Ya hay un principio de acuerdo sobre la 'Ley Rider', aunque no un texto definitivo al respecto. La patronal, sindicatos y el Ministerio de Trabajo llegan a un consenso para, por lo pronto, convertir a los riders en un sector de trabajadores asalariados.

Atrasado desde el inicio de la legislatura, y previsto en primera instancia para verano de 2020, la cartera de Yolanda Díaz ponía hoy miércoles como fecha límite para las negociaciones entre las partes. Retomadas justo después de Navidad, el enfrentamiento dejaba el futuro de la famosa 'Ley Rider' en el aire. De hecho, de no llegar a una suerte de pacto, Trabajo tenía claro que impondría una norma común a todas las partes. Con acuerdo o sin él.

De momento, y a falta de un texto sobre la mesa que se espera para los próximos días, lo que sí está claro es que la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha tenido que tomar una decisión. Una que había sido cambiante desde el principio de las conversaciones. Afirmando que aún no hay un acuerdo en firme, la patronal ha cedido ante la propuesta de la laboralización –lo que implica sacar de autónomos a la mayor parte de los riders–. Es, de hecho, una posición que se aleja de los inicios de las negociaciones, momento en el que la idea de Glovo era la que predominaba en el ambiente. En cualquier caso, fuentes cercanas a las negociaciones, apuntan a que hay que esperar al texto ya que esta situación ya ha pasado antes sin terminar en acuerdo final.

Una posición complicada, en cualquier caso, para el colectivo, ya que tenía la misión de aunar las propuestas de Glovo, Deliveroo y Uber Eats por un lado, defensores del modelo de autónomos, con el de Just Eat, por el otro. De esta manera, ceden ante una de las peticiones principales de los sindicatos mayoritario.

Ahora queda la presentación de la propuesta a las diferentes partes, incluidas las empresas. Un texto que, lo más seguro, no sea aceptado por las empresas que acumulan la mayor actividad del colectivo rider. Una vez se presente a los agentes sociales, se dejaría lugar a una reunión técnica final que, en ningún modo, cambiaría la orientación del acuerdo.

¿Es el fin de los 'riders' autónomos?

rider

Este acuerdo de mínimos dejaría la puerta abierta a un pequeño porcentaje de contrataciones, bajo el modelo autónomo, dentro de las diferentes plataformas. Sin demasiados detalles al respecto, esto podría indicar que en periodos de gran demanda, las tecnológicas se guardan la posibilidad de flexibilizar sus contrataciones.

De momento, y en contra de la posición inicial de los sindicatos mayoritarios, esta normativa solo vendría a afectar al colectivo rider. De hecho, la idea de incluir en esta modificación a conductores, trabajadoras del hogar y otros colectivos susceptibles de ser falsos autónomos era uno de los mayores impedimentos para la puesta en marcha de la ley. Así como una de las mayores esperanzas de las plataformas de reparto de comida a domicilio para dilatar el cambio.

Por otro lado, en el aire también queda una de las principales demandas de algunos sindicatos: la web de control del algoritmo por el que se rigen las plataformas. Rechazado antes de Navidades, sigue siendo una de las principales demandas de algunos grupos del sector. No obstante, Trabajo insiste en no incluir ese punto al no contar con competencias en esa materia.

Una ley que no gusta a casi nadie

Ni que decir tiene que la 'Ley Rider' ya tiene más detractores que seguidores antes de su llegada oficial.

Rechazada de pleno por parte de las plataformas por lo que consideran que es el cambio completo de su modelo de negocio, tampoco gusta a un gran número de protagonistas del sector rider. El que, de hecho, se verá afectado de lleno por este cambio.

Para la plataforma RidersxDerechos este texto se quedaría corto, al no tener en cuenta la web de control. Para la Asociación Autónoma de Riders, en las antípodas del anterior colectivo, este texto no se ajusta a sus peticiones. Según sus datos, las negociaciones no habrían tenido en cuenta a la mayor parte del gremio –el 70% según sus cifras–. La laboralización estaría, por tanto, muy alejada de sus necesidades y sería el principio del fin del modelo de empleo.

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