Cultivar plantas en el espacio no es fácil. Los astronautas llevan muchos años intentando hacerlo. No está de más aprender cómo cosechar tu propio alimento en ese plan B al que la humanidad podría desplazarse en un futuro hipotético en el que la Tierra se volviera inhabitable. Uno de esos lugares en los que a los científicos les gustaría instalar bases humanas es la Luna. Por eso la misión china Chang’e 4 llevó a bordo varias semillas, una de las cuales logró germinar en el satélite, aunque no por mucho tiempo. Donde sí están teniendo algo más de éxito con sus tareas de jardinería es en la Estación Espacial Internacional. Lo cierto es que las condiciones allí no son las más idóneas, pero sus habitantes han contado con unos ayudantes que les han hecho su trabajo mucho más sencillo: las bacterias del espacio.

Regularmente, los tripulantes de la EEI toman muestras de las instalaciones, con el fin de localizar aquellos microbios que han sido capaces de proliferar, a pesar de la microgravedad. Existe ya un catálogo bastante amplio de hongos y bacterias, al que recientemente se han añadido cuatro nuevas cepas de estas últimas. No es la primera vez, pero hay algo que resulta muy interesante. Lo primero, que parecen haber sido esenciales en el cultivo de plantas en el espacio. Lo segundo, que tres de ellas jamás se habían detectado en la Tierra.

Jardinería y bacterias del espacio

Si bien las cuatro cepas de bacterias del espacio se han descrito en un estudio que se acaba de publicar en Frontiers in Microbiology, las muestras de las que proceden se recogieron mucho antes. 

La primera se extrajo de un viejo filtro HEPA, que fue desechado y devuelto a la Tierra en 2011. El resto se recogieron entre 2015 y 2016, en la cúpula, un panel superior y una de las mesas del comedor. 

Las bacterias se hallaron en un panel, la cúpula, un filtro HEPA y una de las mesas del comedor

Todas pertenecen a la familia Methylobacteriaceae, en la que se incluyen bacterias típicas del suelo y el agua dulce, involucradas en la fijación de nitrógeno y el crecimiento de las plantas. Además, pueden ayudar a combatir determinados patógenos vegetales.

Sin duda, son aliadas indispensables para cultivar plantas en un ambiente tan poco favorable. Hasta ahora los astronautas no sabían que estaban contando con su ayuda, pero eso es algo que podría cambiar.

Seleccionando genes

Solo la cepa del filtro HEPA fue identificada como una especie que ya se había descrito antes en la Tierra, concretamente Methylorubrum rhodesianum. La secuenciación de las otras tres, bautizadas como IF7SW-B2T, IIF1SW-B5 e IIF4SW-B5, delató que pertenecían a una única especie, que no se había descrito hasta entonces. Los científicos encargados de su análisis la han denominado como Methylobacterium ajmalii, en honor al científico indio Ajmal Khan, muy reconocido por su trabajo en biodiversidad.

Se ha secuenciado el genoma de esta nueva especie en busca de genes de interés para el cultivo de plantas

Hablar de bacterias del espacio parece muy exótico, pero lo cierto es que lo más probable es que procedieran de la Tierra. No todos los microbios sucumben a los procesos de esterilización previos al envío de material al espacio, por lo que posiblemente viajasen como polizones o provengan de mutaciones de otras que sí llegaron desde nuestro planeta. 

Sea como sea, lo cierto es que su hallazgo es una gran oportunidad para el cultivo de plantas en microgravedad. Ya han demostrado hacerlo bien. Por eso, estos investigadores han secuenciado su genoma, en busca de aquellos genes implicados en las labores de jardinería de estas cepas. De momento, han dado con varios involucrados en el crecimiento de las plantas. Es especialmente interesante uno que promueve la división celular en raíces y brotes.

Pero aún será necesario seguir estudiándolas para saber más. Mientras tanto, está claro que, para ser un buen agricultor espacial, no debemos menospreciar la encomiable labor de las bacterias.