SpaceX ha logrado poner fin a dos problemas que interrumpían las comunicaciones de sus cohetes reutilizables durante aterrizaje. Uno de ellos, conocido como "apagón de reentrada", incluso afectó a los transbordadores en su momento. Por unos segundos, hacía poner con los pelos de punta a todos en el control de misión. El otro inconveniente es exclusivo del sistema de plataformas marítimas autónomas de SpaceX (ASDS, por sus siglas en inglés).
En cualquier caso, la compañía fundada por Elon Musk es la primera en lograr una conexión estable de telemetría y vídeo durante todas las etapas de descenso. Esto ya se ha podido ver en el aterrizaje del cohete Falcon 9 de la misión GPS III Space Vehicle. Se trata de la primera vez que se logra una transmisión completamente limpia, es decir, sin cortes e imágenes pixeladas.
Como explica Primal Space, el primer inconveniente surge en la reentrada a la atmósfera. Cuando el cohete regresa a la tierra a unos 500 Km/h, atraviesa una período de tiempo crítico en el que la fricción genera elevadas temperaturas, que a su vez forman una nube de plasma (en la misma frecuencia que las ondas de banda S) que interrumpe las comunicaciones de radio con la plataforma autónoma de SpaceX.
Esto da lugar al conocido "communications blackout" o apagón de comunicaciones en el que la base de tierra no se puede comunicar con el propulsor, y viceversa. La solución que SpaceX ha encontrado, es ubicar los transmisores de banda S en la parte superior del cohete, es decir, lejos de la base en la que se forma la nube de plasma. Por consecuencia, las señales ya no tienen ese "ruido" que les impedía llegar a la Tierra.
Se trata de un problema, como se menciona al principio, que ha existido desde la era de los transbordadores espaciales. Esta solución, en caso de aplicarse a otros cohetes reutilizables más allá de las propuestas de SpaceX, podría ser de gran utilidad para poner fin a aquellos "minutos de terror" en los que el control de misión pierde el contacto con la nave al momento del reingreso.
SpaceX elige sus propios satélites
Pero esto no es todo. SpaceX ha enfrentado un segundo problema que implicaba el corte de comunicaciones en el momento justo del aterrizaje. Y es que la plataforma autónoma ubicada en el océano se conecta con la central de la compañía en Hawthorne (California) vía satélite. Sin embargo, las vibraciones generadas por los motores Merlín del propulsor del Falcon 9 al momento de posarse sobre el barco hacían que el satélite se tambaleara de un lado al otro.
Las antenas satelitales instaladas en la plataforma marítima eran direccionales. Es decir, el movimiento hacían que se pierda la conexión con el satélite. Algunos sugirieron usar una segunda plataforma de descenso que no sufriera la vibraciones del aterrizaje. No obstante, se trataba de una solución costosa y poco práctica.
SpaceX decidió utilizar una técnica más inteligente y rentable: empezar a usar satélites Starlink. Estos, a diferencia de los convencionales, cuentan con una matriz capaz de redirigir la señal en movimiento. Por si esto fuera poco, si se pierde la conexión con un satélite, la base puede conectarse a otro de la misma constelación.