En una entrevista que concedió a la BBC en 1987, George A. Romero confesó que había escogido al 1 de Octubre de 1968 para estrenar su ya clásica película por una razón simple: “Quería que los adolescentes la vieran más de una vez durante el mes”. Sin embargo, lo que parece una broma cruel es en realidad parte de la visión del director sobre una película que llegaría para refundar el género de los films de terror para crear uno propio.

Nada fue igual después que Romero soltara hordas de zombies en las tierras agrícolas de Pensilvania con toda la intención de llevar un mensaje político que todavía resulta fresco.

Si eres fan de The Walking Dead y The Last Of Us, la mirada inquietante, dura y siniestra sobre la naturaleza del zombie te resultará familiar: La Noche de los Muertos Vivientes es una obra fundacional de la historia cinematográfica que se sustenta en su capacidad para brindar a la cualidad del monstruo un significado político. El director se inspiró en la tensión racial y política que atravesaba Norteamérica a finales de la década de los ’60 para reflexionar sobre los verdaderos horrores que padecía el país.

Se trató de un golpe de efecto, que combinó una historia de terror con tintes siniestros con humor negro y en especial, una versión subvertida de la realidad en la que los zombies eran el símbolo de los temores colectivos de un país confrontado a sus propias heridas históricas. Para Romero, el horror era algo más que castillos góticos y fantasmas de aspecto frágil: con su aire rupturista, el film debatió ideas contemporáneas a través de un argumento poderoso y logró llevar a las películas de género a un nuevo debate sobre su discurso y la forma, en que podían ser parte de la cultura pop.

Un viejo conocido con un nuevo traje

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Romero era un gran amante de las películas de terror. Tanto, como para que las primeras escenas de su película fueran una mirada clásica a la muerte: el cementerio que la cámara muestra en un lento recorrido de pulso firme es muy parecido a cualquiera de los que podían encontrarse en una película de Vincent Prince, y es un claro homenaje al Universal horror que por casi tres décadas definió los fundamentos del cine de terror hasta crear un estilo inconfundible.

Romero no lo olvida y comienza su historia rindiendo tributo a lo que seguramente fueron sus primeras referencias, pero tambié, sus intenciones de cambio: cuando los hermanos Johnny (Russell Streiner) y Barbara (Judith O’Dea) ponen flores en la tumba de su padre y de inmediato son atacados por zombies, Romero muestra un recorrido por terreno conocido. Una ventana para comprender al terror como algo más que sobresaltos y giros de trama tramposos.

Toda la escena es un abreboca para un tipo de terror apocalíptico con un aire renovado, muy lejos de los clásicos como Frankenstein (1931) y Drácula (1931). En realidad, el director está más interesado en mostrar las grietas, el caos bajo lo improbable y entablar un diálogo directo entre la versión de la realidad de las películas de terror y la crítica social que de una u otra forma era de enorme importancia para el director.

La Noche de los Muertos Vivientes

Romero rompe con las convenciones del elegante género de terror que le precedió y encuentra en Psicosis de Hitchcock y Repulsión de Polanski, la medida justa para mostrar lo terrorífico a un público desconcertado e incómodo. Las escenas conservan un aire a mitad de camino entre lo cotidiano destruido por lo inexplicable y también, la sensación claustrofóbica que los zombies — lo que sea que estos sean -sitiaron a los pocos personajes que logran sobrevivir a su asedio.

Se trata de un ejemplo impecable de survival terror que tiene evidentes paralelismos con On the Beach de Stanley Kramer(1959) y la película para televisión de la BBC Underground (1958), parte de la serie de antologías de terror Armchair Theatre, que mostró un nuevo rostro sobre la invasión de los espacios domésticos y al monstruo convertido en amenaza colectiva.

La Noche de los Muertos Vivientes

De la misma manera que en La Noche de los Muertos Vivientes, hay un énfasis considerable en la batalla por sobrevivir — incluso a costa de la vida de otros — y en especial, una sutil crítica social que incluye antagonismos racionales entre los escasos hombres y mujeres que logran sobrevivir a la catástrofe central.

De una otra manera, la película Romero abrió las puertas al cine de terror que en la actualidad es parte de toda una nueva ola encabezada por Jordan Peele y Ari Aster, en la que el miedo es parte de una fractura de la realidad. Que además es un espacio claro para analizar otro tipo de batallas morales e intelectuales. La naturaleza de la amenaza zombie de Romero es evidente y también una batalla contra la sociedad, la forma en que la comprendemos y al final, la identidad del ser humano común.

Con su evidente alegoría del zombie carnívoro como la sociedad implecable que devora a sus miembros para mantenerse en pie a costa de cualquier precio, La Noche de los Muertos Vivientes es sin duda una joya del género que demuestra la evolución del cine de terror hacia regiones inexploradas que aun resultan sorprendentes.