El ferrocarril es posiblemente el medio de transporte que más ha influido en la historia de Estados Unidos, con permiso del avión o del caballo. Fue gracias al ferrocarril que los estados del Este lograron comunicarse con los territorios del Oeste. Gracias a la red de ferrocarriles estadounidense se tejió una vía de transporte y comunicación de costa a costa. Y entorno a ella, surgieron nuevos pueblos y ciudades que crecerían a medida que el tren expandía su dominio. Estados Unidos sería muy distinto de no haber sido por el tren.

Y aunque en la actualidad el avión y los vehículos personales le han ganado terreno, el ferrocarril sigue siendo un medio de transporte importante, tanto para transportar personas dentro y fuera de las grandes ciudades como para mover mercancías a distintas distancias. Precisamente, el sector privado en Estados Unidos ha ido creando líneas de ferrocarril privadas para usos muy concretos, como transportar materias primas de la mina a la fábrica o de unas instalaciones a otras de una misma compañía.

Precisamente es aquí donde encaja la línea de ferrocarril de la NASA, una pequeña instalación, de tan sólo 38 millas, pero que ha tenido un papel importante en la historia de la agencia aeroespacial estadounidense. Una línea privada, de uso interno, y que funciona desde que se construyera en 1963. La encontrarás en Cabo Cañaveral, en las instalaciones del Centro Espacial Kennedy.

Cabo Cañaveral, Florida

La agencia aeroespacial estadounidense, la NASA, tiene instalaciones repartidas por todo el territorio de Estados Unidos. Los más conocidos, el Centro Espacial Lyndon B. Johnson de Houston, Texas, donde está el centro de control de la NASA. No te sonará su nombre oficial, pero todos hemos oído alguna vez la frase “Houston, tenemos un problema”. La segunda instalación de la NASA más popular es el Centro Espacial John F. Kennedy. Situada en Cabo Cañaveral, Florida, allí se han construido y lanzado cohetes durante años para distintas misiones de la NASA, tripuladas o no tripuladas.

Ferrocarril NASA Locomotora Dos

Precisamente es en las instalaciones del Centro Espacial Kennedy donde encontramos la línea de ferrocarril de la NASA. Se empezó a construir en 1963 tras un acuerdo entre la propia NASA y la compañía de ferrocarril de la Costa Este de Florida, la Florida East Coast Rail. El propósito de esa línea era transportar los cohetes espaciales, antes de ensamblarlos por completo.

Para 1965, la línea de ferrocarril de la NASA ya contaba con 38 millas de vía, unos 61 kilómetros en sistema métrico decimal. Y eso que inicialmente contó con unas 7’5 millas. La línea une la red principal de la Costa Este de Florida con la Estación de las Fuerzas Aéreas de Cabo Cañaveral, y en sus primeros cinco años de vida transportó 30.000 vagones de material. Para hacernos una idea, para transportar solamente el combustible de los cohetes Saturno V eran necesarios 56 vagones de tren.

Mapa Cabo Cañaveral Tren NASA

Por lo demás, la línea de ferrocarril de la NASA se divide en dos ramas. La primera, de nueve millas, finaliza su camino en el edificio de Ensamblaje de Vehículos de la NASA, en la zona industrial del Centro Kennedy. Las segunda rama, también de nueve millas, acaba en el Complejo Titán de las Fuerzas Aéreas. A su vez, cada rama tiene varias salidas a distintas instalaciones. Y para mover las toneladas de material por la línea de la NASA, se emplearon tres locomotoras SW1500, las tres construidas entre 1968 y 1970 y jubiladas entre 2014 y 2015. Previas a ésas, se habían empleado máquinas Alco S2. A su vez, estas locomotoras llevaron 75 vagones construidos entre 1952 y 1982 y que tenían distintas funciones según el tipo de material a transportar.

Los años 80

En el verano de 1983, la NASA adquirió la porción de la línea de ferrocarril propiedad de la compañía de la Costa Este de Florida. Con esto inició una serie de remodelaciones y modernización de la línea para mejorar la seguridad de la instalación.

Es en esta época en que se adquieren las tres locomotoras mencionadas antes. Construidas para la compañía ferroviaria Toledo, Peoria and Western, se pintarán con el esquema de colores de la red de ferrocarril de la NASA: rojo, gris y negro. Y las locotomoras se llamarán uno, dos y tres. Así se simple. Las viejas Alco S2 empleadas hasta entonces se llevarán al Museo del Ferrocarril de la Costa Dorada de Florida, en Miami.

Locomotora 3 Ferrocarril NASA

Entre las rutas que seguían los materiales transportados entre distintas instalaciones de la NASA o de empresas que fabricaban partes de sus cohetes y demás artilugios, destacan el transporte hasta Florida desde la planta Thiokol de Wasatch, Utah. Desde ahí se enviaban los impulsores de cohetes sólidos y se devolvían una vez vacíos de combustible.

El futuro del ferrocarril de la NASA

La propia NASA reconoce que sin el ferrocarril, el transporte de cohetes, combustibles y demás elementos y materiales hubiera sido una labor titánica mucho más compleja. Y lo peor de todo para una agencia pública, hubiera sido más caro. Es decir, que la solución del ferrocarril ha sido desde sus inicios la más eficiente para transportar toneladas de material por partes para luego ensamblarlos en las instalaciones del Centro Kennedy.

La línea de ferrocarril de la NASA ha vivido varias etapas en su historia. En 2011, por ejemplo, cuando se finalizó el programa Shuttle, sus instalaciones corrieron el riesgo de desaparecer o desmantelarse. Sin embargo, los proyectos privados permitieron su viabilidad económica, como por el ejemplo el popular SpaceX de Elon Musk. Parte de los tanques y vagones especiales del ferrocarril de la NASA fueron enviados a las instalaciones de SpaceX en Texas. Además, SpaceX también utiliza las instalaciones de la Fuerzas Aéreas en Cabo Cañaveral.

Y este 2020, el proyecto Space Launch System ha obligado a reabrir la línea de ferrocarril de la NASA. A principios de junio, por ejemplo, se realizó un viaje de diez días que partió de las instalaciones de Northrop Grumman en Promontory, Utah. En ese viaje se transportaron las diez partes del cohete de refuerzo y de la nave espacial que lo acompaña. El objetivo es que, una vez montado, sirva para viajar a la luna en 2024.