¿Quién no ha visto alguna vez cómo su perro se persigue la cola? Es un curioso hábito que exhiben en todo tipo de situaciones. Cuando celebran que su amigo humano acaba de llegar a casa, cuando quieren llamar la atención por algún motivo, cuando sufren por los ruidos atronadores de una traca de cohetes… las situaciones son muy variadas, pero el gesto es casi siempre el mismo: un incesante viaje en círculos, que rara vez termina con la captura de la cola, aunque a veces sí que logran sujetar la punta durante un momento con sus dientes.
Si nuestro perro realiza este ritual es algo que en principio no debe preocuparnos, pues es un movimiento muy común en ellos. Sin embargo, en casos en los que se hace de forma demasiado frecuente, sí que puede ser el resultado de algún problema que pueda requerir la intervención de un veterinario.
Mi perro se persigue la cola: ¿qué le pasa?
Según explicaba recientemente a Mental Floss el consultor canino Russell Hartstein, el gesto por el que un perro se persigue la cola es uno de los conocidos como comportamientos de desplazamiento.
Este tipo de hábitos, que también se dan en humanos, son gestos inconscientes que generalmente se usan para aliviar tensiones. Es, por ejemplo, la razón por la que las personas cuando estamos nerviosas o aburridas tendemos a enredar nuestro pelo en los dedos o agitar compulsivamente las piernas o algún lápiz que tengamos en las manos.
También es posible que el animal lo haga por estas razones; pero que, si ve que así despierta las risas de sus compañeros humanos, comience a hacerlo como método para llamar la atención.
Esto ocurre especialmente cuando son jóvenes, por lo que normalmente se hace con menos frecuencia a medida que envejecen. No obstante, algunas razas, como los pastores alemanes, siguen haciéndolo incluso cuando son mayores.
¿Cuándo se convierte en un problema?
Si vemos que nuestro perro se persigue la cola constantemente, varias veces al día, y con aspecto de evidente nerviosismo, puede que estemos ante un problema.
Lo explicaba en 2017 en una entrada de su blog la veterinaria chilena Soledad Torres Alvarado y también puede leerse en numerosos estudios científicos.
En estos casos se convertiría en un comportamiento característico del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) canino. Esta es la conclusión de un gran número de investigaciones y se ha llegado a ella a partir de una amplia variedad de observaciones. Por ejemplo, se ha comprobado que los perros que consumen suplementos de minerales y de vitamina B6 tienden a perseguir menos su cola. Ambos complementos reducen las compulsiones en pacientes humanos con TOC, por lo que se muestra un paralelismo importante en ese aspecto.
Además, muchos experimentan mejorías también al ser tratados con psicotrópicos.
Este no es el único comportamiento obsesivo que se ha detectado en canes. Los lametones o los mordiscos en las patas son algunos muy documentados, que a menudo se muestran con mayor o menor frecuencia dependiendo de la raza.
Por todo esto, los expertos recomiendan acudir a un veterinario en caso de que nuestro perro se persiga la cola con demasiada frecuencia. Pero solo si es excesivo y parece interferir en su propia tranquilidad. Si no, es un gesto totalmente inocente.