Los efectos de los punteros láser en los ojos se conocen desde hace mucho tiempo. Sin embargo, en algunos ámbitos recreativos siguen utilizándose. Las recomendaciones para su buen uso incluyen no apuntar directamente a los ojos, mucho menos de forma sostenida. Sin embargo, a veces con unos pocos segundos basta.
Es precisamente lo que le ocurrió a un adolescente de Ohio, cuyo caso se ha descrito recientemente en un estudio de la revista Retinal Cases & Brief Reports. El chico se encontraba con unos amigos en mitad de un juego de disparos con pistolas láser cuando sintió un fogonazo muy brillante, seguido por unos minutos de ceguera total. Después recuperó parte de la visión, pero esta seguía borrosa, por lo que tuvo que acudir a un oftalmólogo, que le confirmó lo que ya temía: el láser había dañado sus retinas, a pesar de que solo se detuvo un momento a mirarlo.
El peligro de los punteros láser en los ojos
El láser que usó durante el juego este adolescente era un puntero de los que se utilizan para entrenar mascotas. Por lo general estos dispositivos se comercializan como de baja potencia. Sin embargo, no siempre es así.
Según explican en el estudio, las razones por la que estos juguetes parecen asociarse últimamente a más incidentes parecen estar relacionadas precisamente con la potencia. Cada vez están más disponibles aquellos con potencias de salida elevadas, especialmente los que emiten en longitudes de onda en torno al verde y al azul. Al contrario que los que se comercializaban habitualmente hasta hace poco, que no superaban los 5 miliwatios de potencia, estos pueden superar los 1.200 mW. Son capaces de encender cigarrillos o fuegos artificiales a distancia, por lo que resulta evidente lo dañinos que pueden llegar a ser para los ojos.
En el caso del niño mencionado en esta investigación, la exposición al láser le generó una visión borrosa continua y pérdida parcial de la vista en el ojo derecho. Con los meses estos síntomas fueron mejorando progresivamente, pero los médicos que lo trataron tienen pocas esperanzas en que vuelva a ver como antes, ya que sus retinas han quedado dañadas para siempre.
Pérdida de células
Gracias a un sistema de escaneo óptico de alta resolución, los investigadores pudieron certificar la existencia de uno de los efectos más frecuentes de los punteros láser en los ojos. Las células fotorreceptoras (conos y bastones) de sus retinas habían sido fulminadas en grupos. Concretamente, tenía dos lesiones en el ojo derecho y una en el izquierdo en las que no quedaba ni un solo cono.
Cuando el chico se sometió a una revisión 20 meses después del accidente, estas quemaduras habían reducido ligeramente su tamaño. Además, ya no veía tan borroso. Pero, desgraciadamente, no parece que se vaya a recuperar por completo.
El suyo es un buen ejemplo para alentar a jóvenes y no tan jóvenes a extremar las precauciones con punteros y pistolas láser de juguete. Aunque que creamos que una exposición muy corta no tiene por qué ser dañina, para él sí que lo fue. Por eso, se debe comprobar que la potencia es realmente baja e, incluso si es así, evitar fijar la vista sobre el láser. En estos casos, como en tantos otros, es mucho mejor prevenir que curar.