Estos días se está hablando de los test rápidos de antígenos para la COVID-19. Pero no hay que confundirlos ni con las PCR ni con los test de anticuerpos. En Hipertextual te contamos qué es la prueba de antígenos y en qué se diferencia del resto de herramientas para detectar el SARS-CoV-2.
Las tres pruebas, actualmente, que hay para detectar este coronavirus son la PCR, los test de anticuerpos y los test de antígenos. La PCR busca el ARN del SARS-CoV-2 a través de una muestra nasofaríngea. Es decir, te meten un palito (llamado hisopo) por la nariz hasta que casi ves las estrellas. También se puede hacer por la boca, aunque se ha demostrado que si es por la nariz se captura más virus. Por lo que es más fácil detectarlo después. Se puede hacer a personas con síntomas y sin síntomas, sin distinción.
En el caso de los test de anticuerpos, se usa la sangre para buscar dos tipos de anticuerpos: la inmunoglobulina G (IgG) y la inmunoglobulina M (IgM). Hay que señalar que hasta pasados unos diez días desde el inicio de los síntomas no se empiezan a presentar anticuerpos, por lo que no tiene sentido usar esta prueba para el diagnóstico de COVID-19.
Test rápidos de antígenos de COVID-19: ¿qué son?
No hay que confundir el test de anticuerpos con el de antígenos, son diferentes. De hecho, ni siquiera usan el mismo tipo de muestra, también se utilizan en momentos distintos de la enfermedad. Los test de antígenos buscan proteínas específicas del virus (antígenos). Es una manera indirecta de dar con él, a través de la proteína N o la subunidad S1 y S2 de la proteína de espiga.
Con una muestra nasofaríngea (sí, como la de las PCR) y los reactivos que vienen en el kit de diagnóstico se puede saber si uno tienen COVID-19. Al necesitarse una muestra nasofaríngea tiene que ser un profesional de la salud es que realice el test, por lo que no se puede realizar simplemente en casa. Aún así, al tardar apenas 15 minutos en ofrecer un resultado, puede ayudar a descongestionar parte del sistema sanitario, que en algunas zonas de España vuelve a estar camino del colapso.
Hacerse este test rápido de antígenos es más útil cuando se presentan síntomas y entre los días 2 y 7 desde que se presentan síntomas. Esto se debe a que es cuando más carga viral hay en el cuerpo y hacérsela más tarde podría suponer que ya no haya antígenos suficientes para detectar la enfermedad.
Cribados masivos
El problema que plantean los test rápidos de antígenos es que se desconoce la carga viral en asintomáticos, por lo que podría ser más difícil detectarlos con este tipo de pruebas. Por lo que hacer cribados masivos con ellos podría suponer que los asintomáticos pasaran desapercibidos.
"El cribado con test de antígenos a toda la población de las zonas con mayor incidencia, además de suponer un nuevo dispendio económico, resulta contraproducente", explica en The Conversation Miguel Ángel Royo Bordonada, presidente de la Asociación Madrileña de Salud Publica. "Estos test han sido autorizados en Estados Unidos por la FDA para casos sospechosos en los días siguientes al inicio de los síntomas, no para asintomáticos ni para pruebas de cribado en población general", añade.
Sin embargo, sí puede ser una ayuda en los colegios, sobre todo si tienen enfermera en el centro, y en las consultas de pediatría, que con la llegada del otoño y el invierno podrían verse saturadas. Este tipo de test de antígenos para la COVID-19 podría ayudar a saber si los síntomas que muestra un niño son del coronavirus o solo se trata de una gripe o resfriado.
Necesidad de PCR
Los tiempos de espera para tener los resultados de una PCR cada vez son más altos. Y seguirán aumentando según el coronavirus se vaya expandiendo. Los test rápidos de antígenos pueden ser una solución para la atención primaria saturada.
Pero, ¿cómo de fiables son? Para saber su fiabilidad, hay que fijarse en la especificidad y la sensibilidad de estas pruebas en comparación con la PCR, que es el método de diagnóstico principal.
La especificidad es la probabilidad de individuos sanos que tengan resultado negativo y, por lo visto, estos test tienen una fiabilidad bastante similar a la PCR, es decir, se dan pocos falsos positivos. En el caso de la sensibilidad, esta es menor que la PCR, ya que se sitúa alrededor del 90%, dependiendo del test que se utilice. En algunos casos, por protocolo, se procederá a realizar una PCR para confirmar o descartar el resultado.
Un ejemplo, el test rápido de antígenos Panbio de Abbott, que es el que se está comprando masivamente en España ahora, tiene una especificidad del 99% y una sensibilidad del 93%, tal y como señalan en El Confidencial. "Siendo especialmente precisos cuando los pacientes llevan menos de cinco días desde la aparición de los síntomas", indican. Además, su precio es de 4,5 euros por unidad.
En definitiva, los test rápidos de antígenos son una nueva herramienta para la pandemia. Además, pronto irán mejorando y serán cada vez más fiables. Aunque no sabemos si hasta el punto de no necesitar la PCR en el futuro, pero por lo menos para descender las largas esperas de los laboratorios para tener una posible respuesta.