A menudo, los suplementos deportivos, ya sean para perder peso o para mejorar el rendimiento físico, únicamente tienen efectos sobre el bolsillo. Y no precisamente buenos. Sin embargo, a veces eso no es todo. No aportan los beneficios que prometen; pero, por si fuera poco, pueden conllevar también algunos perjuicios. Es el caso de varios productos analizados por un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de Harvard, cuyas formulaciones han resultado contener un cóctel de estimulantes prohibidos en los Estados Unidos.

Algunos se comercializaron durante la Segunda Guerra Mundial. Otros nunca llegaron a tener la aprobación de la Food And Drug Administration (FDA), aunque sí se habían comercializado en Europa. El caso es que, a día de hoy, ninguno debería estar formando parte de estos suplementos, especialmente porque no se sabe cómo pueden interaccionar al mezclarse entre ellos.

En este estudio, publicado en Clinical Toxicology, se alerta también que las sustancias en cuestión a menudo no se nombran en el etiquetado. Y lo peor es que, aunque pueda parecer un problema único del país norteamericano, ya se han dado situaciones parecidas en otros países. De hecho, en Holanda se reportó en 2013 un caso similar, que incluso llegó a provocar un paro cardíaco a uno de los consumidores del suplemento. 

Veneno oculto en los suplementos deportivos

El suceso acaecido en Holanda en 2013 fue clave para que estos científicos decidieran analizar los suplementos deportivos comercializados en Estados Unidos.

Los ingredientes naturales empleados contenían sustancias con efectos muy intensos sobre el sistema cardiovascular

En el país europeo saltaron todas las alarmas después de que varios consumidores de un producto para quemar grasa,  llamado dexaprine, reportaran síntomas como taquicardias, náuseas, dificultad para respirar e incluso, en el peor de los casos, un paro cardíaco.

La lista de ingredientes parecía muy natural. Contenía Citrus aurantium, extracto de té verde (teofilina), Acacia rigidula, cafeína, isopropil-octopamina, yohimbina y rauwolscina. El té verde tiene muchas propiedades, pero ya se ha comprobado que un exceso de suplementos alimenticios a base de su extracto puede ocasionar multitud de problemas, incluyendo el fallo hepático. Por otro lado, Citrus aurantium es una fuente natural de sinefrina y octopamina. Ambas son sustancias simpaticomiméticas. Es decir, emulan los efectos de la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina. Todos estos compuestos tienen funciones importantes en el organismo, pero a dosis elevadas se pueden volver contra él. 

La sinefrina, por sí sola, no es muy potente, pero sus efectos sobre el sistema cardiovascular se intensifican si se mezcla con otros simpaticomiméticos o con cafeína

En cuanto a Acacia rigidula, su composición contiene, entre otras sustancias bioestimulantes, algunas anfetaminas.

Pero, realmente, los ingredientes que más llaman la atención de esta etiqueta son el isopropil-octopamina, conocido también como  deterenol, y la yohimbina. Ambas son sustancias que, como fármacos humanos, no han ido más allá de las primeras fases de ensayos clínicos. Son, por lo tanto, compuestos experimentales, para los que se desconocen sus efectos en personas. 

Lo que el etiquetado no cuenta

Al analizar las tabletas de dexaprine en 2013, comprobaron que los niveles de sinefrina y teofilina eran demasiado altos para tener un supuesto origen natural. Parecía que se habían añadido sintéticamente, más allá del simple extracto de té verde y Citrus aurantium. Todo esto daba lugar a un cóctel explosivo, que se cebaba con el corazón de los consumidores.

Ante el temor de que en Estados Unidos pudiera estar ocurriendo algo similar, estos investigadores decidieron analizar 17 productos para adelgazar o suplementos deportivos. De todos ellos, 13 resultaron tener deterenol en su composición, en muchos casos sin aclarar en la etiqueta. La comercialización de este compuesto nunca ha estado permitida en el país norteamericano. De hecho, en 2004 la FDA dictaminó que no debía incluirse en ningún suplemento dietético.

Pero la cosa no se quedó ahí. Cuando analizaron los mismos productos en busca de otros estimulantes prohibidos, encontraron fenprometamina en cuatro de ellos. Se sabe muy poco sobre este compuesto. Comenzó a comercializarse como aerosol nasal durante la Segunda Guerra Mundial y siguió con este formato en el resto de la década de los 40 y los 50. No obstante, después se prohibió su uso. A día de hoy se desconocen sus efectos por consumo oral, que es precisamente la vía de administración de estos suplementos alimenticios.

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Foto por Victor Freitas en Unsplash

Esquivando las prohibiciones

Según explican en Science Alert los autores del estudio, el problema principal de este tipo de productos es que, cuando se prohíbe un estimulante, se sustituye rápidamente por otro similar.

Ese nuevo ingrediente también puede tener efectos perjudiciales; pero, hasta que esto se descubre, sigue perjudicando a los consumidores de los suplementos deportivos.

Por eso, advierten que debemos prestar especial atención a los productos comercializados para perder peso o aumentar la masa muscular. Aclaran que solo las proteínas en polvo, compuestas principalmente por aminoácidos, pueden considerarse totalmente seguras. Esto es algo sobre lo que ya se manifestó en 2015 la European Food Safety Authority (EFSA). En una revisión científica sobre productos para adelgazar y de uso deportivo, se concluye que para la alimentación adecuada de los deportistas basta con prestar atención a cinco pilares básicos. Estos incluyen una ingesta de carbohidratos acorde al rendimiento físico y una buena hidratación. También remarcan “el papel esencial de las proteínas en el crecimiento y mantenimiento de la masa muscular, así como el de la vitamina B6 en el metabolismo proteico”. 

La creatina o la cafeína sí que son sustancias aceptadas por sus beneficios en el rendimiento deportivo

En este sentido, mencionan también la importancia de los micronutrientes y los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en las funciones corporales que pueden afectar el rendimiento deportivo. Finalmente, aportan valor a dos sustancias. Por un lado, la cafeína para los ejercicios de resistencia. Por otro, la creatina, para mejorar el rendimiento físico durante series de ejercicio repetidas a corto plazo, de alta intensidad.

Lógicamente, será un nutricionista quien mejor nos paute las dosis adecuadas de cada una de estas sustancias. Así, evitaremos el consumo innecesario de suplementos deportivos. Nos lo agradecerá nuestro bolsillo y también nuestra salud. 

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