Resulta de lo más obvio que Ratched (desde 2020), la nueva serie de los estadounidenses Ryan Murphy (Feud) y Evan Romansky para Netflix que revisita Alguien voló sobre el nido del cuco (Milos Forman, 1975) y la novela homónima de Ken Kesey (1962) en la que se basa, pudiera añadirse como la temporada diez de American Horror Story (desde 2011) por sus elementos comunes y porque cuenta con el mismo espíritu macabro. Y, entre lo que comparte, se incluyen varias tramas paralelas, es decir, desarrollos e interacciones de personajes que ya habíamos visto en la terrorífica serie antológica de Murphy y Brad Falchuk.
Para empezar, la dinámica que se establece entre la implacable enfermera Mildred Ratched (Sarah Paulson) y el doctor Richard Hanover (Jon Jon Briones) se parece mucho a la que había entre la hermana Mary Eunice McKee (Lily Rabe), después de que la poseyese el demonio escapado de Jedd Potter (Devon Grayer), y el doctor Arthur Arden (James Cromwell) en Asylum (2012-2013), segunda temporada de American Horror Story. Son figuras prominentes en el hospital psiquiátrico de Lucía, como los otros dos en el de Briarcliff; ellos sienten cierta fascinación por las dos mujeres y ellas los manipulan y los usan para sus oscuros propósitos, con la toma del poder y los estallidos de violencia en la institución.
Además, por si esto fuera poco, tanto Richard Hanover como su colega Arthur Arden son fugitivos al frente de sus hospitales que se esconden bajo otros nombres: el Manuel Bañaga que había tomado parte en la amputación de miembros de Henry Osgood (Brandon Flynn) y el nazi Hans Grüper, médico que mandaba en campos de concentración alemanes durante la dictadura de Adolf Hitler y que tramó que también le cortaran las piernas a la Elsa Mars (Jessica Lange) de Freak Show (2014-2015) para una película snuff en 1932. Los dos, por otro lado, ambicionan lograr importantes avances científicos con sus experimentos, pero Hanover es idealista y Arden, un sádico torturador.
La misma Mildred Ratched y su enfermizo parentesco postizo con Edmund Tolleson (Finn Wittrock), encerrado en el hospital de Lucía por el homicidio de tres sacerdotes católicos para que Richard Hanover determine su estado psíquico y su posible condición de reo de la pena capital como desea el gobernador George Wilburn (Vincent D’Onofrio) para ser reelegido en el cargo por su muestra de mano dura con este criminal, nos traen a la memoria a la periodista Lana Winters de Asylum, interpretada por la propia Sarah Paulson, y a Johnny Morgan (Dylan McDermott), hijo suyo, asesino en serie como el nuevo Cara Sangrienta y, así, sucesor de su padre, el psicopático doctor Oliver Thredson (Zachary Quinto).
Y la evolución de Edmund hacia la brutalidad recurrente, pues degüella al guardia Harold (Jermaine Williams) cuando huye del hospital con Dolly (Alice Englert) y liquida a siete enfermeras en Chicago tras su segunda fuga con las personalidades múltiples de Charlotte Wells (Sophie Okonedo), y la abierta declaración de hostilidades entre él y Mildred Ratched al final de la primera temporada de Ratched, nos hace intuir que acabará igual que los dos Cara Sangrienta a manos de Lana Winters. No hay duda que de que, en su enfrentamiento, solo la imponente enfermera puede salir airosa; y no únicamente porque deba estar viva para recibir en el futuro al conflictivo Randle Patrick McMurphy.
Por último, los ricachones Lenore (Sharon Stone) y Henry Osgood (Brandon Flynn) nos recuerdan a Gloria (Frances Conroy) y Dandy Mott (Wittrock), personajes de Freak Show, la cuarta temporada de American Horror Story. Ella es una madre preocupadísima por su temible y caprichoso hijo de tendencias violentas que busca ayuda sin resultado en un psiquiatra, el desconocido doctor Feinbloom, como Lenore Osgood la busca trágicamente en Manuel Bañaga y cuyo retoño termina provocando un estropicio sangriento. Y, aunque Lenore es mucho más dura que la suave Gloria y al igual que el mismo Dandy, el imposibilitado y rabioso Henry termina asesinándola.