Las auroras boreales y australes son uno de los fenómenos más bonitos que se pueden ver en la Tierra. No solo se producen aquí, ya que se han podido observan en Júpiter y sus satélites, Saturno, Urano, Neptuno e, incluso Marte ha mostrado tener sus propias auroras. Ahora, la sonda Rosetta nos ha revelado que el cometa 67P/CG también tiene su propia aurora, según un nuevo estudio publicado en Nature. Y ha dejado unas espectaculares imágenes sobre esto.
¿Cómo se producen las auroras? Tanto las boreales como las australes aparecen en la Tierra debido a partículas cargadas electromagnéticamente que parten del Sol golpean la atmósfera superior para crear estos destellos de colores verde, rojo y blanco.
La misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) estudió entre septiembre de 2014 y septiembre de 2016 al cometa 67P/CG como buen cazador de cometas que es. Y descubrió algo fascinante: el cometa 67P/CG tiene sus propias auroras. Esta es la "primera vez que se documentan estas emisiones electromagnéticas en ultravioleta", apuntan desde la NASA.
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Al principio los expertos pensaron que se trataba de resplandor diurno, según los primeros datos del estudio. Este es "un proceso causado por fotones de luz que interactúan con la envoltura de gas, conocida como coma, que irradia y rodea el núcleo del cometa", explican. Sin embargo, un nuevo análisis de los datos parece demostrar que el cometa 67P/CG tiene sus propias luces del norte.
"Naturaleza auroral"
Los datos, apunta la agencia espacial estadounidense, indican que las emisiones de 67P/CG son en realidad de "naturaleza auroral".
"Los electrones que fluyen en el viento solar interactúan con el gas en la coma del cometa, rompiendo el agua y otras moléculas. Los átomos resultantes emiten una luz ultravioleta lejana distintiva. Invisible a simple vista, el ultravioleta lejano tiene las longitudes de onda más cortas de radiación en el espectro ultravioleta".
"El resplandor que rodea a 67P/CG es único", comentó Marina Galand del Imperial College de Londres y autora principal del estudio. "Al vincular datos de numerosos instrumentos Rosetta, pudimos obtener una mejor imagen de lo que estaba sucediendo. Esto nos permitió identificar sin ambigüedades cómo se forman las emisiones atómicas ultravioleta de 67P/CG".
Con esta nueva información, además, podremos saber más sobre cómo cambiar las partículas del viento solar con el tiempo. Esto es muy importante para entender el clima espacial en todo el sistema solar. Conociendo mejor cómo afecta la radiación del Sol al entorno espacial, podremos investigar mejores formas para proteger a nuestros satélites y naves espaciales. Y a nuestros astronautas, que pronto volverán a la Luna y pisarán Marte por primera vez.
Rosetta, aún tiempo después de que terminara su misión, sigue dándonos información muy valiosa de este cometa y del entorno espacial.