Cuando pensamos en directivos de Apple, los nombres que más frecuentemente emergen son los de Tim Cook, Eddy Cue, Phil Schiller –ahora Apple Fellow– o Craig Federighi. Son las personas que más visibilidad han tenido durante los últimos años, las que siempre aparecen en las keynotes, las que protagonizan las entrevistas más relevantes y, sobre todo, las que lideran algunos de los equipos más importantes dentro de la compañía.
En los últimos meses, no obstante, hemos visto cómo un nombre ha comenzado a ganar bastante visibilidad. Es el de Johny Srouji, Senior Vice President Hardware Technologies en Apple. Este ingeniero de origen israelí es el responsable del procesador M1 con el que la empresa de Cupertino ha revolucionado todo el sector. Él, junto con su equipo, también es responsable del incesante avance que han experimentado los procesadores de la serie A que Apple monta tanto en los iPhone como en los iPad, unos chips que, generación tras generación, han superado a las propuestas de empresas rivales como Qualcomm, Samsung o Huawei tanto en potencia como en eficiencia energética.
La visibilidad de este veterano ejecutivo de cara al público ha sido bastante limitada comparada con la de otros directivos, quizá por lo técnica que resulta su labor –las arquitecturas, los nanómetros y los gigahercios no son temas sencillos fáciles de comunicar al público–. Pero su trabajo, como ha quedado patente con los primeros Mac con Apple Silicon, ha sido vital para situar a Apple en la posición de vanguardia en la que ahora mismo se encuentra. Srouji es, en cierto modo, el genio en la sombra que, durante los últimos años, ha liderado toda una revolución en Apple.
Un genio en la sombra
La aventura de Johny Srouji en Apple comenzó en 2008, cuando Steve Jobs aún lideraba la compañía norteamericana. En aquellos momentos, Apple todavía daba sus primeros pasos con el iPhone, cuya primera versión se lanzó al mercado en 2007. Pero la empresa norteamericana, por aquel entonces, tenía bastante claro de qué forma y en qué dirección debía evolucionar su producto estrella durante los próximos años.
Los de Cupertino, para sorpresa de nadie, querían controlar todo lo posible el hardware de su innovador teléfono. Una idea que quedó claramente expuesta cuando Steve Jobs, durante la presentación del primer modelo, recurrió a una icónica frase de Alan Kay: "las personas que se toman verdaderamente en serio el software deben hacer su propio hardware". Esa simbiosis entre hardware y software, que se traduce en una experiencia de uso mucho más rica para el consumidor, ha sido siempre uno de los pilares sobre los que se ha erigido la filosofía de Apple. Y el iPhone, como era evidente, no iba a ser una excepción.
Para hacerlo posible, Steve Jobs –junto con su equipo directivo– tomó la decisión de crear una especie de división enfocada en el desarrollo de microprocesadores para el iPhone y, posteriormente, también para el iPad. Sabían que, para ofrecer la mejor experiencia posible con esos nuevos productos, tenían que controlar el desarrollo de ese elemento tan sumamente importante. Era el pilar sobre el que se articulaban todas las demás características del móvil.
La tarea fue encomendada por Bob Mansfield a Johny Srouji, un veterano ingeniero especializado en el diseño de CPUs que había trabajado durante más de quince años en IBM e Intel. En 2008, este comenzó a trabajar para Apple liderando el desarrollo del SoC A4, el primer system on a chip (o SoC, por sus siglas en inglés) diseñado por Apple. El chip, que debutó en 2010 con el primer iPad y el iPhone 4, supuso un punto de inflexión para la marca.
Dicho proyecto, no obstante, fue solo el primer paso de una exhaustiva y extensa carrera en el mundo del silicio. Durante los diez años siguientes, el equipo de Srouji ha diseñado los procesadores de cada producto que Apple ha lanzado al mercado –salvo el Mac–. Los resultados, por suerte para la compañía, han sido extraordinarios: tanto los iPhone como los iPad han sido reconocidos, generación tras generación, como los productos de referencia en lo que a rendimiento, capacidad de procesamiento y eficiencia energética se refiere.
El equipo de Srouji también está detrás de elementos como el Secure Enclave, el Image Signal Processor o el Neural Engine, que han permitido tanto al iPhone como al iPad diferenciarse de la competencia en áreas como la fotografía o la seguridad. Muchas de las características que en estos momentos hacen atractivos a los productos de Apple son reales, al menos en parte, gracias a esta división por la que Steve Jobs apostó por primera vez en 2008.
Las responsabilidades de Srouji, no obstante, no se limitan únicamente a los SoCs. El directivo también supervisa las baterías, los controladores de almacenamiento, los chips de las pantallas y muchos otros componentes presentes en toda la gama de productos de Apple. En 2015, pasó a ocupar el cargo de Senior Vice President of Hardware Technologies, reportando directamente a Tim Cook, el máximo dirigente de la compañía, y situándose en la misma ventana que los directivos más destacados de Apple.
Johny Srouji materializa la visión de Jobs
El éxito del equipo liderado por Johny Srouji hizo que tanto los iPhone como los iPad, a partir de cierto momento, pudiesen competir en rendimiento con muchos de los ordenadores que habitualmente utilizamos para trabajar. La pregunta, dada la situación, surgía por sí sola: ¿qué pasaría si los Mac utilizasen estos procesadores? ¿Qué serían capaces de hacer?
En algún momento, Apple decidió abordar todas esas cuestiones, experimentar con las diferentes opciones y delinear un plan de acción, el cual se ha culminado en este 2020 con la presentación de los primeros Mac con el procesador M1, diseñado íntegramente por Apple. Con este movimiento, en cierto modo, se cierra el círculo que Steve Jobs comenzó a trazar en 2008, cuando apostó por la creación de un equipo enfocado en el diseño de procesadores para intentar hacer los mejores productos posibles. En aquel momento, Jobs probablemente lo hizo pensando en el iPhone y el iPad, pero el exitoso trabajo de Johny Srouji al frente de la división de hardware technologies ha hecho que, doce años más tarde, esa visión de Jobs siempre defendió impulse a todos los productos de la marca –incluido el Mac–.