El realizador parisino Julien Maury y su compatriota y colega Alexandre Bustillo, saltaron a la palestra mundial del maltratado panorama del cine terrorífico gracias a su ópera prima, Al interior (2007). Su última obra, Kandisha (2020), se ha visto en el Festival de Sitges, y el primero nos ha contado en una entrevista para Hipertextual, entre otras cosas, cómo acabaron dirigiendo películas juntos: “Nosotros nos conocimos en 2005. Él [Bustillo] era periodista y escribía en Mad Movies, y yo hacía cortometrajes en esa época [Pizza à l’oeil (2003) y PEDRO! Livreur de Pizza (2005)], estaba acabando en la escuela de cine y leía la revista. Me gustaba mucho su estilo y su gusto, y todo lo que a él le gustaba, a mí también, así que creía que teníamos muchas coincidencias”.
Lo que me chifla a Julien Maury es la lectura, y Alexandre Bustillo se dedicaba a escribir. De modo que, ante todo ello, “le preguntó por él un día a un amigo en común, si era amable, y le dijo que sí, que por supuesto”, y que él tenía su teléfono y pensaba que ambos podrían colaborar muy bien porque el uno escribía guiones y el otro, realizaba cortos. Así que le dio un telefonazo y pudieron conocerse. Y, “desde la primera película que hicieron, no han parado de trabajar juntos”, cosa que “puede ser a veces difícil porque, si bien tienen emociones positivas, este trabajo también les acarrea otras que pueden ser injustas”. Pero, “al ser dos, tienen una fuerza increíble: cuando uno, por ejemplo, se deprime, el otro le ayuda a remontar y pueden compartir además la alegría en muchos momentos”.
Y confiesa: “Alex, para mí, es como mi hermano, y con él paso mucho más tiempo que con mi propia familia, y no conseguiría hacer este trabajo sin él. Tenemos muchísima suerte de trabajar juntos en lo que nos gusta, que es nuestro sueño, y en ello pensamos cuando nos levantamos por las mañanas”. Como la que fuese en que se les ocurrió la idea de Kandisha: “Lo que hicimos fue preguntarle a toda la gente que conocemos qué es lo que le da más miedo, no solo de nuestro país sino también de otros países, y al final escuchamos a nuestros amigos marroquíes, a los que, desde hace muchos años, lo que más miedo les da es la leyenda de Aïsha Kandisha. Y nos informamos sobre ella y la encontramos fascinante porque es muy universal, una criatura femenina que encontramos en muchas historias”.
Lo que de verdad les cautivó de esta leyenda “es que se trata de una persona que está totalmente oculta, tapada por un velo, y en los pies tiene unas pezuñas de cabra”, una imagen que “hace trabajar a la imaginación, la inflama, porque no hay nada que dé más miedo que lo que uno no ve”. Y han querido meter “la parte ancestral y exótica en un contexto de realidad” porque “lo que les gusta es sorprender a la gente y proponerle una mezcla de cosas diferentes”. Y, para encarnar a los personajes de Kandisha, “han hecho un casting muy, muy largo, en el que buscaban unos perfiles de jóvenes que no fueran demasiado expertos, sino nuevas caras bastante urbanas”. Con Mathilde Lamusse a la cabeza, solo vista en cortos y el largometraje Yves (Benoît Forgeard, 2020) hasta hoy.
Y, como el espectáculo cinematográfico debe continuar, Julien Maury y Alexandre Bustillo han puesto fin a los tres meses del rodaje de una nueva película, The Deep House (2021), con James Jagger, que interpretó al Kip Stevens de la serie Vinyl (Terence Winter, Martin Scorsese, Mick Jagger y Rich Cohen, 2016), y Camille Rowe, rostro de la ídem de Cosas de la edad (Guillaume Canet, 2017) o la Margaux Armanville de Quisiera que alguien me esperara en algún lugar (Arnaud Viard, 2019), como actores protagonistas. “Ahora ya estamos en la parte del montaje, nos quedan dos semanas y esperamos estrenarla en primavera”, nos ha dicho Maury. “Es sobre una casa encantada que está totalmente bajo el agua. La hemos construido y la hemos hundido en una especie de piscina”. Caray.
