Europa se enfrenta a la batalla de poner coto a las empresas tecnológicas, principalmente estadounidenses y chinas. Desde el año 2000, la misma ley ha controlado la actividad de este colectivo en el conjunto de los países miembro. Ahora, se enfrentan a la renovación de la Ley de Servicios digitales que quiere poner al día la protección del sector en la comunidad y de paso controlar a los gigantes tecnológicos.

"La ley del año 2000 está totalmente desactaulizada", explican fuentes comunitarias a Hipertextual. Desde entonces han cambiado las plataformas, los roles y los propios usuarios. Esto, apuntan, ha traído cosas buenas –principalmente con la llegada del coronavirus que ha permitido mantener segmentos de la economía por la vía digital–, pero "también se han dado abusos".

Aún en consulta pública, la nueva Ley de Servicios Digitales sería un cambio de estrategia respecto al posicionamiento que Europa había mantenido hasta la fecha.

Pese a la presencia de miles de plataformas digitales dentro del mercado único, reconocen un hecho innegable: son las de origen chino o estadounidense las que controlan las verticales. Amazon, Facebook, Uber, Aliexpress y por supuesto Google serían las llamadas al orden con la nuevos objetivos de la Ley al entender que "su externalidad puede jugar a su favor a la hora de la gestión y el control de los datos, así como su uso para aumentar su negocio".

Todo a cambio de los datos

Desde la Comisión insisten en que esta nueva ley, aún sin fecha establecida pero que termina su consulta pública en septiembre y tendrá sus primeros borradores en 2021, "no supone un coto a la actividad de las compañías", pero sí un quid pro quo de nuevo cuño. Tampoco busca trocear empresas –como el abordaje al sector audiovisual de Amazon– ni parar su innovación.

Europa sabe que depende de las compañías tecnológicas extranjeras y frenarlas ha sido su misión. Su estrategia actual se basa en la cesión de información, punto fuerte del negocio de estas compañías. Estudian, de esta manera, "la forma de que las compañías compartan información del mercado con la competencia" para asegurar la igualdad de condiciones.

Se mantiene la idea, por tanto, de que las compañías extranjeras tengan libertad para elegir sede en el conjunto de los países miembro, principalmente Irlanda por su baja imposición al sector, siendo el país de receptor el encargado de que se cumpla su normativa en la Unión Europea "con una mayor coordinación entre países". Un sistema del que, apuntan no solo se beneficiarían las grandes empresas, sino el total de ellas.

Desde la Comisión para la nueva Ley se desmarcan de las regulaciones propias de cada estado –conocida como la Tasa Google– para proteger sus intereses económicos. "No entra dentro de su propuesta", responden ante una pregunta de Hipertextual, "aunque se mantiene en conversaciones en la OCDE".

Sin saber aún la forma de actuar, la nueva Ley de Servicios Digitales quiere ir directamente a por las llamadas empresas estructurales –las que controlan segmentos de mercado– y "asegurar que su actividad sea justa con la competencia sin alterar su actividad y el mercado".

Para ello tendrán que definir los criterios y parámetros, "estables y claros en el tiempo", que determinen esas empresas. No quieren dar nombres, pero ya hay algunos en un saco liderado por Facebook y Amazon. Se valora, además, la creación de una black list de prácticas desleales y correspondientes sanciones.

¿Reacción de las plataformas? Es de esperar que haya una respuesta por su parte, tanto de las compañías, como del propio Trump dependiendo de su revalida su presidencia en 2021. "Somos conscientes de que esto generará debate, pero queremos hacerlo de forma proporcional", asumen.

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