El cometa 2I/Borisov fue descubierto por el astrónomo aficionado Gennady Borisov en agosto de 2019 y, unas semanas más tarde, se confirmó que provenía de más allá del sistema solar.

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“2I/Borisov podría representar el primer cometa verdaderamente prístino jamás observado”, afirma Stefano Bagnulo, del Observatorio y Planetario de Armagh, en Irlanda del Norte (Reino Unido), que ha dirigido un nuevo estudio sobre este objeto publicado hoy en Nature Communications.

Los autores consideran que el cometa nunca había pasado cerca de una estrella antes de acercarse al Sol en 2019.

Lo más probable es que el cometa 2I/Borisov nunca haya pasado cerca de una estrella, por lo que sería una reliquia inalterada de la nube de gas y polvo en la que se formó

Bagnulo y sus colegas utilizaron el instrumento FORS2, instalado en el Very Large Telescope (VLT) que tiene el Observatorio Europeo Austral (ESO) en el norte de Chile, para estudiar a 2I/Borisov en detalle utilizando una técnica llamada polarimetría, la medición de la rotación angular de un cuerpo sobre la luz polarizada.

Al estudiar las propiedades de la luz solar polarizada por el polvo de un cometa, los investigadores pueden obtener información sobre su física y química. Esta técnica se utiliza regularmente para estudiar pequeños cuerpos del sistema solar y con ella se ha comparado al visitante interestelar con nuestros cometas locales.

Más pristino que Hale-Bopp

El equipo descubrió que 2I/Borisov tiene propiedades polarimétricas distintas a las de los cometas del sistema solar, con la excepción de Hale-Bopp. Este último suscitó mucho interés por parte del público a finales de la década de 1990 al ser fácilmente visible a simple vista, y también porque era uno de los cometas más prístinos que los astrónomos habían visto.

Antes de su última visita, se cree que Hale-Bopp pasó cerca del Sol solo una vez y, por lo tanto, apenas se había visto afectado por el viento solar y la radiación. Esto significa que era prístino, es decir, con una composición muy similar a la de la nube de gas y polvo en la que se formaron tanto él como el resto de nuestro sistema solar hace unos 4.500 millones de años.

El hecho de que sea similar al cometa Hale-Bopp sugiere que 2I/Borisov se originó en un entorno no muy diferente al del primero, formado en el sistema solar temprano

Al analizar la polarización junto con el color del cometa para recabar pistas sobre su composición, el equipo concluyó que 2I/Borisov es de hecho aún más prístino que Hale-Bopp. Esto significa que contiene rastros inalterados de la nube de gas y polvo en la que se formó.

“El hecho de que los dos cometas sean tan similares sugiere que el entorno en el que se originó 2I/Borisov no es tan diferente en su composición del entorno del sistema solar temprano”, afirma Alberto Cellino, coautor del estudio e investigador del Observatorio Astrofísico de Torino, Instituto Nacional de Astrofísica (INAF) de Italia.

Un resultado interesante ha sido comprobar que 2I/Borisov es mucho más azul que Hale-Bopp, lo que sugiere que las partículas expulsadas por el cometa interestelar podrían ser más pequeñas”, apunta otro de los autores, Toni Santana-Ros, del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona y de la Universidad de Alicante, que ha realizado mediciones fotométricas de este primitivo objeto.

Al tratarse del primer cometa interestelar nunca observado, 2I/Borisov es un objeto único –subraya–. Desconocemos la frecuencia con que estos objetos atraviesan nuestro sistema solar y, por lo tanto, quizás estamos ante una ocasión única en generaciones de observar un objeto de este tipo. Por eso es de gran importancia analizar todas las observaciones de este cuerpo, las cuales nos lleva a estudiar con detalle su composición y, sobre todo, a determinar la erosión espacial que ha recibido a lo largo de su historia”.

2I/Borisov es un objeto único al tratarse del primer cometa interestelar nunca observado, y como desconocemos la frecuencia con la que atraviesan nuestro sistema solar este tipo de objetos quizás estamos ante una ocasión única para observarlosToni Santana-Ros (ICCUB-UA)

Por su parte, Bagnulo espera que la comunidad astronómica tenga otra oportunidad, de estudiar en detalle un cometa errante antes del final de la década. “La ESA planea lanzar un interceptor de cometas en 2029, que tendrá la capacidad de llegar hasta otro objeto interestelar visitante si se descubre uno en una trayectoria adecuada”, afirma, refiriéndose a una próxima misión de la Agencia Espacial Europea.

Aunque 2I/Borisov fue el primer cometa errante en pasar por el Sol, no fue el primer visitante interestelar. El primero que se observó pasando por nuestro sistema solar fue Oumuamua, en 2017. Originalmente clasificado como un cometa, Oumuamua fue reclasificado más tarde como un asteroide, ya que carecía de coma.