Airbnb se prepara para su salida a bolsa en un contexto en el que su modelo de negocio esencial ha saltado por los aires. La llegada del coronavirus ha supuesto un jaque, de momento por tiempo indefinido, al turismo mundial. Aerolíneas, hoteles y por supuesto proveedoras de viviendas vacacionales siguen mirando con recelo los meses venideros.

Y mientras lo que resta de 2020 no pinta bien para el sector en general, Airbnb intenta encontrar hueco en la nueva etapa que se abre. Desde el parón de las reservas –que ha supuesto unas pérdidas valoradas en más de 1.000 millones de dólares desde el inicio de la pandemia–, la tecnológica ya está abordando un cambio de estrategia.

Una variación en su operativa que, heredada de las nuevas costumbres de los usuarios –al menos de los que han viajado en este atípico 2020–, ya marca la nueva pauta de Airbnb. Viajes más largos en estancias atípicas no demasiado lejos del lugar de residencia. "Los viajes domésticos aún representan la mayoría de las reservas a nivel mundial en Airbnb, y más de la mitad de las reservas hechas en agosto (para septiembre y octubre) son a menos de 500 kilómetros del lugar de residencia. Así pues, está claro que las escapadas de proximidad han llegado para quedarse este otoño", explican desde la compañía. Casi el 45% de las reservas, frente al 17% del año pasado, se han cerrado en destinos próximos.

Además de por periodos de más de 30 días solo en aquellas localidades en las que esta modalidad vacacional está permitida. Ciudades como Amsterdam ya limitaron estos plazos a 30 días máximo por reserva, desde sus 60 iniciales, para controlar el sector del turismo. Madrid, por su parte, establece todo lo contrario: reservas, como mínimo, de cinco días. Sea como fuere, el incremento de los alquileres y el tiempo de las estancias hace que muchos usuarios tengan que enfrentarse a un cambio en la especificación de su vivienda en los registros.

Booking, plataforma de reservas de hoteles y residencias vacacionales, también está virando su estrategia a la nueva tendencia marcada por el coronavirus. Con casi el 40% de sus reservas de estos últimos meses dirigidas a pisos, la compañía ya se prepara para esas estancias de larga duración por más de 30 días.

Esto quiere decir que, con el aumento de las oportunidades de teletrabajo, la relación entre la vida laboral y el ocio se difumina. Mientras en el resto de Europa el interés por las ciudades empieza a despuntar, en España la tendencia sigue en huir de las grandes urbes –actuales focos de contagio del virus–. Las mismas que, con Barcelona y Madrid a la cabeza, acumulaban la mayor parte de la oferta vacacional en la plataforma y ahora se enfrentan a una caída de los ingresos total.

Y mientras las viviendas vacacionales en las grandes ciudades vuelven a la senda del alquiler ordinario, las pequeñas localidades ocupan puestos de liderazgo en el ranking.