EE.UU. sigue inmerso en su especial guerra fría comercial con China a través de las disputas con Huawei y otras tecnológicas chinas, que tras el anuncio británico de prohibir el uso de tecnología 5G del fabricante chino -por supuestas presiones de EE.UU.-, ahora es el gobierno norteamericano el que da un pasó más en esta contienda.

En este sentido, Estados Unidos ha limitado los visados de los empleados de Huawei en el país. La decisión viene motivado porque según el ejecutivo, las plantillas de la empresa china estarían dando "apoyo material" a un Gobierno que ataca los derechos humanos.

Huawei y otras tecnologías chinas en el punto de mira

Ha sido Mike Pompeo, el secretario de estado de Estados Unidos el que ha anuncio las restricciones, no solo a Huawei, también a otros empleados de compañía chinas, de cara a obtener visados para entrar o permanecer en el país norteamericano: El Departamento de Estado impondrá restricciones de visados a algunos empleados de compañías tecnológicas chinas, como Huawei, por dar apoyo material a regímenes que cometen violaciones de derechos humanos en todo el mundo".

Se desconoce, por tanto el alcance el alcance de la decisión en tanto no se sabe a qué compañías chinas y a qué número de empleados se les aplicarán las restricciones, y aunque el anuncio del secretario de estado menciona en especial a Huawei, también ha confirmado que es extensible a otras compañías chinas del ámbito tecnológico que operan con plantilla propia en Estados Unidos.

Tampoco se ha especificado que clase de apoyo o qué derechos humanos estarían violentando estas compañías en conjunción con el Partido Comunista Chino, aunque si se ha mencionado de pasada la cuestión musulmana en la región de Xinjiang, zona en la que según el ejecutivo norteamericano se están cometiendo ciertas violaciones derechos humanos.

Esto abre la puerta a China responda con la misma moneda: muchas de la grandes tecnológicas norteamericanas tienen sus plantas de fabricación en el país asiático, y mucho de sus empleados tienen que viajar constantemente a china para cuestiones operativas, por lo que el ejecutivo chino puede responder restringiendo también esas entradas al país, lo que puede suponer un gran problema para compañías punteras norteamericanas con grandes intereses comerciales en China.