Si escuchamos un oso en Canadá o en Asturias posiblemente su sonido nos parezca idéntico. Lo mismo ocurre con un cachalote del Caribe o del Pacífico. O con dos gorriones ubicados en ciudades diferentes. ¿Es esto el resultado de un oído desentrenado o es que realmente suenan exactamente igual? Durante años los científicos se han preguntado si existen los animales que hablan dialectos. Es decir, si sus gruñidos, chillidos o sonidos en general difieren de una región a otra.
La respuesta realmente es compleja, ya que depende mucho de la especie de la que estemos hablando. Por ejemplo, muy recientemente se ha publicado un estudio en el que se muestra que la rata topo desnuda, también conocida como ratopín rasurado, tiene esa capacidad. No obstante, otros estudios, con procedimientos similares, han dado con resultados muy diferentes para otras especies. Solo hay algunos animales capaces de hablar idiomas. Y estos son algunos ejemplos.
El ratopín rasurado y otros animales que hablan dialectos
En el caso del ratopín rasurado, los dialectos no pertenecen a diferentes regiones geográficas, sino a distintas colonias.
Es la conclusión de este estudio reciente, para el que se realizaron varios experimentos. En el primero, se tomaba un ejemplar y se colocaba junto a dos cámaras conectadas por un tubo. En una había otro ratopín, pero en la otra no sonaba nada. Cuando escuchaban el sonido de uno de sus compañeros de especie, siempre se dirigían hacia ellos, pero el comportamiento no era siempre el mismo. Si el otro animal era de su misma colonia, ellos contestaban con un gruñido o chillido similar. En cambio, si no lo era, se mantenían en silencio.
Esto podría llevar a pensar que los reconocían por la voz o incluso el olor. Por eso, se repitió el experimento reproduciendo artificialmente las llamadas de los dos ratopines de distintas colonias. Y el resultado no varió en absoluto.
Además, el segundo experimento mostró que esto es algo que se aprende, como cuando los seres humanos aprendemos a hablar en nuestro idioma nativo. Llegaron a esta conclusión tras tomar dos crías de diferentes colonias e intercambiarlas. Pasado un tiempo, los sonidos que emitían eran los de la colonia en la que se habían criado, no aquella en la que habían nacido.
Se puede decir, por lo tanto, que los ratopines rasurados son uno de esos animales que hablan dialectos. Pero hay más.
Cachalotes: todo depende de las aguas en las que nadan
Todos los cachalotes, vengan de donde vengan, se comunican a través de una especie de clics espaciados, conocidos como codas. Pero no todos son iguales.
En 2016, un equipo de científicos de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, y la de Dalhousie, en Canadá, publicó un estudio sobre ello. Fue el resultado de 6 años de observación de estos animales en el Caribe.
Al analizar las grabaciones de sus codas, observaron que eran muy diferentes entre distintas poblaciones. Además, parecían tener nombres y apellidos, ya que había sonidos característicos que solo se pronunciaban cuando se dirigían a ejemplares concretos. Cabría esperar por lo tanto que si se analizaran las llamadas de los cachalotes en otro mar u océano fuesen totalmente diferentes, de ahí que también se les considere animales que hablan dialectos.
Gorriones e ‘himnos locales’
Los gorriones pueden considerarse animales que hablan dialectos por su capacidad para aprender nuevas canciones.
Todos emiten unos siete sonidos diferentes, pero pueden combinarlos de múltiples maneras, como hacemos los humanos con las notas musicales.
Algunos inician nuevas melodías ellos mismos. Otros las aprenden de los ejemplares que les rodean. De hecho, un estudio de 1981 demostró que las aprenden a edades tempranas, aunque no comienzan a cantarlas ellos mismos hasta varios meses después.
Esto lo convierte también en una especie de idioma local, ya que los pájaros que viven en un mismo lugar acabarán aprendiendo las mismas canciones.
No todos son animales que hablan dialectos
Como hemos visto con los ratopines o los gorriones, los animales que hablan dialectos los aprenden desde que son crías. Sin embargo, otros animales nacen ya sabiendo hablar su idioma. Y esto es independiente del lugar en el que se críen.
Es, por ejemplo, el caso de los macacos. Existe un experimento clásico realizado por el psicólogo Bob Seyfarth y la bióloga Dorothy Cheney en el que se intercambiaron las crías de un grupo de macacos Rhesus y otro de macacos japoneses. El procedimiento fue similar al que se realizó recientemente con los ratopines. Sin embargo, el resultado fue totalmente opuesto.
Cabe destacar que los macacos, sean de la especie que sean, emiten todos los mismos sonidos, pero lo hacen en contextos distintos. Por ejemplo, los ejemplares jóvenes de macaco Rhesus tienden a gruñir cuando están jugando, mientras que los japoneses arrullan.
Estos científicos querían comprobar si estos comportamientos cambiaban al intercambiarlos, pero no fue así. Pasado un tiempo, el pequeño Rhesus seguía gruñendo, aunque sus compañeros de juegos arrullaran. Y lo mismo ocurrió en la otra familia.
Por lo tanto, hay animales que hablan dialectos y otros que nacen sabiendo cómo comunicarse. El recién descubierto caso del ratopín rasurado es sin duda muy interesante, pero no único. Además, seguro que quedan muchos más por descubrir.