Quienes han sufrido una depresión o, simplemente, han estado puntualmente bajos de ánimos por algún motivo saben lo poco que ayudan que alguien les diga que la solución es “no estar tristes”. Combatir con la tristeza es complicado y no se logra simplemente forzando la felicidad. Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en Experimental Psychology por investigadores de la Universidad de Australia del Sur, indica que, en parte, fingir una sonrisa puede ser una buena estrategia.
Lógicamente, no es la solución al problema, pero puede ser una herramienta más útil de lo que creíamos hasta ahora. Además, puede tener implicaciones interesantes para el tratamiento de diferentes trastornos mentales, ya que supone una forma de “engañar” al cerebro, para que reme en la misma dirección que la terapia.
El poder de fingir una sonrisa
Para la realización del estudio, sus autores pidieron a un grupo de voluntarios que mordieran un lápiz. Cuando realizamos este gesto, sin buscarlo, nuestra cara fuerza una mueca de sonrisa, independientemente de cuál sea nuestro estado de ánimo.
Una vez que se encontraban de este modo, tuvieron que mirar las imágenes de otras personas y evaluar si se encontraban tristes o contentas. En algunas se veían solo caras, en otras también aparecían puntos de luz simulando las caminatas tristes o enérgicas de un individuo. Curiosamente, quienes tenían el lápiz en la boca percibían caras y andares más felices en una misma situación que quienes no lo tenían. Además, ellos mismos reconocían sentirse mejor.
Según explicó en un comunicado de prensa el autor principal del estudio, Fernando Marmolejo-Ramos, eso se debe a que, al contraer los músculos de la cara en una mueca de sonrisa, se estimula la amígdala. Esta es una región conocida como el centro emocional del cerebro, pues se encarga de liberar sustancias vinculadas a un estado anímico positivo.
Lógicamente, esto no significa que fingir una sonrisa pueda sustituir la terapia psicológica ni la farmacológica. Sin embargo, sí que puede ayudar a quien se encuentra inmerso en cualquiera de estos dos tratamientos a enfocarlo con algo más de positividad. En definitiva, si estás triste, busca ayuda. Ese debería ser siempre el mejor de los consejos. Si, en el trayecto, además te apetece sonreír, adelante. Parece ser que eso también ayuda.