Por primera vez, los científicos han logrado ver a un chimpancé albino en libertad. Ocurrió en 2018, cuando comenzaron el seguimiento de un bebé totalmente blanco, acompañado de su madre, en Uganda.
Pero, por desgracia, la alegría de poder presenciar algo tan inusual se enturbió pronto, cuando sus propios compañeros de manada atacaron y mataron brutalmente al pequeño.
Tanto el descubrimiento, como la muerte y la posterior inspección del cadáver por parte del resto de chimpancés ha sido descrita en Journal of Primatology por un equipo de investigadores de la Universidad de Zúrich y el Campo de Conservación de Budongo. Es una historia terriblemente trágica, pero también cargada de comportamientos muy inusuales, que han atraído la atención de los científicos.
¿Por qué es tan difícil ver un chimpancé albino en libertad?
El albinismo es un trastorno genético consistente en una serie de mutaciones por las que las células sintetizan poca o ninguna melanina. Este es el pigmento que le da color a nuestro pelo y nuestra piel. Pero también a los ojos. De hecho, según explican desde la Clínica Mayo, interviene también en el desarrollo de los nervios ópticos. Por eso, las personas afectadas por algo conocido como albinismo oculocutáneo, además de tener los ojos rojos, tampoco pueden ver bien.
Pero no solo afecta a los seres humanos. También se ha documentado en todo tipo de animales, desde orcas hasta osos panda. Y muchos primates. En España es bien conocido el caso de Copito de Nieve, un gorila albino que vivió en el zoológico de Barcelona desde 1966, cuando tenía 2 años de edad, hasta su muerte, en 2003. Por lo tanto, vivió 39 años, lo normal para un gorila. Pero, quizás, si no hubiese vivido en cautividad su vida hubiese sido mucho más corta.
Y es que, en libertad, los animales albinos son presas fáciles para los depredadores, ya que no pueden camuflarse como otros. Además, sus propios compañeros de manada pueden considerarlos una amenaza, al verlos diferentes. Y eso es precisamente lo que le ocurrió al chimpancé albino de esta historia.
Avisamos que la descripción de la muerte del simio puede herir sensibilidades.
Un trágico desenlace
Este chimpancé albino fue visto por primera vez en julio de 2018, en la Reserva Forestal de Budongo, en Uganda. En esta zona vive una comunidad de 75 chimpancés, totalmente acostumbrada a la presencia de humanos. De hecho, desde 1990, han tenido el seguimiento continuo de investigadores, que han observado sus comportamientos cada día, desde las 7 de la mañana hasta las 16:30.
Volviendo al bebé, los científicos habían seguido el embarazo de su madre, llamada UP, por lo que calcularon que debía tener entre 14 y 19 días. Además, esto se podía confirmar por su tamaño.
Aunque posiblemente hayan existido otros animales como él, era la primera vez que se veía uno así en libertad. Por eso, sorprendidos y emocionados, siguieron a madre e hijo durante los días posteriores. Pero pronto vieron que algo no iba bien. El resto de la manada mostraba comportamientos recelosos hacia el bebé y su madre.
Primero detectaron a algunos ejemplares emitiendo sonidos característicos de estos primates cuando ven animales amenazantes, como serpientes. Después, algunos de ellos golpearon a UP y al pequeño bebé albino. Es cierto que no todos lo hicieron. De hecho, el único macho adulto del grupo cogió a la madre de la mano, de una forma conciliadora. Pero no fue suficiente, las incesantes amenazas del resto la obligaron a subir apresuradamente a un árbol.
Se mascaba la tragedia. Y así fue. Finalmente, unos días después, los científicos de la reserva escucharon lo que parecía el grito de un simio bebé, acompañado de otros gritos mucho más agresivos. Cuando llegaron a la zona, vieron al macho alfa saliendo de un matorral cargando al chimpancé albino, al que le faltaba un brazo. Al menos seis chimpancés más se abalanzaron sobre él y comenzaron a morderle las extremidades y las orejas. El pequeño todavía permanecía con vida, por lo que no paraba de gritar. Solo dejó de moverse y chillar cuando finalmente tomó su cuerpo una hembra adulta, que comenzó a morder su cabeza repetidamente.
Una vez que el chimpancé albino estaba ya muerto, el resto del grupo se acercó a observarlo y olisquearlo con curiosidad. En su estudio, los investigadores relatan comportamientos tan inusuales como acariciarlo o introducirle un dedo en el ano.
Totalmente albino
Una vez que abandonaron el cadáver, los autores del estudio lo recogieron y lo llevaron al laboratorio. Allí, pudieron comprobar que el chimpancé albino tenía una ausencia total de melanina, tanto en el pelo como en la piel y los ojos.
Eso le convertía en un animal excepcional. No es el único primate con albinismo, desde luego. Hemos visto el caso de Copito de Nieve en España. Pero también hay otros, como la hembra de orangután llamada Alba. Fue hallada en 2017 en una jaula, en Borneo, deshidratada, malnutrida y llena de parásitos.
Fue rescatada por científicos que la desparasitaron, la alimentaron y la hidrataron. Durante el tiempo que duró su recuperación, permaneció en cautividad con otros orangutanes, que finalmente la acompañaron a una isla forestal de más de 5 hectáreas, preparada para que pudiera vivir en libertad, pero segura de otras manadas más numerosas que pudieran recibirla como al chimpancé albino de Uganda.
Los científicos que la rescataron en su día han seguido sus pasos desde entonces y aseguran que se encuentra bien. Al menos, su historia sí tuvo un final feliz.