La aviación tiene muchas efemérides y fechas importantes del calendario. Como el 1 de enero de 1914, cuando un hidroavión voló de San Petersburgo a Tampa, en el estado de Florida, con el piloto Antony Janus y Abram C. Este último se convirtió en el primer pasajero de un avión. Posteriormente, John Alcock y Arthur Whitten Brown estuvieron al frente del primer vuelo transatlántico sin escalas, de Canadá hasta Irlanda. Estos fueron los inicios de una industria que ha cambiado radicalmente la forma en la que nos movemos y acortó las distancias internacionales. A mediados del siglo XX, las innovaciones en este sector estaban a la orden. Pero ¿cuáles son las innovaciones actuales que pueden llegar a revolucionar la aviación?
Estos no son buenos tiempos para la aviación. La pandemia ha provocado una grave crisis en el sector que, calculan las compañías y fabricantes, no llegará a su fin hasta 2024. Miedo a los contagios, aglomeraciones en aeropuertos y miedo a llevar el coronavirus de un país a otro.
La aviación ha cambiado nuestra percepción de las fronteras y ha facilitado una globalización que, más de 100 años después, acorta distancias tanto para lo bueno como para lo malo. Las aerolíneas han sido las primeras en sufrir las consecuencias de la crisis del coronavirus y, mientras que algunas han tenido que desprenderse de parte de su personal, otras han caído directamente en bancarrota. Un panorama no mucho menos esperanzador les espera a los fabricantes Boeing y Airbus, que han despedido a miles de trabajadores en los últimos meses.
¿Estamos viendo realmente innovaciones en la aviación?
En este difícil contexto, ¿se podrán llevar a cabo muchos de los proyectos innovadores que se iniciaron antes de la pandemia? Por el momento se baraja que se trate solamente de un retraso, aunque habría que plantearse hasta qué punto las iniciativas pueden revolucionar la aviación. ¿Y si ya hemos visto las innovaciones más importantes en el sector? En realidad, la más revolucionaria llegó el siglo pasado, cuando aparecieron los aviones propulsados por motores de reacción.
"Los primeros reactores para transporte civil prácticamente doblan la velocidad de los aviones de hélice más rápidos de la época, lo que permite reducir la duración de los vuelos a la mitad del tiempo", explicó a Hipertextual Barsen García-López, profesor de la UDIMA y comandante de Iberia. Además, permitieron realizar los vuelos a mayor altitud y así evitar elementos meteorológicos como tormentas.
En el siguiente paso, se consiguió una navegación más fiable, segura y rápida en las rutas. Estas innovaciones dieron pie, a partir de mediados del siglo XX, a que la aviación se convirtiese en algo cada vez más parecido a lo que conocemos actualmente. Con la reducción del tiempo del trayecto, se abarataron también los costes del viaje y, con ello, el del billete. García-López indicó:
"Se incrementa el número de pasajeros, dando paso a la expansión de los vuelos ‘charter’ y líneas de bajo coste, que ahorrando en atención al pasaje, logra reducir el precio de los billetes. Actualmente es más barato el trayecto Madrid a Londres en avión que el trayecto del aeropuerto de Stansted a la ciudad de Londres".
Este escenario fue el que provocó, por otro lado, que los sueldos de los tripulantes se empezaran a establecer por horas de vuelo en lugar de kilometros o millas voladas. También fue una de las pruebas que confirmaron que el mundo ya no era tan inabarcable y que las distancias son relativas.
La tecnología entra en la ecuación
El avance de la tecnología marcó el ritmo de los siguientes cambios en el sector. De cableado de mandos a cables eléctricos, sistemas de vuelo autónomo y cambios en los materiales para la construcción de las aeronaves. El comandante de Iberia indicó que, a pesar de que los pasajeros no aprecian este último cambio cuando están en su asiento, este supone uno de los grandes avances en la aviación. "La utilización de materiales compuestos como la fibra de carbono o el kevlar (...) que, desde 2009 se utilizan en la estructura, consiguen una mayor resistencia con un peso infinitamente menor que con los materiales usados como el aluminio, tungsteno y acero".
De esta manera, y también por los nuevos sistemas de navegación y automatismos, los motores han conseguido reducir su consumo energético y aumentar su eficiencia.
"Si tenemos en cuenta el gasto de combustible por pasajero y kilómetro recorrido, comparando un avión con el gasto de un automóvil, es más rentable y menos contaminante el avión. El combustible requerido para mover a un pasajero de avión es menor que el requerido en un automóvil".
La aerolínea KLM facilitó a Hipertextual algunas de sus iniciativas más novedosas, como los llamados Winglets. Se trata de dispositivos de punta alar y aerodinámicos en los extremos de las alas para reducir significativamente el consumo de combustible.
En los últimos años y como consecuencia de la alerta climática, muchos de los proyectos de los fabricantes y de la industria han venido de la mano de intentar reducir la huella de carbono de los aviones. A pesar de que, como comentaba Barsen García-López, viajar puede ser menos contaminante que viajar en coche, las iniciativas para mejorar en este aspecto continúan.
KLM indicó que están colaborando con la Facultad de Ingeniería Aeroespacial de Delft, en los Países Bajos, para el desarrollo del prototipo de Flying-V. "El diseño en V del avión integrará la cabina de pasajeros, la zona de carga y los depósitos de combustible en las alas. Su diseño aerodinámico y su menor peso implicarán que utilice un 20% menos de combustible que el nuevo A350".
Las innovaciones continúan, pese a todo
Todos los cambios que hemos comentado anteriormente son innovaciones importantes en el sector, aunque no son tan visibles como lo pudo ser en su momento la llegada del motor de reacción. Los pasajeros se siguen sentando en sus asientos y llegan en pocas horas a una ciudad que está a miles de kilómetros. Los cambios que pueden haber habido en el avión que les transporta pasan desapercibidos para muchos de ellos, sobre todo porque la mayoría han estado centrados en el diseño de las aeronaves. "No nos impresionan a primera vista y difíciles de adivinar si no somos estudiosos, o inquietos en la investigación del sector aéreo", indicó el comandante de Iberia.
La industria no ha parado y todo indica a que lo último que harán será quedarse de brazos cruzados, a pesar del coronavirus. Sin embargo, es posible que la pandemia sí tenga una consecuencia y, si antes de la pandemia ya era importante ahorrar gastos, ahora puede serlo más todavía.
Pueden volver ideas que ya se habían barajado anteriormente, como la de juntar a más pasajeros en un avión y que algunos vayan de pie para trayectos cortos. No obstante, uno de los proyectos más ambiciosos pasa por eliminar a los pilotos de la cabina de vuelo. "Hemos comentado la eliminación del navegante, también se eliminó al radiotelegrafista y al mecánico de vuelo, sustituidos por nuevos sistemas basados en la tecnología", recordó García-López.
Los pilotos serían reemplazados por pilotos en tierra o por un ordenador que haría las funciones del elemento humano y la toma de decisiones. Sobre este último punto, el comandante de Iberia y profesor de Udima resaltó que él se considera de la vieja escuela y que a lo largo de su carrera ha tenido que tomar decisiones en cuestión de segundos que han podido salvar en algunos casos a toda la tripulación. Por ello, y a pesar de la importancia de las innovaciones tecnológicas aplicadas en la aviación, puede haber un límite.
"En aviación los peligros que acechan, aunque están todos tipificados y se realizan todo tipo de simulaciones y se recuerdan cada seis meses las posibles emergencias que pueden ocurrir, el saber sortear un núcleo de tormentas de 300 kilómetros de ancho y que llega hasta niveles de vuelo imposibles de superar si no es con una nave espacial, es algo que de momento no se ha conseguido de forma automática".