Las celebraciones multitudinarias han sido uno de los motivos más frecuentes de expansión del coronavirus durante la pandemia. Sin embargo, no es necesario que haya una cantidad excesiva de gente. En general, basta con que se reúnan en un sitio cerrado unos pocos no convivientes, sin distancias ni mascarilla, para que se encienda la mecha de los contagios. Lo vimos después de Navidad. Y, del mismo modo, ha ocurrido también con los cumpleaños.

Puede parecer algo excesivamente específico, pero son los curiosos resultados de un estudio que acaba de publicarse en JAMA Internal Medicine. En él, un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y la RAND Corporation encuentra una vinculación entre los focos de coronavirus en lugares con alta incidencia y la fecha de nacimiento de las personas que viven en esos puntos.

Lógicamente, no se trata de propensión a infectarse basada en el horóscopo ni nada por el estilo. Simplemente, parece ser que esas personas no pudieron contenerse para celebrar el aniversario de su nacimiento, Y, claro, en los tiempos que corren, una fiesta de cumpleaños puede salir muy cara. 

Cumpleaños en tiempos de contagios por coronavirus

Este estudio se basó en datos recogidos de aseguradoras de salud de Estados Unidos. En total, se analizó información procedente de 3 millones de hogares de todo el país.

Los casos aumentaban más aún si el cumpleaños había sido de un niño

A la hora de comprobar cuáles fueron los factores de riesgo que favorecieron la aparición de brotes de coronavirus, encontraron un dato curioso. De media, en aquellos hogares en los que alguien había cumplido años recientemente, había 8,6 casos más por cada 100.000 habitantes. No rastrearon las fiestas, solo las fechas de nacimiento.

Además, vieron que la cifra de contagios aumentaba si el chico o la chica del cumpleaños era un niño. Concretamente, hasta los 15,8 casos por cada 100.000. Los autores no tienen claro el motivo, aunque barajan dos opciones. Una, que sea más difícil evitar las celebraciones cuando el homenajeado es un niño. Otra, que al cumpleañero y a los invitados les cueste más mantener las medidas de distanciamiento.

Otro dato que observaron los autores del estudio es que, si la región que se analiza tiene una incidencia de coronavirus baja, las fecha de nacimiento no tienen ninguna influencia. Tiene sentido, pues sería más difícil que se produzca un brote en una fiesta de cumpleaños, donde, al fin y al cabo, tampoco se reúnen tantísimas personas. 

Este estudio puede verse como algo obvio. Y ciertamente lo es. Sin embargo, es importante para mostrar que las celebraciones no tienen que ser necesariamente multitudinarias para favorecer los contagios. Basta con la reunión de unos pocos no convivientes.

Tanto en Estados Unidos, donde se realizó el estudio, como en otras partes del mundo, estamos mejorando bastante, gracias a las vacunas. Pero no olvidemos que queda mucha población joven por vacunar y que, además, las vacunas del coronavirus previenen prácticamente a un 100% las hospitalizaciones y las muertes, pero no tanto la enfermedad con síntomas leves o moderados. Y si una persona enferma y llega a tener carga viral suficiente, también puede contagiar. Por eso, no debemos confiarnos y tener esto en cuenta por si las cifras vuelven a subir o, ¿por qué no?, para futuras pandemias. Estamos en un momento magnífico, las reuniones familiares o con amigos, por cumpleaños o por cualquier otro motivo, van haciéndose poco a poco realidad. Pero siempre intentando mantener en la medida de lo posible la seguridad, sobre todo si en el grupo aún hay personas sin vacunar.

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