“¿A qué huelen las nubes?” Muchos recordarán esta pregunta que se convirtió en el principio del anuncio de una famosa marca de compresas a finales de los 90. Lo cierto es que, si nos ponemos rigurosos, las nubes no huelen a nada, por estar compuestas mayoritariamente por agua. Sin embargo, si ascendemos unos cuantos kilómetros, sí que podemos empezar a detectar ciertos olores. Una gama de aromas que nosotros mismos podemos olfatear en el perfume de la NASA que ha salido a la venta a través de una plataforma de crowdfunding.
Eau de Space: el perfume de la NASA
Todo empezó en 2008, cuando la NASA encargó al tecnólogo de alimentos y director de una empresa de fragancias Steven Pearce que intentara reproducir los olores del espacio.
Tras consultar las descripciones que habían hecho varios astronautas sobre ello, se quedó con algo repetido por la mayoría. Al parecer, se trata de un olor metálico, similar a la mezcla entre el aroma de la carne quemada y lo que huele alguien que se encuentra soldando una moto. Además, cuenta con algún toque dulzón.
Bajo estas premisas, Pearce elaboró un perfume que comenzó a usarse para hacer más realistas los entrenamientos de futuros astronautas. De este modo, se podría estimular uno más de sus sentidos durante las simulaciones.
De los entrenamientos al mercado
El perfume de la NASA permaneció sujeto únicamente a estos entrenamientos durante años. Sin embargo, la Ley de Libertad de Información (FOIA) les ha obligado a “ceder” la fórmula, que ha llegado a manos del gerente de Eau de Space, Matt Richmond.
De momento, solo se puede adquirir a través de una campaña de Kickstarter, pero con una inversión mínima. Si se donan 15 dólares, se regalará un bote a las escuelas K-12, que apoyan las vocaciones STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) a través de la educación experimental. Para que el mecenas se lleve también su propio envase deberá “rascarse un poco más el bolsillo” y aportar a la causa 29 dólares. Así, recibirá un bote él mismo y, además, se enviará otro a los alumnos de K-12.
Si se alcanza el objetivo mínimo de la compañía, los perfumes comenzarán a enviarse desde finales de año.
El olor metálico de este perfume de la NASA no es el único que se ha descrito en relación al espacio. También sabemos que el polvo lunar huele como a pólvora quemada y que el centro de nuestra galaxia contiene una sustancia implicada en los aromas de las frambuesas y el ron, por lo que no debe oler nada mal. ¿Quién sabe? Quizás si Eau de Space funciona Richmond se atreva en un futuro con nuevas fragancias. Hasta entonces, no será necesario ser astronauta para olfatear los aromas de una caminata espacial.