El envejecimiento progresivo de las sociedades occidentales, debido a una mayor esperanza de vida y una natalidad reducida, convierten a las demencias asociadas a la edad en un gran reto de salud pública. Esto incrementa el riesgo de Alzhéimer. Este es el responsable de entre el 60 y el 70 % de los casos de demencia, afectando a alrededor de 50 millones de personas en el mundo y se estima que esta cifra se duplique en 20 años. Más allá de las muertes que provocan estas dolencias, son una de las principales causas de dependencia y discapacidad en el mundo.

Desafortunadamente, los tratamientos médicos actuales solo consiguen aliviar temporalmente ciertos síntomas de estas demencias y tampoco existen sistemas asequibles y eficaces de diagnóstico precoz para detectar y tratar de forma temprana a las personas que empiezan a experimentar las primeras alteraciones en su cerebro. Entre las diferentes investigaciones que se están realizando, destaca la inteligencia artificial como una herramienta aún experimental para predecir el riesgo de alzhéimer en personas sanas, pero aún es necesario un mayor desarrollo.

Por ahora, nuestra mejor baza para combatir el riesgo de alzhéimer y otras demencias es la prevención. En las últimas décadas, numerosos estudios científicos han analizado qué factores a lo largo de la vida están involucrados en un aumento del riesgo de desarrollar demencias a lo largo del tiempo. En el año 2020 la prestigiosa revista médica The Lancet publicó en un artículo especial una revisión sobre el conocimiento científico más actual sobre la prevención de la demencia. Se estima que el 40 % de los casos podrían prevenirse o retrasarse al actuar sobre 12 factores de riesgo a lo largo de la vida.

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Foto por Robina Weermeijer en Unsplash

1. Potenciar la educación, sobre todo la escolar

Cuanto más educación tenga una persona, más se reduce el riesgo de Alzhéimer. Esto es especialmente importante para los niños, pues haber recibido al menos una educación primaria y secundaria incrementa de forma significativa la reserva cognitiva. Contar con una mayor reserva cognitiva aporta más capacidad para resistir los mecanismos de deterioro cerebral asociados a la edad y atenúa o retrasa los efectos dañinos en la vida diaria provocados por las demencias.

2. Tratar de forma temprana las pérdidas de audición

Las personas con problemas de audición tienen un riesgo considerablemente mayor de sufrir demencia. Aunque la causa no está todavía clara, se piensa que esto se podría deber a una estimulación cognitiva reducida al no escuchar los sonidos. Por ello, es esencial detectar de forma temprana posibles problemas de audición y tratarlos rápidamente con audífonos u otras opciones. También es esencial protegerse los oídos en entornos ruidosos para evitar desarrollar problemas de audición.

3. Prevenir traumatismos cerebrales reduce el riesgo de Alzhéimer

Las contusiones y los traumatismos craneoencefálicos pueden provocar diferentes cambios en el cerebro que incrementen el riesgo de Alzhéimer. Es importante tomar medidas para prevenir los golpes en la cabeza en diferentes ámbitos como el transporte (cinturón de seguridad), el trabajo (construcción) o los deportes de contacto (fútbol americano, boxeo...).

4. Prevenir o tratar la hipertensión

La hipertensión arterial se asocia con un aumento del riesgo de Alzhéimer u otras demencias. Debe mantenerse la presión sanguínea sistólica por debajo de 130 mm de Hg desde los 40 años. Estilos de vida saludable como ejercicio físico frecuente, dieta saludable y sueño diario reparador son clave para disminuir el riesgo de hipertensión. Una vez que la tensión elevada ya ha aparecido, se debe acudir al médico para que valore el uso de medicación, además de cambios en la rutina diaria.

5. Reducir o eliminar el consumo de alcohol

Se sabe desde hace siglos que el consumo excesivo de alcohol provoca alteraciones en el cerebro, demencia y deterioro cognitivo. Sin embargo, no estaba claro hasta qué punto la ingesta de bebidas alcohólicas podía contribuir al desarrollo de demencias. En los últimos años, diferentes estudios a largo plazo y con un gran número de participantes han permitido conocer mejor el riesgo. A partir de ellos, se aconseja evitar el consumo de alcohol o limitar la ingesta a menos de 210 ml de alcohol a la semana para evitar incrementar el riesgo de Alzhéimer.

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Foto por Daily Nouri en Unsplash

6. Prevenir o tratar la obesidad también para el riesgo de Alzhéimer

Las personas obesas, con un índice de masa corporal -un valor que se obtiene dividiendo el peso (kg) entre la estatura (m) al cuadrado- superior a 30, tenían un riesgo mayor de desarrollar demencia en etapas más tardías de la vida. Por esta y por otras muchas razones (enfermedades cardiovasculares, metabólicas, articulares, etc.) es recomendable que las personas establezcan hábitos de vida saludable para prevenir el sobrepeso y la obesidad. Por otra parte, también es conveniente acudir a profesionales sanitarios (nutricionistas y médicos) que puedan ayudarles a cumplir dicho objetivo.

7. Evitar el consumo de tabaco

Los fumadores no solo tienen más riesgo de sufrir demencia que los no fumadores, también tienen mayores probabilidades de morirse antes de llegar a la edad en la que podrían haber desarrollado demencia. Sin embargo, se ha visto que dejar de fumar, incluso en ancianos, reduce el riesgo. Por tanto, nunca es tarde para dejar de fumar y hacerlo cuanto antes supondrá mayores beneficios para la salud. También debería evitarse la exposición al humo de segunda mano.

8. Prevenir o tratar la depresión

Las personas con depresión se enfrentan a un mayor riesgo de Alzhéimer más tarde en la vida, aún si se elimina el sesgo que se produce debido a que en las etapas más tempranas de estas enfermedades neurológicas puede aparecer depresión. Varios mecanismos psicológicos y fisiológicos podrían estar involucrados. Se aconseja establecer estilos de vida saludable para reducir el riesgo de depresión y, en caso de que aparezca, seguir tratamiento para ello. Aún no está claro si el tratamiento antidepresivo podría mitigar el riesgo de demencia.

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Foto por Sharon McCutcheon en Unsplash

9. Evitar el aislamiento social, esencial para el riesgo de Alzhéimer

Tener relaciones sociales es un factor protector frente a la demencia por dos razones principales: aumenta la reserva cognitiva y promueve comportamientos beneficiosos. Diversos estudios han observado que a menor número de contactos sociales mayor riesgo de demencia. Las personas más ancianas, sobre todo las mujeres por quedarse viudas, son especialmente vulnerables a esta limitación de las interacciones sociales. Es importante que establezcan rutinas y se involucren en actividades con las que relacionarse con más personas.

10. Prevenir la diabetes

La diabetes tipo II es un claro factor de riesgo de Alzhéimer en el futuro. Además, el riesgo de padecer estas enfermedades neurodegenerativas aumenta conforme más grave y duradera sea la diabetes. Es, por tanto, importante, establecer comportamientos saludables, con dieta sana y ejercicio físico frecuente para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad metabólica. Aún no está claro qué papel tienen los fármacos usados para tratar la diabetes para proteger frente a las demencias por el número limitado de estudios.

11. Incrementar la actividad física reduce el riesgo de Alzhéimer

La práctica frecuente de ejercicio físico tiene numerosos beneficios para la salud, pues reduce el riesgo de sufrir multitud de enfermedades, incluyendo las demencias. Los mecanismos por los que la actividad física tienen un papel protector frente a estas enfermedades neurodegenerativa son directos e indirectos. Por un lado, como la actividad física reduce el riesgo de diabetes y de obesidad, entre otras dolencias, se reduce indirectamente el riesgo de demencia. Por otro lado, también se ha observado que el ejercicio puede aumentar la reserva cognitiva de la persona.

12. Tomar medidas para reducir la contaminación del aire y disminuir la exposición a este

La contaminación del aire no solo incrementa el riesgo de padecer diferentes enfermedades como las respiratorias o cardiovasculares, sino también demencias. Varios estudios en animales sugieren que las partículas contaminantes presentes en el aire podrían acelerar procesos neurodegenerativos a través de diferentes mecanismos.  Se recomienda, por tanto, que las personas eviten en la medida de lo posible, la exposición a esta contaminación ambiental. Por otro lado, las autoridades políticas deberían desarrollar medidas para disminuir la polución aérea, especialmente en las ciudades.

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