. Que para Asimov tiene una relación directa con la forma de comprender el tiempo, la sociedad y la cultura.
De hecho, la saga Fundación funciona como una Space Opera tradicional. En otras palabras, utiliza recursos de la ciencia ficción relacionados con el espacio exterior para narrar hechos complejos sobre la naturaleza del hombre.
La estructura de todas las novelas tiene cierto parecido a Star War, en el hecho de que la Galaxia entera está habitada. Pero mientras en la obra de Lucas se explora el universo de todo tipo de criaturas alienígenas, Asimov está más interesado en la conducta humana. Los tres primeros libros de la trilogía (Fundación — Fundación e Imperio — Segunda Fundación) son una profunda alegoría de la búsqueda del propósito. En especial, a la forma en que todo lo que ocurre en el presente tiene una inevitable relación con el futuro, cercano o distante.
Hari Seldon, el punto de partida de 'Fundación'
El primer libro comienza con el juicio al matemático Hari Seldon ante los líderes y cabezas visibles del llamado Imperio Galáctico. Este último está descrito en el libro como una sociedad interestelar. Pero a diferencia de otras sagas, no son criaturas alienígenas, sino una sociedad humana que se extiende por el Cosmos.
Al comienzo de la historia, a Seldon se le juzga por predecir la caída del Imperio. Por supuesto, al principio la conclusión del científico parece un acto de subversión, pero Seldon asegura se trata de un hecho científico. Es entonces cuando la novela comienza a desarrollar varios de los conceptos que la han hecho significativa. No se trata solo que Hari Seldon asume la posibilidad de que el Imperio Galáctico pueda destruirse. También hay toda una sucesión de ideas que atraviesan ese hecho y que lo hacen inevitable.
Para deducir una tragedia de semejante calibre, Seldon se basó en un nuevo campo de la ciencia llamado “psicohistoria”. La disciplina es una combinación de lógica, matemática y modelos de análisis que lleva a conclusiones concretas sobre el futuro. De modo que según todo lo anterior, Seldon dedujo que el Imperio avanza hacia su destrucción y lo hizo siguiendo los parámetros de la historia pasada. Y que después de cruzar cierto límite es casi imposible evitar que la conclusión inevitable llegue a un punto específico.
La trama de Fundación describe qué ocurrirá después de esa caída: una era oscura que durará 30.000 años. Basado siempre en sus conclusiones, Seldon ofrece una manera de evitar las peores consecuencias. El científico insiste que la etapa de caos podría reducirse si crea una enciclopedia galáctica que contendrá los conocimientos del Imperio.
Una viaje hacia el futuro y sus consecuencias
Se le llama Fundación al lugar que reúne al grupo de intelectuales reunidos por el matemático para comenzar la titánica labor de compilar conocimientos. Pero en realidad, Seldon está reuniendo todo el conocimiento necesario para un objetivo esencial. Crear una sociedad mucho más avanzada — y menos corrupta — que el Imperio. Eso, a través del análisis de los errores del Imperio. En teoría, esto permitiría evitar la edad oscura.
De modo que Seldon está jugando desde una trampa en apariencia perfecta. Analiza qué llevó a la corrupción y al desastre al Imperio, y lo salva antes de que ocurra lo que sea que tenga que venir. Ambas cosas juntas crean un escenario en que el conocimiento lo es todo.
De modo que toda la saga depende de Fundación, que se encuentra en un lugar remoto al borde de la galaxia. Con el transcurrir del tiempo — y varios saltos temporales de importancia — la Fundación se transforma en el centro neurálgico de conocimiento. Con una población formada en esencia por enciclopedistas y eruditos de considerable poder religioso, tecnológico y político, este lugar es el centro del futuro.
Claro está, a medida que avanza el tiempo y el plan de Seldon se revela en todo su esplendor, es más que evidente que también es una historia de política. Una historia que depende de personajes con habilidad para la manipulación y con la astucia suficiente para mantener el legado de Seldon.
Psicohistoria: la piedra angular del futuro
La disciplina creada por Seldon es la línea central de toda la saga Fundación. En términos simples, es una mezcla entre sociología, psicología y matemáticas que permiten deducir el futuro. No predecir, aunque el Imperio creyó lo contrario, sino sacar conclusiones claras y básicas sobre las transformaciones y cambios sociales.
Para Asimov, la idea se establecía desde el conjunto de todas las cosas. En otras palabras, la cualidad de la historia para repetirse, convertirse en patrón y ciclo. También incluye las llamadas “crisis de Sheldon”, que son en teoría cuellos de botella en los que solo hay una posibilidad estadística en el comportamiento. Esos pequeños traspiés históricos ocurren solo de vez en cuando, pero son lo suficientemente importantes para hacer avanzar la trama.
Según el mismo Asimov, leer sobre el Imperio Romano le permitió construir una hipótesis sobre la posibilidad de la deducción de la sociedad. Y es, de hecho, a través de esa teoría en la que todo tiende a repetirse en la que la saga basa su efectividad.