En España es muy común usar la frase “eres más raro que un perro verde”, para decirle a alguien que su comportamiento es un poco peculiar. Sin embargo, hace ya tiempo que debería haberse actualizado, ya que existen casos que demuestran que, en realidad, los perros verdes no son tan raros. Mojito y Verdant son dos buenos ejemplos de ellos. Ellos nacieron con este color por haber estado en contacto en el útero materno con un pigmento verdoso, llamado biliverdina. No es nada peligroso. Por desgracia, sí que podría serlo la causa por la que últimamente se han divisado en Rusia algunos perros azules.

Varias personas aseguraron haberlos visto en la ciudad de Dzerzhinsk, hasta que finalmente un equipo de rescate salió en su busca, para llevarlos a salvo y comprobar su estado de salud. Afortunadamente, de momento parece ser que están sanos. Ahora queda saber por qué se tiñeron de ese color, aunque ya hay algunas sospechas.

¿De dónde salieron los perros azules?

Cerca de la zona en la que se avistaron los perros azules hay una vieja fábrica, en la que antiguamente se fabricaban plexiglás y ácido cianhídrico. El primero es un termoplástico que se usa comúnmente como alternativa al vidrio. El segundo, en cambio, es una sustancia usada principalmente en minería, que se aisló por primera vez de un antiguo tinte azulado, conocido como azul de Prusia. Es muy venenoso, pero también muy volátil; por lo que, teniendo en cuenta que la factoría lleva abandonada desde 2015, sería raro que los canes hubiesen estado en contacto con él.

En realidad, se cree que el culpable pudo ser el sulfato de cobre. Este compuesto se utilizaba para la obtención de alguno de los productos de la fábrica y tiene un color azul pálido, similar al que estos animales mostraban en su pelaje.

Tras conocer la noticia de la presencia de estos perros azules por la zona, los veterinarios anunciaron que los compuestos químicos responsables del teñido podrían haber afectado a su salud o dañado su piel. Por eso, se procedió a recogerlos y llevarlos a un refugio, para atenderlos. En total, se hallaron siete. El chequeo mostró que se encontraban bien, a pesar de todo.

Además, dos de ellos ya han sido acogidos por familias, mientras que el resto siguen a la espera de correr la misma suerte. De momento, lo que podría haber sido una triste historia está acabando bien para estos perros vagabundos. No obstante, nos muestra la importancia de prestar atención a los lugares como esta vieja fábrica, en los que los residuos tóxicos pueden poner en peligro la vida de los seres que habitan cerca de ella. La próxima vez, el final podría ser menos llamativo, pero también mucho más triste.