Alemania ha confiscado el equivalente a unos 50 millones de euros en Bitcoin de un estafador. Pero hay un problema: no tienen la contraseña del monedero donde está guardada la criptomoneda. Por lo tanto, no tienen forma alguna de acceder al bien virtual.

El estafador fue sentenciado a dos años de cárcel por instalar —sin permiso y sin aviso— software malicioso en equipos de terceros. Este "secuestraba" recursos para hacer el minado. Todo lo conseguido se lo quedaba él, por supuesto.

En total consiguió minar unos 1.700 bitcoin, según Sebastian Murer, el fiscal de la ciudad de Kempten. "Se lo preguntamos pero no nos lo dice, tal vez no la sabe".

De acuerdo a Reuters, el estafador ya ha cumplido su sentencia, está libre pero el estado alemán sigue sin recuperar lo conseguido por medio del malware instalado. Aún así, sigue sin entregar el acceso.

Las autoridades alemanas aseguran que han tomado los pasos necesarios para evitar que el sujeto vuelva a acceder el Bitcoin tras salir libre, aunque no se ha especificado cómo.

El anonimato: lo mejor y lo peor del Bitcoin

Parte del funcionamiento base del Bitcoin es, justamente su absoluto anonimato. Cada "dirección" donde se almacena la criptomoneda no tiene ningún dato o característica que pueda ser trazado a una persona en particular. Además, sólo se puede acceder con un sistema de verificación que, en caso de que se pierda, no hay manera de recuperarla.

Esto garantiza que se pueda operar el bien digital de la misma manera en que dos personas intercambiarían moneda en metálico. Pero al mismo tiempo, simplifica muchísimo la estafa. Puesto que si se toman los pasos necesarios, es imposible detectar quién está detrás de una dirección de Bitcoin.

En caso que se encuentre a los que hicieron una estafa, se puede ocultar el dinero digital sin forma alguna que las autoridades puedan recuperarla, como este caso.