A pocas semanas de cumplirse el primer aniversario de la declaración de pandemia de coronavirus, es inevitable echar la vista atrás y recordar todo por lo que hemos pasado. Los conocimientos de los que disponemos ahora son infinitamente mayores que los de entonces. Por eso, no es raro que en aquellos principios muchas personas hicieran valoraciones que luego han resultado ser incorrectas. Hay quien aprovecha esta situación para sacarlas a la luz, señalándolas como errores imperdonables.

Lo cierto es que nos encontrábamos a ciegas y aprendíamos a medida que la ciencia nos iba dando las claves. Uno de aquellos personajes públicos que se equivocaron fue Elon Musk. Visto su error, podría haberse retractado sin más; pero, tratándose de él, quizás hubiese sido algo demasiado simple. Por eso, ha optado por participar en un estudio sobre anticuerpos contra el coronavirus.

Sus declaraciones fallidas fueron el pasado mes de marzo. Comenzó asegurando que el pánico a esta enfermedad era una tontería. Más tarde, mandó un mensaje tranquilizador a sus empleados, opinando que era más probable que murieran por un accidente de tráfico que por el coronavirus. También vaticinó que para abril habría cero nuevos casos en Estados Unidos. Como empresario no tiene precio, pero como adivino demostró que deja bastante que desear.

A día de hoy, está claro que se equivocó. Él mismo pasó la COVID-19 el pasado mes de noviembre, al parecer con síntomas leves. Y por eso, porque ahora tiene claro las consecuencias de la enfermedad, ha colaborado en una investigación, publicada recientemente en Nature Communications.

Analizando los anticuerpos de los empleados de Elon Musk

Elon Musk no es científico, aunque sí cuenta con algunos de ellos en SpaceX. Estos se han unido a otros investigadores, procedentes del MIT, Harvard, el Beth Israel Deaconess Medical Center y el Howard Hughes Medical Center para llevar a cabo una investigación sobre los anticuerpos generados frente al coronavirus.

Se ha realizado con 4.300 voluntarios, todos ellos empleados de la compañía de Elon Musk.

El objetivo era analizar la cantidad de anticuerpos que generó su sistema inmunitario en respuesta a la infección de coronavirus y comprobar si se corresponde con los síntomas con los que cursó la enfermedad. Y así fue. En el estudio se concluye que aquellos voluntarios que enfermaron más levemente desarrollaron menos inmunidad que los que experimentaron formas graves de COVID-19.

Sostienen que parece haber un umbral en el número de anticuerpos a partir del que se obtendría la inmunidad, aunque no tienen clara cuál sería esa cantidad. Lo que sí está claro es que, por lo general, la inmunidad generada por las vacunas es mucho mayor que la que se obtiene de la infección.

Los sesgos del estudio

Este estudio sobre anticuerpos aporta resultados que podrían explicar por qué algunas personas se reinfectan y otras no.

Sin embargo, sus propios autores comprenden que puede conllevar ciertos sesgos, por los voluntarios que participaron en él. La mayoría de empleados de Elon Musk cuyos datos formaron parte de la investigación son hombres. Además, no hay mucha variedad en las edades, cuya media se encuentra en torno a los 31 años.

Por eso, la muestra elegida deja a varios grupos poblacionales con poca representación. Esto impide que se pueda hacer una valoración generalizada. Sería necesario repetir el estudio, analizando los niveles de anticuerpos en más mujeres e incluyendo individuos de una mayor variedad de edades. Incluso sería interesante añadir pacientes con patologías previas u otros factores que pudieran influir en los resultados.

De momento, las conclusiones de este estudio deben tomarse con la cautela adecuada. Eso sí, hay algo que siguen confirmando: que si queremos llegar a la inmunidad de grupo, debemos confiar en las vacunas. Dejárselo todo al virus aportaría peores resultados y, además, el precio a pagar en número de vidas sería demasiado elevado.