El universo está repleto de rarezas. La mayoría aún están por descubrir. Otras, en cambio, aparecen ante nuestros ojos de repente, sembrando la duda sobre si realmente son tan peculiares o, por el contrario, aún no hemos visto otros fenómenos similares. Esa es una de las cuestiones que nos vienen a la mente con el hallazgo publicado recientemente en PNAS por un equipo de científicos de la Universidad de Princeton. En él se describe un sistema planetario en el que, en contra de lo habitual, la estrella rota en dirección contraria a la de la órbita de sus planetas. Esto significa que, si la estrella girara sobre sí misma en el sentido de las agujas del reloj, los planetas viajarían alrededor de ella en sentido antihorario.
Realmente, no es la primera vez que se descubre algo así. Pero en este caso hay algunas rarezas más, que lo convierten en un sistema único. Al menos por ahora.
Un sistema planetario muy especial
K2-290 es un sistema planetario ubicado a 897 años luz, que consta de tres estrellas y dos planetas orbitando a la principal, K2-290 A.
Desde su hallazgo llamó la atención de sus descubridores por varios motivos. Para empezar, la estrella principal tiene un eje de rotación de 124º. Esto la lleva a girar en la dirección opuesta a los planetas que la orbitan. Es algo muy inusual, ya que normalmente suelen hacerlo en la misma.
Según ha explicado en un comunicado uno de los autores del estudio, Joshua Winn, no es el primer sistema planetario que se descubre con estas características. De hecho, hace ya más de 10 años que se detectó el primero. Sin embargo, la causa que se sospecha que los llevó a nadar a contracorriente sí que sería algo nunca visto.
La clave está en el origen
Los planetas de un sistema planetario se forman sobre un denso disco de gas y polvo, llamado disco protoplanetario, que se origina alrededor de las estrellas jóvenes.
Por lo general, se asume que el ecuador de la estrella se posiciona paralelo al plano del disco. Esto lleva a que, una vez que aparezcan los planetas, todos giren al mismo son.
Pero en este caso, por algún motivo, esta posición inicial se desalineó. En otros sistemas planetarios descritos anteriormente, se considera que esto ocurrió por alguna turbulencia violenta durante la formación de la propia estrella. Pero aquí hay algo que no encaja, ya que los dos planetas giran en un mismo plano. Eso significa que no fue la estrella, sino el disco el que sufrió ese cambio brusco.
Esto podría explicarse por la influencia gravitatoria de algún objeto vecino, como un planeta tipo Júpiter caliente. Otra opción es que fuera una estrella acompañante. Y, de hecho, es la que parece cuadrar más con este sistema planetario. No olvidemos que, aunque los planetas giran en torno a una, en total cuenta con tres estrellas.
Se trata de un fenómeno totalmente nuevo, ya que en ninguno de los otros sistemas que giran al revés se había identificado una estrella acompañante.
Es un hallazgo único que, además, cambia totalmente las reglas del juego en la búsqueda de sistemas planetarios. Y es que, según sus autores, “ya no podemos suponer que cuando vemos sistemas desalineados la estrella y su disco planetario estaban alineados anteriormente”. Dar situaciones por hecho en la búsqueda de estrellas y planetas no siempre es una buena idea, desde luego.