No puede resultar extraño que un estudio de cine como Pixar, con un estilo tan propio, adquiera ciertas tradiciones conforme engrosa su filmografía animada. Como la que se repite en Soul (Pete Docter y Kemp Powers, 2020), su filme vigésimo tercero, lanzado directamente en la plataforma de Disney Plus. Dicha tradición comenzó con la mismísima Toy Story (John Lasseter, 1995). En ella, el vaquero Woody (Tom Hanks) y el astronauta Buzz Lightyear (Tim Allen), juguetes de Andy Davis (John Morris) ambos, riñen de forma muy imprudente, caen del coche familiar y quedan varados en una gasolinera.
Pero Woody ve la camioneta llamativa del restaurante Pizza Planet y convence a Buzz para aborarla porque Andy y su madre (Laurie Metcalf) van allí. Y, desde entonces, esta camioneta con un cohete espacial en el techo ha aparecido en todos los largometrajes de Pixar. Excepto en Los Increíbles (Brad Bird, 2004), algo que pudiera parecer inexplicable si no comprendemos que las personas somos olvidadizas a veces. Pero el vehículo no falta en el videojuego homónimo (Heavy Iron Studios, 2004) ni en la continuación del filme, Los Increíbles 2 (Bird, 2018). Así que se lo perdonamos a su talentoso equipo de cineastas.
Quizá haya que fijarse bien para distinguir la camioneta en Soul, pero no cabe duda de que ahí está. La vemos cuando 22 (Tina Fey) lleva a Joe Gardner (Jamie Foxx) al Salón de Todo para que la ayude a dar con su chispa. Se encuentra aparcado detrás de un violonchelo y junto a un camión de basura, un Jumbo y un globo terráqueo. Y, como bien señala Caroline Fox en ScreenRant, “es una de las pocas cosas en el salón que no es simplemente el contorno gris azulado de un objeto”. Además, con lo mucho que 22 disfruta la pizza más tarde, insistir aquí en este tradicional huevo de pascua de Pixar cobra un mayor sentido.