(Con Spoilers de The Mandalorian y Star Wars, proceda con precaución)

La llamada “nueva” trilogía de Star Wars despertó las expectativas de los fans por una nueva era de descubrimientos en el universo de la saga para terminar por convertirse en una gran decepción. En especial Star Wars: The Rise of Skywalker (2019), de J.J. Abrams, que no solo pareció tener como único objetivo obviar cualquier aporte o narración incluida en Star Wars: The Last Jedi (2017), de Rian Johnson. Intenta crear, además, una especie de conexión artificial y poco creíble con la trilogía original. El resultado fue una combinación desordenada de elementos que convirtieron al film en un conjunto de errores de contexto, argumentales y líneas temporales, que confundió y enfureció a la pléyade de seguidores de la Space Opera más querida del cine.

Ahora, la segunda temporada de The Mandalorian parece analizar de manera consecuente los errores cometidos en el plano cinematográfico y durante el primer capítulo de la segunda temporada, construyó una versión sobre la reaparición de personajes dados por muertos — o al menos, desaparecidos — que demuestra todo lo que pudo lograrse en pantalla grande, con un poco de paciencia y mucha más atención al detalle. Nos referimos, por supuesto, al regreso de Boba Fett, el gran misterio de temporada que el guion analiza con cuidado y sin duda, con un especial interés en brindar contexto y suficientes pistas sobre qué pudo ocurrir durante el tiempo en que el personaje estuvo “muerto” — nunca mejor utilizada la expresión — para el mundo.

Lecciones de The Mandalorian

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Hagamos un poco de contexto: durante el estreno de los nuevos capítulos de la serie, Din Djarin llegó a Tatooine y trata de matar a dragón krayt para conseguir la armadura de Boba Fett de Cobb Vanth, quien la consiguió gracias a un trato no demasiado claro con los Jawa de Tatooine.

Como es de suponer, el protagonista de The Mandalorian está convencido de que Boba Fett ha de estar muerto, pero al final del capítulo se muestra que el personaje está vivo, sino en apariencia saludable (y con todos los miembros de su cuerpo en su lugar), por lo que la gran pregunta a la que remite el episodio es ¿qué ha ocurrido con Boba Fett durante todo este tiempo?

The Mandalorian crea una tensión elemental al sugerir que Boba Fett permaneció durante todo el tiempo transcurrido desde los acontecimientos del Retorno del Jedi en Tatootine, sino que además sufrió la indignidad de perder su armadura sin que se aclaren las circunstancias. Esta posibilidad de contexto, pero en especial, el hecho de que deba analizarse bajo qué circunstancias, o por cual motivo el mandaloriano decidió permanecer en el planeta en que fue herido y dado muerto, abre toda una dimensión a la historia del personaje que podría sostener también la de Mando en su búsqueda de otro oriundo de Mandalore.

¿Cuál es la ventaja y la fortaleza de semejante presentación de Boba Fett? Para comenzar se cuidaron todos los detalles: si miras con cuidado la armadura que llevaba The Marshall durante el capítulo, notarás que la parte posterior, hay un pequeño parche de metal superpuesto (también de Beskar, suponemos), lo que indica que el equipo se reparó luego del ataque que recibió durante la huida de Luke y los suyos en las primeras secuencias de El Retorno del Jedi. Como si eso no fuera suficiente, queda claro que Boba Fett tuvo que enfrentarse a un planeta especialmente duro al borde externo de la Galaxia y en mitad de lo que parece un caos de poder durante los años transcurridos desde la muerte de Jaba the Hutt, lo que supone una capa de interés de enorme importancia para comprender a su personaje.

Uno de las grandes quejas de los fans en The Rise of Skywalker fue la forma en que se decidió vincular todo lo ocurrido en las películas anteriores con el Emperador Palpatine, al que se trajo de vuelta de la muerte sin ninguna explicación clara, peso narrativo, y lo que es aún más torpe la menor mención de lo que podría haber ocurrido en la considerable cantidad de tiempo en que el Sith estuvo oculto. Esto creó una considerable armada espacial de última tecnología y además manipuló a la distancia los hilos del destino de los personajes principales.

De hecho, se sintió como un renacimiento forzado, creado por Abrams para deshacer — de cualquier manera y bajo cualquier método — la subversión de la tradición que la película de Rian Johnson propuso. Palpatine se reveló como el cerebro detrás de la conversión de Ben Solo a Kylo Ren, lo que provocó que Luke Skywalker se convirtió en un ermitaño. Por si eso no fuera suficiente, Palpatine también movía los hilos de Snoke. El problema es que la franquicia nunca mostró huellas concretas para este momento tan importante, por lo que sintió artificial y poco creíble.

La idea de Din viajando por la galaxia, especialmente en un planeta donde Boba murió, establece la posibilidad real que conozca su historia — lo cual es más que probable — y que vaya en su búsqueda por una razón obvia: necesita entablar contacto con alguien de su planeta y es quizás la única pista real de la que dispone. Se trató de un movimiento calculado, que utiliza con habilidad la mitología de la serie para crear una percepción sobre el transcurrir del tiempo más que efectiva en The Mandalorian.

¿Qué podemos esperar del regreso de Boba Fett? Aunque todavía es pronto para especular — y es probable que sea un anzuelo para buena parte de los fanáticos — la inteligencia del guion al crear espacios creíbles para sus personajes, hace a The Mandalorian no sólo el futuro de Star Wars, sino también en un recorrido más que interesante por toda una nueva forma de contar la historia de la saga intergaláctica. Justo lo que los fans necesitábamos luego del mal sabor de la fallida trilogía que acaba de culminar.