Cuenta la novela de Carlo Collodi que, después de saber que Geppetto había sido engullido por una ballena, Pinocho decidió ir en su busca para que también se lo tragara a él y poder escapar juntos de su interior. Así lo hizo. Una vez que el cetáceo lo capturó y pudo reunirse con su padre, ideó un plan, consistente en forzar el estornudo del gran animal. La artimaña funcionó, pero en realidad no es más que ficción. Ciertamente, si te conviertes en comida para ballenas tus posibilidades de escapar en la vida real son nulas. Pero, en realidad, que un animal pueda huir del sistema digestivo de otro no es tan descabellado. Es el caso de un escarabajo que ha mostrado ser capaz de escapar del vientre de una rana después de que esta se lo coma.

La maniobra ha sido descrita por el ecólogo Shinji Sugiura, de la Universidad de Kobe, en un estudio recién publicado en Current Biology.

Escapar del vientre de una rana es posible… si eres este escarabajo

Para la realización de su estudio, este científico captó en vídeo a una rana de la especie Pelophylax nigromaculatus engullendo un ejemplar del escarabajo acuático Regimbartia attenuata.

En las imágenes se puede ver que el anfibio se traga a su presa sin masticarla ni procesarla lo más mínimo. Directamente para dentro. En condiciones normales, la muerte del animal sería una agonía en el interior del sistema digestivo de su captora. Sin embargo, estos insectos guardan un as en la manga. O en la pata.

Se sabe que, por lo general, estas ranas defecan los restos de comida 24 horas después de ingerirla. No obstante, este es un periodo demasiado largo para mantenerse con vida, por lo que R. attenuata ha diseñado un mecanismo que acelera bastante el proceso.

Son capaces de desplazarse por todo el tubo digestivo hasta llegar al punto final, en el que se encuentra el respiradero, por el que estos anfibios llevan a cabo el proceso de excreción. Por desgracia para el pobre escarabajo, no se encuentra abierto, sino que es necesario un empujoncito por parte del esfínter para que se descubra. Sería el mayor obstáculo del coleóptero escapista, pero es aquí donde realiza su truco, al más puro estilo de Pinocho.

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Un último paso para la libertad

Según las conclusiones de Sugiura, el escarabajo debe estimular el intestino de la rana, de modo que el esfínter se relaje y pueda salir al exterior. Dicho muy grosso modo, podría decirse que le provoca retortijones.

Durante sus experimentos, el ecólogo japonés comprobó que el 93,3% de los escarabajos ingeridos pudieron escapar del vientre de una rana en las 6 horas siguientes a su captura.

Además, lo hicieron con varias especies, más allá de P.nigromaculatus. También consiguieron realizar su “truco” desde el sistema digestivo de Pelophylax porosus, Glandirana rugosa, Fejervarya kawamurai e Hyla japonica.

Las frases de libros de autoayuda y sobres de azúcar suelen recurrir equivocadamente como ejemplo de persistencia al vuelo del abejorro. Desde luego, si quisieran causar algún impacto recurriendo a insectos y sin tener que abandonar la evidencia científica, deberían pasarse a R. attenuata. Ese sí que es un ejemplo de constancia ante las desavenencias.

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