Las películas sobre Wall Street buscan dueño. Mientras en la bolsa todavía están analizando todo el episodio de GameStop, Melvin Capital y el subreddit r/WallStreetBets, en Hollywood también se está librando una batalla que tiene que ver con Wall Street, aunque no como te imaginas.
Y es que aunque los mercados siempre han sido una fuente de inspiración para el cine, ahora la pugna ha sobrepasado las bolsas: adivinar quién se queda con los derechos de emisión en el streaming de las grandes películas sobre el mundo financiero es complicado; justo en el momento en que está en boca de todos.
Sin los grandes títulos en streaming
Para sorpresa de buena parte del público, los grandes catálogos de los estudios se encuentran cada vez más fragmentados, lo que hace que los complicados acuerdos de licencia sean más complicados de seguir. El resultado es casi un reflejo a nivel de distribución cinematográfica de la extraña situación en Wall Street.
¿A qué nos referimos? Entremos en contexto. The Big Short, The Wolf of Wall Street, Wall Street y otros films cuyo centro motor son grandes trampas al corazón financiero estadounidense están en medio de una batalla general sobre sus derechos para ser retransmitidos.
Desde hace meses Netflix, HULU o HBO Max se disputan en acuerdos incompletos y algunos casos, muy poco claros, los derechos de retransmisión y copias de estas películas. El motivo es simple: la mayoría de las compañías que aún no tienen un servicio de transmisión activo comienzan a reforzar el marco legal alrededor de su contenido. En la actualidad, los catálogos de los diferentes canales de transmisión son una mezcla de material original, y otros tantos comprados o cedidos por contratos de al menos cinco años que caducaron durante el 2020.
De modo que los grandes clásicos del cine con temática bursátil se encuentran en la mitad de un terreno indefinido, junto con otros films, cuyos acuerdos de derechos deben ser revisados durante este año. Por ahora, buena parte del público no ha tenido otro remedio que alquilar o comprar varios de los títulos de interés en medio del fenómeno de GameSpot en Itunes y otros distribuidores.
Un extraño fenómeno
El auge alrededor de los films con temática bursátil ha sido lo suficientemente llamativo como para desconcertar a las publicaciones especializadas. Collider reseñaba este fin de semana que el film de 1987 Wall Street fue la tercera película más alquilada el fin de semana en varias páginas, incluyendo iTunes.
Lo mismo ocurrió con The Big Short (2016), que aunque forma parte del catálogo de Amazon Prime Video en algunas regiones, no está disponible en EE.UU.. Por su parte, el fenómeno se repite con The Wolf of Wall Street (2014), disponible en la plataforma fuera de suelo estadounidense. Ambas películas se encuentran en disputa de licencia legal en EE.UU. y es probable que su permanencia en el catálogo streaming incluso más allá de las fronteras del país sea por tiempo limitado. Lo mismo aplica para Boiler Room (2000), que tampoco está disponible en ningún servicio de transmisión.
Por curioso que parezca, la secuela de la película de Stone, Wall Street: Money Never Sleeps, se encuentra Amazon Prime. También está Margin Call, que se transmite en Peacock (por ahora). No obstante, y aunque parezca una estrategia misteriosa en mitad de una situación imprevisible, en realidad solo demuestra las dificultades del mercado online.
El efecto de 'Contagio' se repite
Durante los últimos meses, el aumento exponencial de plataformas streaming en EE.UU., la decisión de Warner con respecto al estreno de sus grandes títulos y el gran auge del contenido online, han provocado una verdadera guerra legal por la tenencia de licencias. De hecho, hubo un problema similar durante los primeros días de la pandemia de la COVID-19, cuando millones de espectadores que buscaban ver Contagio se encontraron con que el film estaba en medio de una decisión legal y, por el momento, no formaba parte de ninguna plataforma.
El hecho de que las películas icónicas de Wall Street no formarán parte del gran momento de Wall Street del 2021 muestra la amplitud del problema de las batallas en corte y en contratos por la tenencia de material fílmico. En la actualidad, varias de las mejores y más queridas producciones del público atraviesan un complicado océano de restricciones que podría evitar llegaran a cualquier plataforma en años.
Por supuesto, Jordan Belfort lo encontraría risible, cuando no apropiado. Todo sea por el dinero, ¿no es así?