Hace apenas unos días que se cumplió el primer aniversario de la detección del considerado como paciente cero de COVID-19, en China. Se le ha clasificado como tal por ser el primer caso diagnosticado de la que entonces era una enfermedad misteriosa, que no tardó en extenderse por la ciudad de Wuhan, a causa de un brote iniciado en un mercado de marisco. Tras ese diagnóstico, vinieron muchos más, pero lo que estaba ocurriendo no se hizo público hasta el 30 de diciembre de 2019. Entonces, se consideró que el patógeno en cuestión solo se encontraba en China, pero pronto comenzó a proliferar por otros países asiáticos. Y, de ahí, a occidente. El primer caso de coronavirus en Estados Unidos se diagnosticó el 20 de enero.

Era un hombre de 30 años, residente en Seattle, que había viajado recientemente a Wuhan. Él mismo decidió acudir a las autoridades sanitarias al empezar a sentirse mal. Posiblemente, si no hubiese estado hacía pocos días en el origen del brote, no habría sospechado. Y eso es algo que pudo ocurrirle a otras personas si dicho origen no fuera el que se creía.

En la actualidad existe un gran dilema con respecto al papel que jugó el mercado de Wuhan en la difusión de la enfermedad. Quizás fue allí donde saltó la voz de alarma, pero puede que el SARS-CoV-2 llevase mucho más tiempo circulando, tanto por China como por oros países, entre los que podría encontrarse Estados Unidos.

En busca del origen del coronavirus en Estados Unidos

Esta teoría de la existencia de un origen del coronavirus en Estados Unidos más temprano se sustenta en un estudio, recién publicado en Clinical Infectious Diseases por científicos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.

En él, sus autores analizan las muestras de sangre extraídas por la Cruz Roja Americana a más de 7.000 donantes de Estados Unidos, entre el 13 de diciembre de 2019 y el 17 de enero de 2020.

De todos ellos, 106 tenían anticuerpos contra el SARS-CoV-2, lo cual sugiera que el virus podría circular ya en Estados Unidos en diciembre, o incluso antes. Cabe destacar que el hecho de que haya anticuerpos no tiene por qué indicar una infección activa, por lo que puede que hubiesen enfermado antes.

No es la primera vez que se publica un estudio de este tipo. Unas pruebas retrospectivas realizadas en Francia relevaron la presencia de un paciente infectado en ese país a finales de diciembre de 2019. Además, en Italia se llegaron a recolectar muestras de sangre con anticuerpos en septiembre. Por otro lado, en España el análisis de aguas residuales halló la posible presencia del coronavirus en marzo de 2019. No obstante, en su día se habló de ciertas incorrecciones en la metodología de este estudio que podrían invalidar los resultados.

Limitaciones del estudio

Los autores de este estudio reconocen que su procedimiento también cuenta con ciertas limitaciones. Para empezar, no disponen de información sobre los desplazamientos de los donantes, por lo que no se puede saber si, en caso de haber estado infectados, contrajeron el coronavirus en Estados Unidos.

Por otro lado, contemplaron que pudiera haberse dado cierta reacción cruzada con otros coronavirus a la hora de analizar la presencia de anticuerpos. Esto les llevó a realizar pruebas mucho más específicas, manteniendo 80 positivos. Aun con ese aumento de la especifidad, podría haber algún falso positivo, pero consideran improbable que todos lo sean.

En cuanto a la distribución de estos positivos, de los 106 detectados inicialmente 39 se habían recolectado en California, Oregon y Washington entre el 13 y el 16 de diciembre de 2019 y 67 en Connecticut, Iowa, Massachusetts, Michigan, Rhode Island y Wisconsin entre el 30 de diciembre de 2019 y el 17 de enero de 2020.

A estas alturas, un año después de todo, puede parecer ya innecesario conocer el origen de la enfermedad. Sin embargo, deshacer los pasos del virus puede darnos mucha información importante. Conocer qué ocurrió puede ayudarnos a actuar frente a esta pandemia, pero sobre todo frente a las que están por venir. Porque habrá más, eso está claro. Y cuanto más preparados estemos para ellas, mucho mejor.