Virgin Galactic ha anunciado un nuevo avión supersónico capaz de viajar de Nueva York a Londres en unos 90 minutos. El vuelo normalmente dura 7 horas 50 minutos.

Será diseñado con ayuda de Rolls Royce, quien se encargaba de las turbinas del Concorde, que dejó de volar en 2003. Eso sí, de acuerdo a Virgin, solo caben 19 personas por vuelo.

Para conseguirlo, el avión se elevaría hasta los 60.000 pies (18,3 kilómetros), que es el doble de la altura habitual de jets comerciales. Conseguiría una velocidad de hasta 3.700 kilómetros por hora o unas tres veces la velocidad del sonido.

A mayor altura menos fricción con el aire y por lo tanto hay una mayor posibilidad de moverse más rápido con menos esfuerzo. El problema siempre ha sido mantener la aerodinámica con menor densidad en el aire, sumado al esfuerzo necesario para conseguir tal elevación.

Es por eso que el proyecto es de Virgin Galactic, que se dedica a la exploración de la comercialización de viajes espaciales y subespaciales. El pasado junio, George Whitesides, ex CEO de la compañía, explicó que quieren expandir el modelo de negocio a los vuelos supersónicos.

La compañía fundada por Richard Branson no ha ofrecido fechas para la construcción y puesta a prueba del nuevo avión supersónico. Tampoco hay estimados sobre cuándo iniciarían operaciones.

Vuelos más caros pero mucho más rápidos en aviones más pequeños

Según Whitesides, hay un mercado grande para personas que están dispuestos a viajar muy rápido en aviones más pequeños pero más exclusivos.

El objetivo es obtener un porcentaje minoritario en el mercado de de larga distancia en clase ejecutiva o primera clase, que corresponde a unos 300.000 millones de dólares anuales. "Si capturamos el 5%, es un gran número, entre 10.000 y 15.000 dólares anuales".

Los viajes supersónicos fueron posibles entre 1969 y 2003 cuando el Concorde volaba gracias a British Airways y Air France. El retiro de operaciones, según ambas aerolíneas, era el bajo número de pasajeros tras el accidente del 25 de julio de 2000, aumento en costes de mantenimiento y la crisis de aviación que desencadenaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.