Para que el SARS-CoV-2 pueda entrar en las células de un ser humano, es necesario que estas tengan la cerradura en la que encaja la llave utilizada por el virus. Esta es un receptor llamado ACE2, cuyo papel en la expansión y la gravedad de la enfermedad ha sido muy estudiado desde los inicios de la pandemia. Se encuentra en abundancia en las células del tracto respiratorio, pero también en las de otros órganos, como el corazón o los riñones, de ahí que la enfermedad afecte a tantos niveles. Ahora, la descripción del primer caso conocido de diabetes por coronavirus pone de manifiesto su presencia en las células beta del páncreas.
El deterioro de estas se encuentra detrás de la diabetes tipo 1. Habitualmente es el propio sistema inmunitario de los pacientes el que las ataca, impidiendo que pueda llevarse a cabo el metabolismo de la glucosa correctamente. Sin embargo, cuando un joven de 19 años acudió a un hospital alemán aquejado de lo que parecía una diabetes incipiente, no había ni rastro de los anticuerpos propios que suelen provocar el desarrollo de la enfermedad. Tenía que haber algo más. Y la posible respuesta llegó cuando los médicos le hicieron algunas preguntas sobre la salud de las últimas semanas, tanto suya como de sus padres.
Todo empezó en Austria
El 14 de marzo de 2020, el joven alemán y sus padres volvieron a casa de un viaje en Austria. Poco después, el padre y la madre empezaron a desarrollar síntomas característicos de la COVID-19, como tos seca, pérdida del olfato y el gusto, dificultad para respirar y dolor en las articulaciones. Si bien informaron a los servicios sanitarios de su estado, se encontraban en esos primeros días de la pandemia en los que no se hacían PCRs a todas las personas con síntomas. Por eso, dado que no se encontraban en estado grave, pasaron la enfermedad en casa, sin complicaciones.
El hijo no manifestó síntomas de coronavirus, pero unos días después, el 6 de abril, comenzó a enfermar a un nivel muy diferente. Bebía agua constantemente, orinaba con mucha más frecuencia de la habitual y se encontraba siempre cansado. Para cuando decidió acudir al médico ya había dejado 12 kilos, bebía unos 6 litros de agua al día y acudía al baño de 2 a 3 veces por noche. Ese cuadro clínico, junto a los resultados de los análisis de sangre que le realizaron, apuntaba a un diagnóstico claro de diabetes mellitus tipo 1.
Su abuela materna padecía diabetes tipo 2 y un primo por la misma rama familiar diabetes tipo 1. Sin embargo, como viene siendo normal en estos casos, este familiar presentaba anticuerpos contra sus células beta del páncreas. Pero no era el caso del joven de 19 años. Entonces fue cuando se empezó a plantear que pudiera ser un caso de diabetes por coronavirus.
Diabetes por coronavirus: ¿es posible?
Al indagar sobre sus últimas semanas, los médicos descubrieron lo que había ocurrido a la vuelta de las vacaciones en Austria. Aunque nunca se llegó a diagnosticar el coronavirus a los padres, los síntomas parecían muy claros. En cuanto al chico, habiendo viajado con ellos y convivido en la misma casa mientras pasaron la enfermedad, lo más probable era que la hubiese cursado de forma asintomática. Por eso, se decidió realizar una serología que evidenció que, efectivamente, tenía anticuerpos frente al SARS-CoV-2. Había sido un caso asintomático.
Pero estos a veces también experimentan las consecuencias del virus que han padecido. En este caso, no es posible decir con seguridad si se trató de diabetes por coronavirus. De ser así, sería el primer caso descrito. Y lo cierto es que, según concluyen en Nature Metabolism algunos de los especialistas que trataron al joven, es bastante probable.
Los receptores ACE2 son muy abundantes en las células beta del páncreas. Se ha comprobado en experimentos con ratones que si estos se eliminan suelen experimentar hiperglucemia y una disminución de los niveles de insulina. Por eso, no solo son necesarios, sino que intervienen activamente en la estabilidad y el buen funcionamiento de dichas células.
Este paciente no experimentó síntomas de coronavirus, pero sí podría ser que el deterioro de las células beta después de que el virus usara su cerradura para entrar al organismo podría haberle jugado una mala pasada. Al no haber presencia de anticuerpos propios que hubiesen podido atacar a las células, es una opción probable. Es cierto que no todas las diabetes tipo 1 se dan por este ataque del propio sistema inmunitario, pero es una de las causas más comunes.
La parte buena de esta historia es que, después de 10 días de ingreso, 3 de ellos en la UCI, el joven pudo ser dado de alta y mantener una vida normal, siempre siguiendo el tratamiento y las pautas típicas de un diabético.
Hasta ahora se sabía que la diabetes, por causas obvias, era un factor de riesgo de casos graves de coronavirus. Pero no se conocía ningún caso de la enfermedad causada directamente por el virus. De ser como estos científicos sospecha, estaríamos ante otra posible consecuencia más de este enemigo desconocido.