El diccionario Oxford nombró la palabra selfie como palabra del año en 2013. El selfie o autofoto se había convertido en un fenómeno mundial. Para ilustrar la noticia, la BBC mostraba una fotografía en la que el mismísimo Papa de Roma posaba junto a unos jóvenes haciéndose la autofoto de rigor. Puede que el fenómeno no sea tan exagerado como ese año, pero a día de hoy se siguen publicando millones de selfies en redes sociales como Instagram o Facebook a pesar del éxito de los bailes de TikTok y Reels de Instagram.

Las autofotos o selfies son ya algo natural. Cuando alguien se topa con un famoso, ya no le pide un autógrafo. Ni tan siquiera una fotografía. Desde hace años se piden selfies, algo tan fácil de hacer por culpa, o gracias, a las cámaras frontales de los teléfonos inteligentes. Pero las autofotos son algo que siempre se ha hecho.

Retratar a los tuyos o retratarte a ti mismo es algo que llevamos haciendo desde el principio de la fotografía. La primera fotografía de la que tenemos constancia corresponde a un paisaje, la conocida como Point de vue du Gras o Vista desde la ventana en Le Gras, tomada en 1826 por Joseph Niépce. Sin embargo, en cuanto la fotografía pudo hacerse en minutos en vez de en horas, el retrato fue el género más demandado por la población, una manera democrática, apta para todos los bolsillos, para tener una imagen de nosotros mismos para la posteridad.

Así que no es de extrañar que a principios del siglo XX, hace ya más de un siglo, surgiera la primera cámara de autofotos, una manera de hacerte tú mismo un retrato sin depender de otra persona. Su nombre comercial fue PhotoReflex y su responsable, el inventor Luther Simjian. Esta es su historia.

El inquieto Luther Simjian

Los primeros años de Luther George Simjian no fueron fáciles. De origen armenio, Simjian nació en 1905 en Aintab en lo que entonces se conocía como Imperio Otomano. Su padre era corredor de seguros para una empresa austríaca y, lamentablemente, su madre falleció cuando tenía unos pocos años de vida. Entre 1915 y 1920, Simjian tuvo que exiliarse con su familia huyendo del genocidio armenio. Primero a Siria, donde perdió a su madrastra y hermanastras, luego a Francia y, finalmente, a Estados Unidos.

Luther Simjian Inventor PhotoReflex

Precisamente, en Estados Unidos, Simjian podrá rehacer su vida y, casualidades del destino, uno de sus primeros trabajos consiste en colorear fotografías. La fotografía será su pasión durante el resto de su vida, y aunque es conocido como un inventor multidisciplinar, todos sus inventos se basan en sus conocimientos por la fotografía. Como gran ejemplo, su intento de cajero automático, que si bien no cuajó, empleaba la fotografía para reconocer dinero en efectivo y cheques y facilitar un recibo al usuario. Pero hay más en su haber: rayos X a color, un simulador de vuelo, un antecesor del teleprompter, etc.

Pero vayamos por partes. Decíamos que con quince años, el joven e inquieto Luther Simjian encuentra un trabajo coloreando fotografías. Al tiempo, cursa sus estudios y acaba trabajando como fotógrafo médico para la Escuela de Medicina de Yale. En 1928, a la edad de 23 años, será nombrado primer director del departamento de fotografía de esa misma Escuela de Medicina. Con sus fotografías ayudó a difundir la medicina mediante diapositivas de gran calidad más allá de los clásicos dibujos o diagramas.

La cámara de autofotos

Y en 1929, Luther Simjian patentará uno de sus primeros inventos. Lo llamará PhotoReflex y consistirá en una cámara de fotografía pensada para hacer retratos de uno mismo, lo que hoy conocemos como selfie o autofoto que patentará ese mismo año. O como titula la revista especializada Popular Science, “Automatic Photographer Lets You Pose Yoursel”, o en castellano, el fotógrafo automático que te permite posar tú mismo.

Aunque en la patente no queda muy claro el tamaño del invento, en la fotografía de Popular Science vemos al propio Simjian con su cámara en las manos, una cámara de un tamaño normal para la época. Según indica la revista, “tras cinco años de experimentos”, el invento consiste en colocar al sujeto frente a siete espejos, de manera que se ve a sí mismo reflejado en siete ángulos. Tras elegir la mejor pose, “el sujeto pulsa un botón y una cámara invisible saca la imagen en el ángulo del espejo elegido”. De manera automática, el film se cambia por otro para realizar otra fotografía. Vamos, una mezcla entre cámara de autofotos y fotomatón como los que encontramos en centros comerciales o estaciones de metro y tren.

PhotoReflex

Otro medio de la época, Scientific American, describe la cámara de autofotos PhotoReflex con estas palabras: un espejo central, frente a la cámara, se desliza verticalmente cuando pulsamos un botón que activa un dispositivo hidráulico. Una lente reduce la imagen al tamaño adecuado para darle mayor profundidad y definición en el negativo. Por otro lado, el espejo central cuenta con ranuras horizontales para que, cuando se deslice hacia abajo, la exposición se haga a través de esa ranura. Combinando el espejo central y los complementarios, se logra la imagen adecuada para el cliente. Finalmente, un fotógrafo profesional se encarga de revelar el film ya expuesto y lo imprime como se hace normalmente.

Lejos de quedarse en la mera patente, Simjian quiso comercializar su invento. Para ello creó la empresa PhotoReflex Company, que estuvo activa entre 1929 y 1935. Para hacer esto posible colaboró con Sperry Gyroscope Company, una compañía de electrónica de la que surgieron inventos relacionados con navegación, aeronáutica y tecnología militar.

Un fotomatón para el público

Aunque la versión actual de la autofoto o selfie es muy personal, gracias a que todos llevamos encima un smartphone con cámara frontal, el invento de Luther Simjian no se popularizó en este sentido, sino que se vendió como un primer sistema de fotomatón para usar en lugares públicos.

Y recordemos que durante su etapa como inventor y promotor de PhotoReflex, Simjian seguía siendo director del departamento de fotografía de la Escuela de Medicina de Yale. Fue así hasta que en 1931 se trasladó a Nueva York. Uno de los motivos fue cursar estudios en la Universidad de Columbia.

PhotoReflex

Otro motivo fue poner en marcha su invento con una de sus primeras aplicaciones fue en 1931 en la misma Nueva York. En concreto, en los grandes almacenes de John Wanamaker. La cámara iba integra dentro de un habitáculo, una cabina como los actuales fotomatones o cabinas de fotos, photo booth en inglés. Así, el usuario podía verse en pantalla, o mejor dicho en uno de los espejos del dispositivo, y elegir la versión que más le gustara. Todo ello de manera automática.

Con todo, el invento no tuvo el éxito esperado. Sí, hoy en día el selfie está a la orden del día y durante años hemos visto fotomatones por doquier, pero la cámara de autofotos de Luther Simjian no cuajó. De ahí que Simjian acabase por vender sus derechos sobre la cámara PhotoReflex.

Pero esto no significa que fuera un fracaso. El invento era bueno, sentó unas bases, inspiró otros inventos y, precisamente, para el propio Simjian supuso una de sus primeras experiencias como inventor y como empresario. Es más, gracias a PhotoReflex, Simjian descubrió el autoenfoque en fotografía. De ahí surgiría una patente en 1931 y otra en 1932 con el nombre de cámara de autoenfoque.

La carrera de inventor y empresario de Luther Simjian siguió encadenando invento tras invento. Hasta el punto de que en 1997 se le dedicara un artículo titulado Edison of our time. Lo de Edison porque patentó más de 200 inventos en 70 años. Sin embargo, mientras que Edison sacó provecho de ellos a nivel pecuniario, Simjian no tuvo el mismo acierto comercial en todos ellos. Y en algunos casos, su paternidad quedó diluida hasta décadas más tarde, como el cajero automático, entre otros.