El gato siamés es sin duda una raza de gato adorable. Ese pelito claro con unos cuantos puntos oscuros hace las delicias de los amantes de los felinos. Y también de los amantes de la genética; porque, en realidad, hay mucho de esta ciencia detrás de sus patrones de coloración.
Concretamente, esas zonas más oscuras de su pelaje están relacionadas con la temperatura. Se debe a la presencia de una mutación genética que los hace albinos, pero con un leve oscurecimiento en las zonas más frías de su cuerpo.
Esta mutación en cuestión se ha detectado también en otras mascotas, como ratones, jerbos y conejos. Hasta hace unos años no se tenía claro de qué se trataba. Sin embargo, a día de hoy, su funcionamiento está un poco más claro.
La genética detrás del pelo del gato siamés
Cuando un gato siamés nace, es totalmente blanco. Después, a medida que se hace adulto, las patas y la punta de su cola se oscurecen. Además, su cara se cubre con una especie de máscara.
Se trata de una raza de gato que se ha criado durante siglos, aunque fue a principios del XXI cuando comenzó a estudiarse el origen de sus patrones de color. Los primeros científicos dedicados a ello comprobaron que había una influencia importante de la temperatura.
Comprendieron que los cachorros nacen blancos porque proceden del útero de la madre, en un ambiente homogéneamente cálido. Sin embargo, después son las zonas más frías de su cuerpo, en las que se pierde más calor, las que se tornan oscuras.
Más tarde, se comprobó que se debía a mutaciones en el gen de la tirosinasa (TYR). Esto provoca que, a temperaturas elevadas, se inactiven unas proteínas involucradas en la síntesis de pigmentos oscuros.
Se dice que un criador de felinos experimentado puede saber cómo se distribuirá el color de un gato siamés desde el momento que nace, solo observando cómo empiezan a teñirse las almohadillas de sus patas y la nariz. Sin embargo, hasta que no cumplen su primera semana de edad, no empieza a generarse este cambio, que tarda un año en completarse.
¿Dónde está el límite?
Actualmente se sabe que se necesita que la temperatura baje de 34ºC para que pueda sintetizarse ese pigmento oscuro, llamado melanina.
Por lo tanto, no solo influirá el cambio de temperaturas de las diferentes partes del cuerpo del gato siamés. También lo hará el clima de la zona en la que vive. En regiones cálidas son más claros, en las frías mucho más oscuros. Por ejemplo, un gato siamés en Alaska será más oscuro que uno en Cuba.
Eso es algo que no ocurre en otras razas de gatos, simplemente porque no tienen esta mutación que los convierte en verdaderos termómetros maulladores.