Teresa y su madre llevan años viendo unas obras que nunca se acaban en el barrio madrileño de Prosperidad. Al principio les hablaron de unos trasteros que se iban a construir; pero en realidad se trataban de macrococinas, un fenómeno que ha explotado en pandemia para fomentar el negocio de comida a domicilio. Barcelona anunció la semana pasada la suspensión de las licencias de las también llamadas dark kitchen. Mientras, las asociaciones vecinales de Madrid buscan una medida parecida que logre frenar la apertura de las cocinas industriales en bloques residenciales.
En el barrio de Teresa estuvieron meses sin saber qué iba a construirse en el local que cubre casi toda una manzana de Prosperidad. Hasta que a una vecina se le inundó la casa por las grietas que provocó la obra. “Nadie sabía que iban a ser cocinas fantasma, ni siquiera los vecinos que viven en la manzana”, explicó Teresa. La propietaria del local que albergará las cerca de 38 cocinas que plantean construirse para plataformas de delivery como Glovo o Deliveroo es la misma de otros pisos en esa misma manzana, añadió. Por lo tanto, tenía mayoría en cualquier votación en las juntas de vecinos que se hiciera a favor de las cocinas fantasma.
Desde ese momento, los vecinos se han unido para intentar hacer frente a la apertura de dark kitchen en barrios residenciales como Prosperidad. “Los vecinos se han puesto de acuerdo y están intentando llevar la obra de la macrococina a juicio. Lograron parar las obras durante 2 semanas pero ahora han vuelto”, dijo Teresa a Hipertextual.
Barcelona 1, macrococinas 0
Mientras tanto, Barcelona se ha apuntado un tanto contra la apertura de cocinas fantasma para aumentar el delivery en tiempos de pandemia. El Ayuntamiento de la Ciudad Condal, además de aprobar la suspensión de todas las licencias, anunció una normativa que regulará su operación. Pocos detalles se saben por ahora de esta regulación, salvo que estará vigente en el plazo de un año. También que estará encaminada a evitar que las macrococinas se construyan en barrios residenciales y comerciales por parte de apps de delivery. El objetivo es que se abran en zonas industriales para que se evite un aumento del tráfico -por los riders que van a buscar la comida preparada- así como olores y ruidos.
Desde el ayuntamiento, además de apoyar a los vecinos que pueden verse afectados por las dark kitchen y la presencia masiva de repartidores de delivery, aclararon que no quieren que se descontrole esta actividad como sucedió con los alquileres turísticos de Airbnb. “Sin una normativa clara, pueden causar competencia desleal al sector de la restauración, muy afectado por la crisis de la pandemia”, indicaron el primer teniente de alcalde Jaume Collboni y la segunda teniente Janet Sanz.
La medida ha sido aplaudida por asociaciones vecinales que habían denunciado las obras para construir macrococinas en barrios como Les Corts. Desde Madrid, los afectados por este fenómeno que potencia la comida a domicilio, esperan medidas similares.
El plan de Madrid
El Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid respondió a la solicitud de información de Hipertextual sobre las medidas que se han tomado hasta ahora. En primer lugar, aclararon que las cocinas de este tipo se enmarcan dentro de la normativa de uso industrial y que, por lo tanto, están completamente reguladas en las normas sectoriales. “No son alegales ni ilegales”.
Desde que empezaron las quejas vecinales por la apertura de las cocinas fantasma, el Ayuntamiento afirmó que ha solicitado a la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid un informe para evaluar el impacto ambiental de estas prácticas. También se ha solicitado un estudio para determinar las condiciones de movilidad y su afección y se ha exigido la instalación de plazas de carga y descarga.
“Se están revisando las circunstancias concretas que afectan al entorno diario de cada local que ha solicitado la implantación de cocinas industriales (...). Si se observa que no se cumple con los límites fijados en la ordenanza medioambiental, se actúa mediante disciplina urbanística”.
Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid
Sin embargo, los vecinos así como la oposición, siguen reclamando una medida contundente como la de Barcelona que permita suspender licencias de manera inmediata. Al respecto, el Ayuntamiento de Madrid indicó que están trabajando en la modificación de la normativa urbanística. “Cuando se apruebe el avance de la modificación de la normativa, que probablemente sea este año, se suspenderá la concesión de licencias”.
Hasta ahora, las empresas de delivery que están detrás de dark kitchen en Madrid son New Logistics & Industrial Services ESP S.L., detrás de Cooklane, Glovoapp Groceries S.L.U. También Roofoods Spain S.L., matriz de Deliveroo.
La batalla contra las 'dark kitchen'
Con la suspensión de licencias, vecinos como Teresa, de La Prosperidad, esperan que se eviten aglomeraciones en el barrio, en el que se empezó a construir un pequeño polígono industrial que albergaría 38 cocinas en una nave de 1.500 metros cuadrados. La preocupación, más allá de los olores o del peligro de explosiones, es que la calle en la que se está realizando la obra es muy estrecha. “Estarán las calles llenas de repartidores de Glovo o Deliveroo esperando los pedidos y no tienen espacio, no hay ni siquiera bancos”, explicó Teresa. No obstante, el Ayuntamiento aclaró a Hipertextual que, en el caso de las cocinas de Prosperidad aún no se ha concedido la licencia de funcionamiento y estas cocinas no están ejerciendo la actividad.
El problema, más allá de las medidas anunciadas por las autoridades madrileñas, ha estado también el punto de mira de partidos como Más Madrid. El grupo municipal del partido explicó a Hipertextual que se han reunido en varias ocasiones con vecinos de Prosperidad. "Se quejan del ruido que van a producir los elementos industriales (cámaras frigoríficas, hornos, freidoras, extractores…), malos olores porque la salida de humos mide 7 pisos de alto por 4m de ancho, residuos que se acumularán en la vía pública". Así como el horario de funcionamiento de las cocinas para comida a domicilio, que iría de las 8 de la mañana a las 2 la madrugada.
Una retahíla de preocupaciones que ha provocado que algunos vecinos quieran marcharse de sus viviendas y cambiar de barrio. Incluso temen incluso que sus pisos se hayan devaluado por el fenómeno dark kitchen y el auge del delivery.
Desde Más Madrid piden medidas más contundentes y pidieron en febrero una moratoria para que no se pudieran conceder licencias mientras se regulaba. "Fue rechazada porque el equipo de gobierno dice que ya están revisando la normativa y que no hace falta una moratoria ya que van a suspender las licencias", añadió el grupo municipal.
El problema de fondo
Además de esta medida para frenar de manera cautelar la apertura de cocinas industriales por parte de apps de delivery, Más Madrid pide que se revise el Plan General de Ordenación Urbana, aprobado en 1997 y la herramienta con la que cuenta la ciudad para regular la implantación de cualquier uso. Según el grupo, la redacción está obsoleta y se llevó a cabo en un contexto socioeconómico diferente al actual. "Muchas veces no es suficiente para anticiparse y paralizar los procesos urbanos que van surgiendo", alertaron.
En el caso de las macrococinas, insisten en que la instalación se ha permitido mediante licencia, pero sin que exista un análisis ni reflexión sobre los problemas que provocan esta actividad de compañías como Glovo o Deliveroo y las consecuencias para su entorno. Efectos como los que Teresa, así como otros cientos de vecinos, temen que perjudique su vida diaria.