Casi nadie se enfrenta al tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Quitando, quizás, a las orcas y las ballenas. Sin embargo, imágenes adjuntas en un nuevo estudio publicado en la revista científica Nature apuntan a que los calamares se defienden hasta dejar cicatrices en los tiburones blancos en el Océano Pacífico Norte.

No es algo nuevo. De hecho, las cicatrices de estas cazas se han podido ver por todo el mundo. Pero los investigadores se han centrado en las dejadas por calamares en 14 tiburones en las aguas de Isla Guadalupe (México). El equipo utilizó técnicas no invasivas, según explican desde IFLScience, para vigilar a estos tiburones durante varios años.

La mayoría de los tiburones eran machos jóvenes y, para lo investigadores, "quizás más fáciles de abordar". La vigilancia se hizo en 2008, 2012, 2013, 2017 y 2019. Y vieron que uno de los machos tenía nuevas cicatrices. Esto implica que lo más probable es que la pelea entre tiburón y calamar se produjera cerca de Isla Guadalupe, que es donde se encuentra el equipo de investigación.

Dieta de los tiburones blancos

La dieta del tiburón blanco está compuesta en un 50% por cefalópodos. Esto incluye a los calamares, pero también a pulpos, sepias y nautilos. Por este motivo, lo más probable es que las cicatrices se produzcan durante los intentos de los tiburones por cazar calamares.

"El consumo de cefalópodos podría ser fundamental en la dieta del tiburón blanco al permitir una rápida digestión y absorción debido a la gran cantidad de proteínas y el bajo contenido de lípidos presentes en este grupo", señalan los autores del estudio. "Además de esto, se ha sugerido que algunas especies de cefalópodos como Dosidicus gigas contienen altos contenidos de ácidos grasos esenciales para los procesos reproductivos del tiburón, como la maduración gonadal y el desarrollo embrionario. Esto podría favorecer la espermatogénesis en machos subadultos y el embarazo en hembras adultas".

Batalla en las profundidades

tiburones blancos y calamares
Becerril-García et Al. 2020

No es extraño que los tiburones blancos se hundan a grandes profundidades en busca de comida. De hecho, que se dirijan a la zona crepuscular, donde la luz del sol no puede llegar, es un comportamiento común en tiburones subadultos y adultos. Además, estas zonas, a entre 200 y 1.000 metros por debajo de la superficie, es un lugar que frecuentan los calamares. Por lo que la batalla entre quien quiere comer y quien no quiere ser comido está servida.

"El hecho de que los calamares causen estas marcas en los tiburones sugiere un encuentro extremadamente agresivo entre depredador y presa. En el que las cicatrices defensivas sobresalen en la cabeza, branquias y cuerpo del tiburón blanco", señalan. "El poder de succión de los brazos y tentáculos de los calamares grandes es probable que deforme la estructura de los dentículos dérmicos del tiburón y, por ende, las cicatrices. Y en algunos casos genere heridas abiertas dependiendo de la intensidad del abrazo".

Probablemente los tiburones blancos no ganen siembre la batalla en las profundidades. Pero es fascinante imaginar a tiburón y calamar, en un abrazo mortal, peleando de manera tan agresiva que aparezcan cicatrices en los tiburones blancos.

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