Teléfonos modulares. Dispositivos móviles que puedes armar mediante piezas conectadas que dotan a un modelo base de funciones y características. Sobre el papel parece una buena idea, pero en la práctica no ha terminado de cuajar. O al menos ese fue el destino de Project Ara, el intento de Google de crear sus propios teléfonos modulares.

El proyecto era muy ambicioso. No sólo porque se trataba de crear teléfonos inteligentes que podías montar y configurar tú mismo. Además, esa plataforma era de hardware libre, una idea que hasta no hace mucho se consideraba prácticamente imposible. Y para hacer esta idea realidad, contó con la experiencia de Motorola, que había sido adquirida por Google años atrás. Sin embargo, el proyecto no pasó de la fase de concepto, por lo que no llegó a materializarse.

Project Ara o Proyecto Ara tuvo una vida muy corta. Surgió en 2011, empezó a cobrar vida a finales de 2013 tras su anuncio oficial, se presentó un prototipo en 2014 pero aunque en 2015 debía ponerse a la venta, en septiembre de 2016 se anunció su final. Project Ara decía adiós sin haber pisado el mercado. Como curiosidad, en Hipertextual nos hicimos eco de la noticia e incluso mi compañero Nico se adelantó a su fracaso en un lejano 2014.

La revolución de los teléfonos modulares

Su nombre explica muy bien lo que es. Teléfonos modulares, teléfonos formados por módulos que dan sentido a lo que es un smartphone hoy en día. Cada componente viene representado por un módulo que puede cambiarse por otro superior o inferior, según el presupuesto de cada uno o según lo que queramos hacer con nuestro smartphone. Cámaras, procesadores, pantallas, baterías…

Según explica Wikipedia en su versión en inglés, una de las ventajas de esta tecnología consiste en reducir la basura electrónica, ya que no necesitas cambiar todo el teléfono cada cierto tiempo, solo cambiarás los módulos necesarios. También debería contribuir a facilitar la reparación de un teléfono averiado, ya que solo tienes que cambiar ciertos módulos, algo que puedes hacer tú mismo. O al menos eso dice la teoría.

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Aunque no hay una fecha exacta en la que definir el origen de los teléfonos modulares, una aproximación es 2008, año en el que la empresa israelí Modu pone en marcha su primer modelo de teléfono modular al que puedes añadir teclado, cámara y otros elementos. Algo habitual si hablamos de informática y de ordenadores de sobremesa, ya que conectar una torre a una pantalla, teclado, ratón y otros periféricos resulta algo familiar.

La historia de Modu no acaba con final feliz. Sin embargo, vendió sus patentes a Google en 2011, ya que el gigante de internet empezaba a estar interesado en esta clase de innovaciones. Con todo, los teléfonos modulares tendrán otro relevo en 2013 bajo el nombre de Phonebloks. Ese mismo año, Google anunciará su Project Ara y surgirán otros proyectos similares como el PuzzlePhone de la finlandesa Circular Devices Oy en 2014 o Fairphone, que en la actualidad es el principal proyecto que sigue en pie en relación a crear teléfonos modulares.

Incluso LG dio sus primeros pasos con LG G5, su primer teléfono modular, lanzado en 2016. Por su parte, ese mismo año Motorola lanzó Moto Z, un smartphone que admitía accesorios que se instalaban mediante imanes.

Project Ara, un ambicioso proyecto

Algo como Project Ara solo podía suceder bajo el amparo de un gigante como Google. Se trataba de un proyecto innovador, con lo cual, costoso. De ahí que otros cayeran por el camino, como la israelí Modu. Precisamente, Google se hizo con sus patentes en 2011. En 2012, Gogle adquirió parte de Motorola, en concreto la división llamada Motorola Mobility creada un año antes.

Tanto la compra de Motorola como la de Modu iban centradas en adquirir patentes, o dicho de otra manera, conocimiento aplicado. Con todas esas patentes, y bajo su división Google ATAP, el gigante de internet empezó a trabajar en lo que llamó Project Ara. Y como caras visibles del proyecto, Paul Eremenko, que había trabajado previamente en Airbus y Motorola, y Regina Dugan.

Project Ara

Project Ara se anunció al público en 2013. Ese mismo año veía la luz un proyecto similar, Phonebloks. Así pues, Google no estaba solo en esta revolución de los teléfonos modulares. Así que, en principio, todo apuntaba a que el proyecto acabaría bien. Además, sobre el papel todo eran ventajas: teléfonos baratos que podías mejorar adquiriendo componentes de mayor o menor valor según tu presupuesto. Tú mismo podías cambiar cada componente y, a priori, la vida útil del teléfono sería mayor, ya que no necesitabas cambiar todo el teléfono, sólo los componentes estropeados.

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En la práctica, Project Ara constaba de una base a la que se añadían módulos que se adherían con marcos endoesqueléticos. Google se encargaba de esa base y otros fabricantes podían ir creando módulos complementarios. Los módulos podían incluir cámaras, altavoces, sensores, botones… En definitiva, se trataba de que cualquiera pudiera armar un teléfono, algo que en la actualidad requiere conocimientos avanzados y que, en la práctica, está limitado a los fabricantes de smartphones.

En el evento Google I/O de 2014 se anunció un primer prototipo de trabajo para desarrolladores y fabricantes. Como anécdota, durante la presentación el dispositivo tardó en encenderse más de lo normal.

Spiral 2, esto va en serio

Tras la accidentada presentación de Project Ara en Google I/O 2014, Google sigue adelante y anuncia a primeros de 2015 Spiral 2, un prototipo de teléfono modular con el que quiere demostrar que el proyecto va en serio.

Con una pantalla de 1280x720 píxeles, módem 3G, cámara de 5 megapíxeles y las conexiones habituales WiFi y Bluetooth, constaba de hasta once módulos propios con la intención de llegar hasta 20 módulos entre propios y de terceros. Ya entonces se empieza a hablar de su sucesor, el Spiral 3, que se espera tenga conexión móvil 4G y se ponga en marcha a finales de ese 2015.

En cuanto al Spiral 2, según explican los medios especializados, la intención es iniciar una prueba piloto en Puerto Rico. Uno de los motivos, que la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) apruebe su producto de cara a su futura comercialización en Estados Unidos. Lamentablemente, la prueba piloto se retrasará en el tiempo indefinidamente. Así, pondrá en marcha un plan B de pruebas piloto a menor escala en varios puntos de Estados Unidos durante 2016.

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Volvemos al evento Google I/O, en esta ocasión el de 2016. Project Ara vuelve a ser uno de los protagonistas de este evento de Google. Tras el fiasco de 2014 y las promesas de 2015, en este evento de 2016 se presentará un nuevo modelo de teléfono modular enfocado a desarrolladores. Con el nombre de Developer Edition, este teléfono sustituye el anunciado el año anterior, el Spiral 2. Del Spiral 3 nunca más se supo. En esa misma presentación se informa a los medios y desarrolladores que su intención es lanzar una versión para el público en 2017.

Pero como expliqué al inicio de este artículo, en septiembre de 2016 Google anuncia que Project Ara llega a su fin. Tras dos modelos y un primer prototipo, y sin lanzar una versión para el usuario de la calle, Project Ara se rinde ante los impedimentos que ha encontrado en su corta aventura.

El riesgo de ir contracorriente

La idea era buena, las imágenes de concepto eran muy atractivas y detrás del proyecto había un gigante como Google, que había adquirido el conocimiento y experiencia de Motorola y una startup especializada en teléfonos modulares. ¿Qué fue mal?

Varias fuentes hablan de problemas relacionados con su producción. O dicho de otra forma, hacer realidad los teléfonos modulares de Google implicaba un desarrollo caro y complejo. El sector estaba acostumbrado a un tipo de dispositivos completamente distinto, smartphones estancos donde todo va dentro de una carcasa cerrada herméticamente. El sistema modular cambia esto y, en aquel momento, parecía casi inviable su producción en masa a nivel técnico y financiero.

Project Ara

En relación, el organismo regulador de Estados Unidos, la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) realiza pruebas sobre dispositivos a partir de un modelo base. Sin embargo, el sistema modular complicaba estas pruebas, ya que la combinación de módulos creaba dispositivos distintos entre sí con diferentes configuraciones.

Otro impedimento, el mayor de todos, fue el hecho de que Project Ara iba a contracorriente de lo que hacía el resto de fabricantes y distribuidores de smartphones. Esto era un problema porque Google no era un fabricante. Es decir, dependía de otros para crear sus teléfonos modulares y sus correspondientes módulos. Algo complicado en un sector en el que, como comenté antes, todas las piezas están pensadas para ser insertadas en el interior de una carcasa con una configuración única.